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El Dios viviente...

¿Qué es? o ¿Quién es el Dios viviente?
 (Prov: 2:6).

Leamos lo que fue escrito acerca de estas palabras, “Vivo y Viviente”

Significado de Vivo: Correspondiente al sustantivo vida. ¡Que no está muerto!

David le cantaba al Dios vivo (Sal: 84:2b) y exhortaba a Israel a no seguir ídolos muertos (Sal: 115: 1-11). De igual manera el Apóstol Pablo en uno de sus viajes en compañía de Bernabé, dijo a los hombres en Listra; que dejaran de adorarlos como a dioses y se convirtieran  al Dios vivo (Hech: 14:15).  
A los de Tesalónica les recordaba, cómo ellos se habían convertido de los ídolos a Dios,  sirviendo ahora al Dios vivo y verdadero (1Tes: 1:9) y a los Hebreos les explicaba diciendo como la sangre de Cristo se ofreció sin mancha por el pecado y como debían ellos limpiar sus conciencias de obras muertas para que sirvieran al Dios vivo? (Heb: 9:14).

Significado de Viviente: ¡Que vive!

Juan el hijo de Zebedeo dijo a Jesus… Nosotros creemos, y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Juan: 6:69).
El Apóstol Pablo explicaba al pueblo romano que así se hubiera dicho de los gentiles  que no eran pueblo, allí mismo serian llamados hijos del Dios viviente (Rom: 9:26).
A los Corintios les explicaba que así como entre Dios y los ídolos no había ninguna comunión, ellos entendieran que ahora eran algo especial para Dios “Templos del Dios viviente (2Cor: 6:16). 
A Timoteo lo exhorto, para que supiera cómo debía comportarse en la casa de Dios, como  columna y apoyo de la verdad, como iglesia del Dios viviente, por eso se trabajaba  y se sufrían oprobios, porque esperaban en el Dios viviente, el cual es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen. (1Tim: 3:15) (1Tim: 4:10).

Como vemos entonces... 
Cuando oímos hablar del Dios viviente o del Dios vivo, no se refiere más que al Señor, al creador del cielo y de la tierra; de lo que se ve y lo que no se ve, del dueño absoluto de todas las cosas, del que tomo cuerpo de carne, del que tiene un nombre que es sobre todo nombre, de Cristo la imagen del Dios invisible, del mashaj que vino a salvar al mundo y del que  ahora se está manifestando en todo y en todos (Col: 3: 11)... Pero que muchos de nosotros teniendo el conocimiento de Dios, no actuamos con sabiduría viviendo, al Dios viviente que habita por su espíritu en cada uno de sus hijos.

El Apóstol Pablo escribió “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria” (1Cor: 2:6).

Para que entendamos mejor esta verdad, leamos la explicación que el Señor dio a uno de sus siervos en estos tiempos… 

El Dios viviente es Cristo, es el poder de Dios; la sabiduría oculta, la que está por encima de principados y potestades de este mundo, la que estuvo oculta desde antes de la fundación del mundo, pero que ahora ha sido revelada para nuestra gloria (1Cor: 1:24).

La palabra Cristo es del hebreo “mashaj” que significa “mesías”.

En tiempos antiguos el  pueblo de Israel siempre espero la manifestación del “mashaj”, de un rey que viniera y los libertara de la opresión  de sus enemigos, como lo espera HOY todavía en este tiempo. Esperaban que la viniera humanizada en un hombre judío, el cual  ya se manifestó y no lo creyeron (Isa: 9:6-7) (Mat: 2: 1-23) (Jn: 1: 11).

Cristo no era un ser, sino un título aplicado a un ser;  como el título de “Cesar” no era un ser romano, era el título del “emperador” aplicado al rey de Roma. Es como “presidente” no es un ser, es un título aplicado al elegido por una nación.

Una vez que el ser obtiene el título “Cristo”, se hace parte de él mismo o se fusiona para ser uno con el ser que lo posee (1Cor: 10:17, 6: 17) por el creer (Mar: 9:23b).  A Cristo hay que poseerlo, al tener el título Cristo se despierta en nosotros  el poder de Dios; la palabra por su espíritu y la sabiduría de Dios, la que estuvo oculta desde los tiempos y las edades.

La sabiduría de Dios es Cristo. En el cielo de Dios no estaba Jesús (carne) estaba Cristo (sabiduría y poder de Dios) (Proverbios 2:6) ¿Cuándo vino Cristo a Jesús para convertirlo en el Cristo Jesús, en mashaj Jesús, o en la sabiduría de Dios? Antes de su bautismo, los doctores judíos de la ley vieron al “Cristo” o al “mashaj” en el niño Jesús a los doce años, cuando en el templo debatía con ellos (Luc: 2:46-52).

Desde los tiempos del profeta Daniel se había escrito respecto a la obra especial del Dios viviente en el mundo y que muchos no entendería y que otros por no aceptarían, pero que los entendidos comprenderían (Dan: 12:10).

No era para todos lo dijo en aquel tiempo el mismo Jesús: (Mat: 11:25). En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó (Luc: 10:21).

El Dios viviente, la sabiduría y el poder de Dios estuvo Le fue preparado un cuerpo (Heb: 10:5) (Jn: 1:14) (1 Tim: 3:16)… Si a Jesús le quitas el Cristo sólo queda un rabino judío.

Ahora el Dios viviente… “Cristo” la sabiduría, la imagen, el reflejo, la gloria, el poder, la bendicion, no puede existir sin cuerpos que lo hablen. Cristo no está muerto, está vivo en cuerpos que lo hablamos. Nosotros somos el poder de Dios y la sabiduría de Dios, en este tiempo (Col: 3: 11b).

El Dios viviente es El, a través nuestro; eso quiere decir que “Nosotros somos”… ¡El Dios viviente! Cuando Cristo resucitó se terminó Su primera manifestación como Jesús que es el nombre de su humanidad. Cuando Cristo resucitó se hizo el espíritu vivificante a fin de manifestarse en muchos “cuerpos” (1 Cor: 15:45, 48) (Rom: 12:5) por eso Pablo escribió (2Cor: 5:16).

Somos Cristo en el espíritu; es decir, poder de Dios y sabiduría de Dios. Cristo está en muchos cuerpos que lo expresan HOY,  pero unos cuerpos lo saben y otros ni saben que son el Cristo del siglo XXI; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1Jn: 4:17b) Las multiforme sabiduría de Dios está caminando en la tierra… (Tú y Yo).

Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen (Mat: 13:16).  


En conclusión:

Despertemos la conciencia del Cristo que está en nosotros y nuestros hermanos en el mundo entero, del Dios viviente que está en cada uno de ellos y si en nosotros todavía hay duda; el mismo ira despertándonos en su tiempo y en su hora por Su espíritu y conforme a Su voluntad, la cual es agradable y perfecta (Rom: 12: 2) por eso… Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

Mira, pues, con diligencia cómo estás viviendo, no como necio sino como sabio, no seas insensato, sino entendido de cuál sea la voluntad del Señor (Efe: 5:14-17) (Col: 3:4).

Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo (2Tim: 2:7).
Más a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento (2Cor: 2:14) porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios (2Cor: 1:20).


Somos en Dios, su misma bendicion, gloria, reflejo, imagen y vida en este mundo.


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Nota:

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El apóstol Pablo escribió en (2Cor: 9:1-15) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba”; pues conozco vuestra buena voluntad y generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:

1) El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

2) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

3) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.

¡Gracias a Dios por su don inefable!