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El Bien de Dios

Va más allá…
  (Filemón: 1:1-7) 

Empecemos primero que todo reflexionando en lo siguiente, guiados por nuestro Señor Jesucristo… Está escrito,  “Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. 

Nuestro creer, no debe ser solo palabras sino de acción, manifestando la vida  de Cristo que esta en nosotros. Cuando participamos de poner por obra el conocimiento que tenemos de Dios... Debe ser eficaz en todo lo que hagamos.


Meditemos…

Cuenta la historia de un niño que por circunstancias de la vida, estaba pasando por muchas necesidades; entre ellas, el hambre… Fue en su necesidad hasta una plaza de mercado donde se encontraba un hombre vendiendo  uvas.

Se paró delante de él, y observo las uvas por largo rato; por lo que el vendedor lo llamo y le dijo que tomara de ellas y que comiera, sin necesidad de pagar; pero el niño no respondió. Así lo hizo durante varios minutos. Entonces el vendedor tomo con sus manos un buen montón de uvas, las depositó en una bolsa y se las entregó al niño, el cual se fue.

Después de esto se le acerco otro hombre que venía observando la escena y le pregunto al niño… ¿Porque no tomaste de las uvas cuando el vendedor te las estaba ofreciendo? Y el niño le respondió… ¡Porque el señor tenía las manos más grandes!

¡Santos!… El Señor tiene las manos mas grandes y manifestara a nuestro favor todo su bien, para suplir todo lo que necesitamos conforme a Su voluntad (Fil:  4: 19).

Como bien sabemos, vivimos en un mundo lleno de vicisitudes, de circunstancias adversas y de dificultades, donde todos los días estamos siendo ejercitados y debemos actuar conforme a la sabiduría que tenemos de Dios.

Estas fueron las palabras que Pablo dijo a su discípulo Filemón para que entendiera que nadie en este mundo está exento de ellas; ni Pablo, ni Onésimo, y menos el, que sería puesto en ejercicio para que su creer o fe,  fuera activada y pudiera participar de todo el bien que había sido puesto en él, por Jesucristo.

El, es quien vive; y se está manifestando en todo; y en todos en este tiempo (Col: 3: 11b).

El Apóstol Pedro escribió “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1Ped: 5:8-10).

A lo que se refería Pedro, no es otra cosa más que al levantarse de la carne; o mal que está en nosotros, llevando al hombre  a experimentar lo que no quiere y que se activa a través de los pensamientos que llegan a la mente…  Pero para que el bien de Dios se manifieste en lo que vivimos, debemos ser ejercitados y actuar en sabiduría (1Cor: 10: 4).

El Apóstol Pablo escribió así, “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne (2Cor: 10: 3-6). Tenemos de Dios unas armas a nuestro favor que son poderosas en él, para la destrucción de fortalezas,  para derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra su conocimiento, y para llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo; y estas son… (Su espíritu, Su mente y Su palabra).

“Cuando pensamos en el bien de Dios para nuestra vida, siempre esperamos que esté de acuerdo con nuestro parecer; y es ahí donde perdemos de vista que el Señor es Soberano, y que todo lo que él ha hecho es “Perfecto” y fue creado para que cumpliera en nosotros un propósito desde antes establecidos, aun aquellas cosas que nos causan dolor (Rom: 8: 28-29).

Ej. La partida o “Muerte” de nuestros padres, familiares, amigos, etc. Y olvidamos que desde antes fue escrito, que “Dios tiene los mejores pensamientos acerca de nosotros”, y todo lo que nos sucede en esta vida, “Nos ayuda para bien” (Jer: 29: 11).

A) El bien de Dios siempre,
  
Va más allá…
¡De lo que creemos y entendemos!

Recordemos entonces las palabras del Señor Jesus respecto a esta verdad que en ejercicio, no es fácil de llevar; pero que nos llevará a disfrutar ese bien de Dios que tanto necesitamos que se manifieste en nuestra vida.

Dijo el Señor… Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vé con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. 

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos (Mat: 5:38-45).

