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¡Su Gracia y Su Amor!

ES… “El Poder que habita en mí”




Santos y eternos en Dios.

Tengamos presente SIEMPRE que hay algo en el Señor que fue establecido por Él desde antes de los tiempos de los siglos, y según Su plan perfecto, para que fuera una realidad en Su tiempo y se hiciera palpable en nuestra vida hoy, por el conocimiento de Su palabra. Y para que habiendo despertado a esta luz, nos mantengamos con firmeza en ella, cimentados en esa verdad que FUE ESTABLECIDA por el Espíritu, y que en Dios es INAMOVIBLE.

Somos Su esencia, Su plenitud y Su misma vida en este mundo, y lo mejor, en plena acción… así fue escrito: “Como Él ES, así somos nosotros”… Espíritu y no carne. Pnéuma y no Soma. Eternos y no temporales. Santos y perfectos, sin mancha y sin arruga, y sin ninguna cosa semejante. (1Jn: 4: 17b).

Así nos sea difícil de creer, de aceptar, y aún de vivir esta palabra que hoy estamos compartiendo por culpa de esa forma de pensar programada en nuestra mente por ese sistema religioso tradicional,  aprendida desde nuestra niñez; y porque no decirlo también desde el vientre de nuestra madre. Esta verdad es clara en nuestro Espíritu, y debe ser clara en nuestra forma de vivir, porque (Nosotros no somos los que vivimos en este mundo, sino que el que vive es Él...). Esta debe ser nuestra confesión en todo momento, pero por el CREER la palabra; no por solo información religiosa. ¡Fue Su plan desde la eternidad para nuestra bendición!

Bendición:

Desde mucho tiempo atrás hemos venido escuchando que bendición viene de bendecir. Y que bendecir es “Decir bien”, y que decir bien es igual a MANTENER SIEMPRE NUESTRA BUENA CONFESIÓN. Pero esto solo se logra poner por obra en el preciso momento en que somos ejercitados, y por el conocimiento. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2Tim: 1:7).

Para entender mejor esto, veamos un ejemplo en la vida de David cuando solo era un pastor de ovejas y fue ejercitado en esta verdad… pues David mantuvo su buena confesión frente al gigante Goliath, así:

“Cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

Entonces dijo David al filisteo:

Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. El Señor te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que el Señor no salva con espada y con lanza; porque del Señor es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.” (1Sam: 17:42-47).

“Compartir esta palabra a las personas que poseen un diseño de vida único y eterno, es la mejor asignación de vida, y la satisfacción de encontrarte contigo mismo… pero en tu prójimo”… (Edison Tello).

“El Poder que habita en mí” es el Espíritu de Dios el cual ES hoy, a través nuestro.

Respecto de esta verdad del poder que habita en mí; el cual ES (Dios – Espíritu) en este tiempo, y a través nuestro; si quiero recordarles la aclaración que hicimos al respecto en un tema anterior... pues HOY el Espíritu del Señor, No está CON nosotros, ni está EN nosotros, sino que estas fueron palabras dichas por Jesús a sus discípulos y que tuvieron cumplimiento en su tiempo, tal y como fueron dichas, así: 

“El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora CON vosotros, y estará EN vosotros. ¡Ya es historia! (Juan: 14:17).

Hoy entendemos por ese poder que ES en nosotros, que estamos siendo despertados de toda esa ignorancia, a Su verdad (Juan: 8: 32); esa verdad que hoy nos hace libres de toda religiosidad y enseñanza natural del sistema, por haber sido alumbrados en ese (Poder - Espíritu – Dios), el cual sigue obrando a través nuestro. ¡Dios ES en nosotros! (1Cor: 15: 28).

