Manifestando el Bien de Dios


El Bien de Dios es el Amor, es Su soberanía, es Su justicia, es Su voluntad perfecta, es Su propósito cumplido, es Su sabiduría, es Su Vida misma hecha presente… ¡Eres tú y soy Yo! … Pues él es, el todo y es, en todos. Sin distingos de religiones, ni de credos, ni de dinero, ni de conocimientos, ni de razas, etc. (Col: 3:11) (Gál: 3:28).


¿Qué es una manifestación?
Según la enciclopedia libre de Wikipedia… 
Una manifestación o marcha es la exhibición pública de la opinión de un grupo activista... mediante una congregación en las calles, a menudo en un lugar o una fecha simbólicos y asociados con esa opinión.
El propósito de una manifestación es mostrar que una parte significativa de la población está a favor o en contra de una determinada política, persona, ley, etcétera.
El éxito de una manifestación suele ser considerado mayor cuanta más gente participa.
Comunicación o exteriorización de una opinión, un estado de ánimo o un sentimiento:

Nosotros somos Su manifestación, somos Su Bien o más bien, Él se está manifestando, se está mostrando activamente a través nuestro, está comunicando o alumbrando Su sabiduría, Su ánimo, Sus sentimientos y Su misma vida a través nuestro.
¿Cómo se podemos medir la manifestación de ese Bien, o Cómo se mide la Vida?
El apóstol Santiago escribió: "El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad..." Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. (Stgo: 1:18-25).

Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. (Gál: 5:14-15).
El maduro en el conocimiento de Dios y Su palabra NO NECESITA de capítulos y versículos de ningún libro llamado “sagrado”, pero los uso porque hay muchos que sí…
El bien de Dios o la Vida... No se mide según la persona con quién sales, ni por el número de personas con quienes has salido, o si son importantes, o de alta cuna.
No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide por la belleza o fealdad de tu cuerpo, ni por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta. La vida, simplemente es OTRA COSA…, algo que tiene otro valor.

La vida se mide según a quién y cómo amas, y según a quién y cómo dañas. Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros. Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas. Se mide por el sabor de boca que dejas a los demás con tu presencia y con tus comentarios…
Se trata de lo que se dice y lo que se hace; y de lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.
Ejemplo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? Mat 25:38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. (Mat: 25: 37-40).
Se trata de los juicios que formulas y a quién o contra quién los formulas. (Rom: 2:1) (Gál: 5:15). Se trata de a quién no le haces caso o a quién ignoras intencionalmente. O.B.D.C (Luc: 22:42). Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza. El deseo de la carne es contra el Espíritu (Gál: 5:17). 
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de tí, de cómo cultivas y riegas ese amor, de cómo consideras a los demás y de cómo perdonas… Pero en lo general, se trata de si usas la vida para alimentar el corazón de otros. Manifestemos el fruto del Espíritu que es, en nosotros... (Gál: 5:22-23).

Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida y cómo se mide. La vida será contigo tan justa como lo eres con los demás (Gal: 6: 7).
La vida habla de ti, por aquellos amigos que fielmente supiste conservar. Por la lealtad que muestras, aun que ellos no estén presentes. La vida se mide por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias. Aquellos que cuando no estás… ¡lloran tu ausencia! 
Por lo tanto, ahora ya lo sabes la vida se mide con la vida que das a los que te rodean y la calidad de la misma. Olvídate de temas superficiales. Vive pues para los demás, no para ti y la VIDA te dará lo necesario para tu felicidad.

Somos Su bendición, Su gloria, Su imagen, Su reflejo, Su olor fragante, Su plenitud, Su esencia y Su misma vida en este mundo… ¡Como Él es, así somos nosotros! (1Juan: 4: 17b).


Mi herman@ la vida, eres tú mismo… ¡Él, es la vida que se está manifestando a través tuyo! Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, (1Cor: 2:12). ¡El que vive es Cristo y no nosotros!
Solo quiero que seas feliz en VIDA, hoy y siempre… pues solo reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Rom: 5:17b).