En Dios estamos capacitados para ir mas allá de lo ordinario, somos en Dios “Extraordinarios” pero nos hemos limitado en nuestra manera de pensar (Rom: 12: 2) y en nuestro corazón (2Cor: 6:12b).

El sabio Salomón escribió… “Mejor es el día de la muerte que el día del nacimiento (Ecle: 7:1b)” esta es una verdad que desde tiempos antiguos los mismos indígenas practicaban y cuando alguien de la tribu moría, en vez de llanto, se hacía fiesta; en vez de tristeza había alegría, pero ahora en estos tiempos cuando se está experimentando una circunstancia igual, duele mucho; pero que cuando se es asimilada en espíritu, produce paz; esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Fil: 4:7).

Entendamos por el Espíritu de Dios, para que disfrutemos de ese bien con el cual llegamos al mundo; al Señor nada se le ha salido de las manos, todo está bajo su control y señorío; el, está por encima de todo y nada lo toma nunca por sorpresa... Todo se encuentra al estrado de sus pies.

Él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. Ej. (Efe: 3:20). Después de su resurrección, estas palabras se afirman aún más, y como siempre para nuestra bendicion; así nos cueste creerlo y entenderlo…

1.- El Profeta escribió… ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!  ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! (Isa: 5:20-23).

Esto se escribió para nuestro crecimiento y formación en Cristo; para que tomemos consciencia, y para que vivamos conforme a ese conocimiento… “No nos engañemos; Dios no puede ser burlado” pues nosotros sembramos y nosotros recogemos (Gál: 6:7).

2.- Fue un propósito de Dios que el hombre cayera (Pecado) para que entendiera las cosas como el mismo; que el día que comiera del árbol del cual se le había dicho que no comiera, le fueran abiertos los ojos, y fueran como Dios, sabiendo el bien y el mal; y No fueran vencidos de lo malo, sino que vencieran con el bien el mal (Gén: 3:5, 22) (Rom: 12:21).

Y fue el Apóstol Pablo quien aclaro esta verdad que para muchos todavía en este tiempo sigue siendo una locura… “Dios sujetó a todos en desobediencia”, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! (Rom: 11:32-33).

Y Salomón escribió… “Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? (Ecle: 7:13)” Lo que el Señor hizo y dijo… “Nadie se lo estorba.”

El, es poderoso para guardarnos sin caída, y sin mancha delante de su gloria con gran alegría escribió el Apóstol Judas; por eso dijo: al único y sabio Dios, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos (Jud: 1:24-25).


B) El bien de Dios siempre,

Va más allá…
¡De la amistad, la hermandad y el engaño!

Pablo, lo dejo bien  claro a su hermano Filemón cuando le hizo saber que por la obediencia a su solicitud, lo único que manifestaría era el bien de Dios que había sido puesto en su corazón por el Señor Jesus, diciendo:

Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos (Fil: 1:1-7).

Jesús “Nunca fue a visitar a su primo mientras estuvo en la cárcel”, y siendo que fue el, quien le preparo el camino para que cumpliera su ministerio. “Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum… (Mat: 4:12-13)” 

Jesús dijo… “Bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí (Luc: 7:23)”.

  
C) El bien de Dios siempre,

 Va más allá…
¡De Adan y el pecado!

Así fue escrito por el Apóstol Pablo… Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pero para que el bien de Dios fuera manifiesto, fue necesario quitar de en medio a Adan y al pecado (Heb: 9:26b).

Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.  Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación.

Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos (Rom: 5:12, 15-19).

Entendamos entonces que para que el bien de Dios se manifestara, fue necesario que un hombre desobedeciera para condenar al mundo y otro obedeciera para poder justificarlo, uno lo llevaría a la muerte y otro le daría vida eterna.


 D) El bien de Dios siempre,

Va más allá…
¡De Moisés y la Ley!