El alguna ocasión el apóstol Pablo se lo dijo en su tiempo a los corintios, diciendo: “Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que SEPAMOS lo que Dios nos ha concedido (1Cor: 2:12). Y les dijo también lo siguiente: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él…”

Lo que obviamente para este tiempo, esta palabra de que “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él…” es imposible aplicarla a nosotros; pues estamos en pleno siglo XXI, y entendemos por el Espíritu, que Dios ES quien vive. Es Su espíritu el que se manifiesta en, y a través nuestro. Es Él, el todo y en todos obrando como UNO solo sin distingos de clases, ni de credos, ni de cultura, ni color, etc. ¡SIN ACEPCIÓN DE PERSONAS! (Gál: 3: 28) (Col: 3: 11).

Muchos todavía hoy respecto del poder que nos habita. Del Espíritu que ES a través nuestro y del Amor – Dios que SOMOS, están viendo como los corintios de ese tiempo, por espejo, oscuramente… pero en Su tiempo, conforme a Su perfecta voluntad, y por ese mismo poder del Espíritu, se verán cara a cara… no en parte; sino que juntamente nos gozaremos con ellos, conociéndonos como fuimos conocidos; en nuestra verdadera identidad, esencia y plenitud. ¡Espíritu! (1Cor: 13:12). 

DESPIERTATE TU QUE DUERMES, y entiende que HOY a nosotros se nos concede ser alumbrados en esta tremenda gloria, de conocernos como fuimos conocidos; pues HOY Dios ES en todos y en cada uno de nosotros. Para que lo entendamos mejor podemos decir que “El poder que nos habita”, no es nada más, ni nada menos, que Su misma vida y plenitud, y esta, es la que se está manifestando en cada uno de nosotros en particular.

El mismo que el apóstol Pablo dio a conocer a los atenienses en el areópago donde ellos adoraban a sus dioses, y donde también tenían un lugar especialmente apartado para el DIOS NO CONOCIDO. Ese Dios al que ellos adoraban sin conocerle. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay. El Señor del cielo y de la tierra, el que no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; el que da a todos, vida y aliento y todas las cosas. (Hech: 17:23-25).

Ese es el (Poder – Espíritu – Dios) que habita y ES, en cada uno de nosotros. El que vive… y al que debemos ver en todas las personas en particular. Eso sí, cuando lo hacemos con los del Espíritu, para darle el valor del (Yo Soy = Eterno) a cada uno. Porque cuando nos valoramos por lo natural, por el cuerpo, siempre nos veremos y veremos a nuestro hermano en lo débil, en lo temporal y en lo limitado. Desconociendo que nuestro cuerpo en verdad solo existe a este mundo, HASTA que se cumpla lo que le fue declarado por Dios mismo cuando dijo: “Del polvo fuiste tomado, y al polvo debes volver”; porque el Espíritu es eterno. Lo que muere es el cuerpo, el vaso de barro o velo con el que se viste el Espíritu durante un tiempo para poder manifestarse en esta tierra, y después ser de nuevo sembrado en ella.

Esta verdad también fue aclarada por el apóstol a sus discípulos diciendo:

“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere (Muerte), tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos (Espíritu). Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (2Cor: 5:1-8). 


Ahora, entendiendo todo esto acerca del (Poder – Espíritu) que nos habita hoy, el cual era la esperanza de vida que tenían ellos en su tiempo… “Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús Es hoy en nosotros, y es el que se manifiesta a través nuestro… HOY vivificará – revitalizará – fortalecerá – Despertará el entendimiento y Animará también nuestros cuerpos mortales por su Espíritu…” Tal y como fue dicho en (Rom: 8: 9-11).

¿Qué es vivificar?

Vivificar viene del griego Zoopoieo - Dzo-op-oy-eh-o que quiere decir: Revitalizar (literalmente o figurativamente). Quiere decir: hacer vivo, dar vida, acelerar. Y en español quiere decir: Dar vitalidad o fuerza a una persona que estaba débil o a una cosa que había perdido la energía.

Esta verdad nos ayudará a gozarnos de una manera muy especial por el conocimiento mientras estemos en este cuerpo natural, y nos llevará a disfrutar al máximo con todos y cada uno de nuestros hermanos en Dios, de lo que YA fue establecido por Él mismo para nuestra bendición. Lo que quiere decir, “Reinar en vida.”

¿Qué verdad?

Que El Espíritu - Dios – El Yo Soy – El Ser - El que todo lo llena en todo es el que vive… y es “El Poder que hoy nos habita.” El mismo que hizo TODO lo que el hombre antes de la cruz no pudo hacer. Pues ninguno de ellos en su tiempo pudo cumplir las obras que la ley les demandaba. Y de igual manera, todo lo que para nosotros en este tiempo sería imposible alcanzar humanamente. Por eso nos fue imputada Su perfección, santidad, justicia, sabiduría, etc. para que nos podamos gozar en este cuerpo natural, conociéndonos como fuimos conocidos, en Espíritu.

Así para muchos todavía hoy en día les sea imposible CREER en ese (Poder – Espíritu) que nos lleva a ser alumbrados y entender que ya no hay necesidad de obrar de cual o tal manera para agradar a Dios, por una LEY DE AMOR, que no es más, que la esencia de Dios mismo implantada en el hombre. La ley del Espíritu de vida, la cual se manifiesta, y vive a través nuestro… ¡El Amor!

Dicho de otra manera… es Él mismo, por Su Gracia y Su Amor manifestándose a través de cada uno de nosotros, permitiéndonos tener en este vaso de barro, vehículo, cuerpo o velo, todas las experiencias de vida con las que hoy estamos siendo ejercitados… pues todas ellas nos ayudan a bien (Rom: 8: 28).

¿Qué quiere decir manifestación?

 Manifestación:

1)  Esta palabra viene del griego - Ἐπιφάνεια – Epifanía - Ep-si-an-i-ah. Y quiere decir, (específicamente) el advenimiento de Cristo (pasado o futuro): - aparición, brillo.
2)  Y según la real lengua española, manifestación quiere decir: Acción de manifestar o manifestarse. Ej: "una manifestación artística; la manifestación de duelo por la muerte de una persona."

El apóstol Pablo acerca de esta verdad de la manifestación, de ¡Su Gracia y Su Amor! que está en ti, en mí, y en todos los seres humanos en este mundo, escribió diciendo lo que el Señor en alguna ocasión le dijo en un momento de angustia para él, y después de haber tenido un tiempo especial con Dios, y de haberle dicho por tres veces seguidas que quitara ese adversario, ese mal u opositor que había sido puesto delante de él, de su cuerpo físico; y esto, después de haber reconocido delante de Dios que si él, en algo tenía que gloriarse, nada tenía que ver con su hombre exterior lleno de conocimiento, lleno de logos, sino, en el nuevo hombre, el que fue despertado por Dios mismo a un conocimiento superior.

Conocimiento este, que de alguna manera ya estaba influyendo en él para gloriarse naturalmente, por lo que le fue dado ese aguijón, al que Pablo le llamó “mensajero de satanás”, y por tal motivo, tuviera que reconocer antes que nada, que Dios por el poder que hoy nos habita, tenía todo bajo control, aún esa situación por la que estaba pasando, porque en Él había, hay y habrá ese poder especial el cual solo los entendidos, entenderán… El poder del Espíritu… ¡Su Gracia y Su Amor! Le dijo así: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.

A lo que el apóstol respondió, diciendo: Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2Cor: 12:10),

Así como en el tiempo del profeta, a unos se les permitió ver lo que nunca nos fue contado, y entender lo que jamás habíamos oído (Isa: 52:15). Pues esta verdad solo la podrían entender todos aquellos a quienes Dios mismo en su perfecta voluntad, ya tenía establecido que entendieran. Igual sucede hoy en día. “A los que nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán. (Rom: 15:21), pues todo está bajo Su control, poder y señorío.

Miremos el significado de estas 4 preguntas:
¿Qué es poder? ¿Qué es habitar? ¿Qué es gracia? ¿Qué es amor?

1.- ¿Que es poder?

Poder, puede referirse a múltiples conceptos dependiendo del campo o área de conocimiento… puede ser, “Fuerza, persuasión, autoridad, influencia, carisma, pericia, conocimiento, dinero, etc.”