Está escrito… Que antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir (Rom: 5:13-14) el bien de Dios siempre saldrá a la luz para que lo disfrutemos…

Fue necesario entonces quitar esa ley que Dios mismo había dado a Moisés escrita en tablas de piedra para el pueblo de Israel, (Efe: 2:15) y para que podamos disfrutar al máximo de todo el bien de Dios que está en nosotros, fue escrita en nuestra mente y corazón una ley superior… La ley del Espíritu de vida en Cristo, (Rom 8:2, 4). Esa que nos llevara a vivir al Dios que en nosotros es…


E) El bien de Dios siempre,

Va más allá…
¡De Jesus y la salvación!

Es una verdad innegable que el Señor cumplió el propósito por el cual vino al mundo  (Juan: 1: 11), vino a lo suyo y lo hizo “Todo fue consumado” (Juan: 19: 30b)… 

Pablo escribió que “el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo (Rom: 5:15-21).”  

Pero…
Tenemos que tenemos que trascender del Jesus carne, al Cristo espíritu.

Meditemos en esta verdad declarada por el mismo Jesus cuando cumplía su ministerio terrenal, que nos llevara a deleitarnos en salir de la enseñanza recibida durante mucho tiempo acerca de Jesús de Nazaret (Heb: 6: 1-4), para poder así disfrutar de los pastos verdes del conocimiento reservados para nosotros (Juan: 10:9) (1Cor: 2: 5-10) viviendo al resucitado, a Cristo Jesús el Señor…

De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así (2Cor: 5:16).

  
F) El bien de Dios siempre,

Va más allá…
¡De Pablo y la Gracia!

El Apóstol Pablo pudo disfrutar al máximo del bien de Dios que estaba en su vida cuando entendió, que le era necesario morir a todo lo que para él había sido ganancia y tenía algún valor, esto incluía hasta la misma ley con la que fue criado desde su niñez (Fil: 3:8).

Empezando su ministerio para ganar a Cristo, a Saulo le fue necesario morir para ser Pablo; y de igual manera a Pablo le fue necesario morir, para alcanzar a deleitarse en todo el bien que había en el… “Vivir a Cristo” por eso cuando lo entendió, exclamo diciendo:

“Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.  No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo (Gál: 2:20-21).”

Desde antes había sido escrito por Moisés… “Y te alegrarás en todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti (Deut: 26:11).

Ahora en este tiempo de bendicion y sin la incomodidad de hacer diferencias entre las razas y personas, el bien de Dios debemos disfrutarlo al máximo cuando somos guiados por Su espíritu a entender que después de la cruz, el único que vive es Cristo, él es el todo y en todos (Col: 3: 11).

Entender esta verdad no es demasiado difícil para ti, ni está lejos, escribió Moisés.  No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas (Deut: 30:9-16) (Rom: 10: 8-10).

Vivir todo el bien de Dios que está en nosotros, se lograra manteniendo nuestra buena confesion, manteniendo la palabra por encima de las circunstancias adversas. Por la palabra fueron creados los cielos y la tierra, lo que se ve y lo que no se ve…  (Sal: 33: 6)  ¡Cristo es la palabra!


Actuemos con sabiduría, manifestando el bien que está en nosotros…

(Ecle: 7:14-18)  En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días…

No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?  Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.

Vivir al Señor quien es el bien, nos permitirá sacar el mayor provecho de todas las cosas, en Dios nada es malo ni bueno… ¡Todo es perfecto! Así nos parezca locura, pero su propósito conforme a su bien se cumplirá para nuestra bendicion y su gloria.

 Ejemplo… (Pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), (Rom: 9:11). 

Todo su bien está en nosotros; todo el, está en nosotros y se está manifestando… Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria (Col: 3:4).

Somos en Dios, su misma gloria, bendicion, reflejo, imagen y vida.




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Nota:

Puedes depositar tu ofrenda en cualquiera de las oficinas de Western Unión a nivel nacional, a nombre de William Daniel Muñoz Molano, con CC # 16680415, en Cualquier corresponsal bancario al número de celular 3157786249 por NEKI o haciendo transferencia directamente desde cualquier cuenta bancaria.

El apóstol Pablo escribió en (2Cor: 9:1-15) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba”; pues conozco vuestra buena voluntad y generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:

1) El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

2) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

3) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.

¡Gracias a Dios por su don inefable!