2.- ¿Que es habitar?

Es vivir u ocupar habitualmente en una zona o lugar determinados… ejemplo: el Espíritu de verdad el cual mora, o habita EN cada uno de nosotros en particular” (Juan: 14:17), lo que nos indica que, es ¡Dios mismo el que vive a través nuestro, y no nosotros!

3.- ¿Que es gracia?

Esta palabra tiene varios significados, así:

a) Es un favor o don gratuito concedido por Dios. Según la enseñanza de muchos creyentes dicen que es un “don inmerecido...”, lo que a MI PARECER, no puede ser cierto, pues en el tiempo en el que fue manifestada Su gracia como favor, lo fue, para los llamados hijos de Dios, ovejas, trigo o vasos de misericordia. ¡Y un hijo SE MERECE TODO!
b) El apóstol Pablo la describe como el conocimiento de los misterios escondidos de Dios, la revelación dada a él en el tercer cielo; o como el evangelio o buena nueva para los gentiles de su tiempo. Lo que se conoce como la “segunda gracia.” (2Cor: 1:15).
c) Pero hay una Gracia superior que está por encima de todo conocimiento, ley, pacto o misterio escondido… es (La Gracia Dios – Esencia - Plenitud y Vida). Esa de la cual tomamos todos, en la cual vivimos, nos movemos y somos… la que el apóstol Juan dijo: “Y Gracia sobre gracia” (Juan: 1:16).

4.- ¿Que es amor?

Es precisamente lo que desconocemos, o conocemos en parte; y de igual forma, en parte profetizamos o podemos hablar; mas cuando venga lo perfecto, (La luz del conocimiento), entonces lo que es en parte se acabará, y podremos gozarnos en conocer en verdad su significado, para podernos manifestar como lo que somos en Dios, el amor… Su amor manifestado. (1Cor: 13:9-10).

El amor dicen muchos, que es un sentimiento de afecto universal que se tiene hacia una persona, animal o cosa. Amor también hace referencia a un sentimiento de atracción emocional y sexual que se tiene hacia una persona con la que se desea tener una convivencia bajo el mismo techo o relación.  Así mismo, amor es el esmero y agrado con el que se realiza una cosa, como por ejemplo: “Yo organizo tu fiesta con mucho amor.”

No obstante, el término amor puede tener varios significados depende de cómo sea empleado. La palabra amor es empleada como adjetivo cuando se indica que una persona es encantadora, agradable o simpática; o puede ser también una expresión de cariño.

Pero si leemos bíblicamente lo que escribió el apóstol pablo al respecto, dice así: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” (1Cor: 13: 4-8ª).

Con este significado acerca del amor, ya nos podemos dar cuenta quien es el único que pudo, puede y podrá manifestar en este mundo un amor tan grande. ¡Dios! … El apóstol Juan describe a (Dios - El amor) como sustantivo, diciendo: que el amor es Dios, o que Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. (1Jn 4:16b).

Ahora, teniendo como base todo este conocimiento del poder que se manifiesta y tiene el control de todo en este mundo, preguntémonos: ¿Quién fue entonces el que levantó a Jesús de entre los muertos? Fue ¡El Amor - Espíritu! … Dios mismo fue aquel que levantó de los muertos ese cuerpo llamado Jesús con el que cumplió Su propósito en este mundo (Rom: 8:11). De la misma manera como le fue dicho a Lázaro… “Levántate, toma tu lecho, y anda.” Y el que estaba muerto volvió a la vida (Juan 5:8).

El poder Espíritu que habita en cada uno de nosotros, de la misma manera como le fue dicho al apóstol Pablo… ¡Se manifestara cuando se presente la debilidad! Y esto sucederá así, porque humanamente vamos en el “camino” de la perfección del conocimiento o entendimiento. Por tal motivo, renovemonos en el espíritu de nuestra mente (Efe 4:23-24) y vivamos la esencia y plenitud que SOMOS, pues en Él fuimos creados Según Dios, en Justicia y Santidad de la Verdad (Gal: 2: 20).

En este caminar de vida en Dios, siempre llegaremos al punto en el que las palabras no siempre tendrán que ver solo con información, sino que a menudo buscaran llevarnos a un Nivel de Consciencia y de vida tal, que cuando leamos algo, seamos confrontados con el poder que nos habita, y la verdad que ES en nosotros; y hagamos en este cuerpo natural lo que recibimos espiritualmente hacer, y no terminemos obrando solo humanamente. "No letra" sino "Espíritu y Vida”... Su poder obrando a través nuestro y no nosotros… ¡Esta es la locura de la predicación!

Es estar en una posición o estado de Consciencia en Dios, que pase lo que pase, pasemos por encima del tiempo y la razón, para caminar, no en la revelación de Dios sino en el “Poder del Espíritu – Vida <<<<” que nos fue dado entender, cuando fuimos alumbrados por Su Espíritu; y nos gocemos en vivir lo que a nosotros nos fue concedido (1Cor: 2:12).

Es el Señor mismo, Su poder y sabiduría quien nos llevara a disfrutar de esta experiencia de vivir Su verdad, haciéndose una realidad en todos y cada uno de nosotros, cuando seamos ejercitados.

Tenemos Su poder, Su Amor y Su dominio propio.

Todo esto nos fue dado o nos fue imputado, para que cuando seamos ejercitados en nuestra vida,  cualquiera sea la circunstancia, Él sea quien se manifieste, y nosotros en este cuerpo natural nos podamos gozar de verlo a Él como vive Su vida a través nuestro.

Claro está que estas experiencias son totalmente personales, así muchos no lo vean de esta manera. Las experiencias son nuestras... Nada más; por tal motivo, unos le darán el valor conforme a ellos, pero nadie las podrá valorar como nosotros. Muchos querrán opinar, cuestionar o aconsejar respecto de nuestra experiencia de vida; pero solo cuando se entienda que es de cada uno en particular este vivir, podremos descansar en Su poder y voluntad ya establecidos.

Por lo que el apóstol Pablo escribió así: “Pues aunque andamos en la carne, NO militamos según la carne. Esto quiere decir que… aunque nos movemos en un cuerpo natural, NO somos el cuerpo. “No somos lo que vemos de nosotros. Ni lo que pensamos, sentimos o hagamos.” Somos lo que Dios conforme a Su perfecta voluntad estableció desde antes de los tiempos. Espíritu – Poder – Sabiduría – Bendición – Imagen – Plenitud – Esencia y Vida suya en este mundo. ¡Pues como Él es, así somos nosotros! (1Jn: 4: 17b). NO veamos lo que se ve, sino, lo que no se ve… (2Cor: 4: 18). Veamos lo eterno… ¡El Yo Soy – El Espíritu!

De ahí que “Las armas” que tenemos para esta nuestra milicia en este mundo, nos son más que Su palabra, Su poder, Su domino propio, Su voluntad perfecta, las cuales SON poderosas en Dios para destruir toda fortaleza mental, para derribar todo argumento y toda altivez que se quiera levantar contra el conocimiento de Dios y de Su palabra; palabra, que Él mismo ha despertado y sigue despertando en cada uno de nosotros.

Es Su poder Espíritu el que actúa en nosotros… el que fue capaz de levantar el cuerpo preparado en ese tiempo por Él mismo para cumplir Su propósito antes de la cruz para bendición de toda la humanidad, que podemos llevar cautivo todo pensamiento a Su obediencia. Y de la misma forma, estar prontos para castigar toda desobediencia que veamos en el hermano, SOLO cuando nuestra obediencia sea perfecta.

Pues como lo fue en el tiempo del apóstol Pablo, lo es hoy en día… Todavía MIRAMOS LAS COSAS SEGÚN LA APARIENCIA... por eso, NO JUZGUEMOS… “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo” (Rom: 2: 1). Por eso fue que Pablo les dijo que: “Si alguno estaba persuadido en sí mismo que era de Cristo, esto debía pensar de los hermanos, que como él era de Cristo, así también TODOS sus hermanos eran de Cristo” (2Cor: 10: 3-7).

No estamos en el mundo para juzgar a nadie, porque mientras existamos en este mundo, siempre se manifestarán en nosotros debilidades, flaquezas, errores, faltas, resbalones y caídas… Y todos seremos confrontados con la verdad que está en nosotros, así: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.” (Rom 2:1).

El, es el que conoce todas las cosas.

Pablo les dijo a sus discípulos en ese tiempo… ¡Nosotros tenemos Su mente!
Lo que indicaba que ellos igualmente, tenían Sus pensamientos.

Hoy es Él, el Espíritu el que vive a través nuestro, el poder que habita en cada uno de nosotros conforme a lo ya establecido el que se manifiesta; por ende, estas palabras nos deben cimentar más en seguridad, en paz, en gozo, en poder, en sabiduría, etc. pues están dirigidas NO al conocedor que habita en nosotros, sino al pensador que mostramos, porque en muchas ocasiones, con todo y el conocimiento que tenemos, no vivimos esa gloria de vida y libertad que Él nos imputó.

Es por esto que cuando oímos Su palabra por el Espíritu, y nos identificaremos con todas y cada una de ellas; la expresión que usamos en el mismo momento en el que estamos siendo alumbrados en Su verdad, decimos... "Sabía que había algo más" "Esta es la verdad que estaba esperando oír" "Es lo más cierto que he podido escuchar."

En Su tiempo el profeta Isaías dijo al pueblo de Israel, así: ¿Quién hay entre vosotros que teme al Señor y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre del Señor, y apóyese en su Dios. (Isa: 50:10-11). Hoy es Dios en mí, en ti y en todos. Solo vive.

En conclusión:

Tenemos su (Poder - Espíritu) en nosotros. ¡Su Gracia y Su Amor! Es “El Poder que habita en mí y en todos”… ¡El Espíritu - Dios – El Yo Soy – El Ser – El que todo lo llena en todo es el que se manifiesta! El mismo que llenó a los apóstoles en el día de pentecostés (Luc: 1:35). El que Pablo dijo a los Corintios que supieran lo que Dios les había concedido (1Cor: 2:12) y el que hoy ES en todos y cada uno de nosotros en particular… UNO SOLO (Gál: 3: 28) (Col: 3: 11).

Esta es esa verdad eterna implantada en nuestro Espíritu para que la disfrutemos, porque nuestro CREER no debe estar fundado en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1Cor: 2:5).

Ahora nos impregna LA VIDA – EL ESPÍRITU – DIOS donde no podemos ser ya, tan solo espectadores de una realidad, sino creadores de ella… “Como conviene” (1Cor: 10:23). Ahora sí con esta verdad puesta delante de nuestros ojos (espirituales y terrenales), conozcámonos como fuimos conocidos… ¡En nuestra esencia Dios!
TODO está puesto a nuestros pies… para eso estamos aquí, para identificarnos con lo que somos, no para acomodarnos a una realidad generada fuera. ¡DIOS – ESPÍRITU es el poder que habita en mí! Por eso… ¡TOMA TU LUGAR EN EL CICLO DE LA VIDA!

Somos la bendición de Dios Ya manifestada, Su gloria, Su Imagen, Su plenitud, Su esencia, y  Su misma vida, por ¡Su Gracia y Su Amor!

Nota:

Puedes depositar tu ofrenda en cualquiera de las oficinas de Western Unión a nivel nacional, a nombre de William Daniel Muñoz Molano, con CC # 16680415, en Cualquier corresponsal bancario al número de celular 3157786249 por NEKI o haciendo transferencia directamente desde cualquier cuenta bancaria.

El apóstol Pablo escribió en (2Cor: 9:1-15) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba”; pues conozco vuestra buena voluntad y generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:

1) El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

2) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

3) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.

¡Gracias a Dios por su don inefable!