Antes de empezar nuestro compartir de la Palabra en este día de hoy y para que entremos en línea con lo que hemos venido tratando acerca de nuestro tema anterior; recordemos las palabras con las que lo empezamos a desarrollarlo, diciendo: “El Reino del Rey es donde el Rey reina”
¿En verdad el Rey, el Señor, Cristo, Dios, el
SER sin límites, el todo y en todos, el UNO está reinando en nosotros? ¿Reina
en nuestros pensamientos, palabras y hechos? ¿Reina en la actitúd que tenemos
ante las cosas que se nos presentan en esta vida? Vale la pena meditar en estas
preguntas...
Solo cuando nos deleitemos en esta esta
verdad de que “El Reino del Rey es donde el Rey reina” y ella de seguro sea
alumbrada por el Espíritu en nuestro corazón; para nosotros será una gloria entender
que si vivimos en Su reino, “Es solo Él, el UNO quien debe reinar.” Y que si por
algún motivo esto no está sucediendo así, es porque NO estamos todavía
identificados con lo establecido por el Señor desde antes para nuestra
bendición, y seguimos creyendo todavía que el centro de la creación somos
nosotros, y que somos los reyes en este mundo cuando esto no es así…
Está muy bien que esta haya sido la confesión
del apóstol Juan en (Apoc: 1:6 y 5:10), donde dice que “Nos has hecho para
nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”; pues desde su
condición y en su tiempo, lo que él estaba
expresando era el reconocimiento a Dios por entender que había sido redimido,
lavado con la sangre del cordero, justificado y librado de todo. Y esto lo hizo
el Señor a todos los que trascendieron la cruz, como fue escrito: “De todo linaje,
lengua y nación.”
Cuando Juan dijo: “Nos ha hecho” reyes y
sacerdotes. Nada tiene que ver con nosotros los que vinimos al mundo después de
la cruz, pues nosotros vinimos a esta tierra de bendición por una sola línea o
linaje el cual es Cristo (1Cor: 15: 48).
Y en ese “nos” que escribió Juan, no nos
incluye a nosotros pues era para ellos en su tiempo. Hoy quien vive y reina en este
mundo es Él mismo, y lo hace siendo el todo y en todos (Gál: 3: 28).
Después de la cruz, Él es el Rey quien obra con autoridad en, y a través nuestro; y es Él quien obra como Sacerdote con poder del Espíritu, alumbrando los ojos del entendimiento a través nuestro para que nadie se gloríe, pues todo lo hace Él y no nosotros. Una cosa es en el cuerpo “reinar en vida por el conocimiento”, no dejando que ninguna circunstancia cualquiera sea en lo posible nos domine, y otra cosa muy diferente es que podamos deleitarnos en esta gloria de poder verlo a Él reinando y obrando a través nuestro, cuando entendemos que no somos el rey en este cuerpo natural como para que nos engrandezcamos, sino que el Rey es solo Él, y solo Él es quien está haciendo según su voluntad, todo lo que a Él le es agradable… (Heb 13:21).
Pablo mismo tuvo que vivir la experiencia de haberse
gloriado delante de los hombres por el conocimiento recibido, y con todo y eso le
tocó que reconocer al final de su ministerio, que “Solo UNO vivía y vive”, y
ese es Cristo.
· Leemos en (2Cor: 12:6 – 11) así: “Sin
embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad;
pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí.
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me
fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para
que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al
Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se
perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en
mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Por lo cual,
por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. Me
he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía
ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes
apóstoles, aunque nada soy. Y en (Gál: 2:20) reconoció, o más bien fue
alumbrado para que entendiera de una vez por todas que él estaba muerto y quien
es el que vive por siempre, y dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí…”
Sant@s y etern@s en Dios, si hay alguna
verdad espiritual que nos despierte a vivir lo que verdaderamente somos, es tener
esto bien claro, que… ¡Después de la cruz el Rey es Él, y Él es quien reina!
NO HAY nadie más quien viva y reine
en este mundo…
Solo Él
es quien reina, y lo hace en todos y en cada uno de nosotros… Lo hace a través
nuestro pues todos y cada uno sin excepción alguna SOMOS Su gloria, Su bendición,
Su reflejo, Su imagen, Su olor fragante, Su justicia, Su sabiduría, Su paz, Su abundancia,
Su plenitud, Su esencia y Su misma vida en este mundo.
Y si en algo debemos gozarnos mientras
existamos en este cuerpo natural es que en Su reino TODOS SOMOS IGUALES… Ya no
hay diferencia de ningún tipo porque las fronteras, la religión y toda creencia
sin importar cuál sea, solo está en la mente natural del hombre…
En Dios “YA No hay griego ni judío,
circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, hombre ni
mujer, sino que Cristo es el todo, y en todos” (Col: 3:11) (Gál: 3: 28).
“Su reino de justicia, paz y gozo
en el Espíritu Santo.” Ya fue establecido, y es así como debemos
servir en Cristo, porque esto es lo que agrada a Dios, y somos aprobados por
los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua
edificación, dijo el apóstol Pablo (Rom: 14:17-19).
Dios - Cristo - El UNO - El Ser sin límites -
El Rey, el que después de la cruz es el todo y es en todos, en su reino reina sobre
todo lo natural y sobre todo lo que no nos parezca, así no lo creamos. Reina por
encima de un mal pensamiento, de una palabra, de una mala actitud, o de una
mala acción cualquiera sea...” En Él estamos Complet@s, porque Su verdad de Rey
ya fue establecida y nada ni nadie la puede abrogar. En Él por Él y para Él
somos Sant@s, Perfect@s, limpi@s y pur@s en todo y por todo.
No es que vamos a ser Santos, perfectos, y limpios,
etc, no; sino que YA LO SOMOS… claro está que muchos se preguntarán porque? Y
como la idea no es que crean a nadie en especial, sino que crean a lo que ya
fue establecido por Él en la cruz… Como dicen, creer en lo escrito, entonces debemos
tener presente siempre que nosotros por voluntad establecida entramos al mundo
por una la línea especial y esa línea es la celestial, la de Cristo el Señor.
Así está escrito: “Cual el celestial, tales
también los celestiales” (1Cor: 15: 48a). Lo que nos da a entender que como es
el celestial Cristo, así mismo somos nosotros… Y el apóstol Juan corrobora esta
verdad, diciendo: “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza… pues como
él es, así somos nosotros en este mundo (1Jn: 4:17). Otra cosa muy
diferente es que en muchas ocasiones no vivamos como tal; ya sea por
desconocimiento, por necedad, o porque simplemente no se quiera vivir así,
porque no podemos negar que… ¡Conocimiento hay…!
En el reino del UNO, nada ni nadie
nos puede separar de Él, del (Dios – Amor). ¡Ni siquiera nosotros.!
- ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios fue el que justificó.
- ¿Quién es el que condenará? Cristo es fue que murió; más aún, el que también resucitó…
- ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Rom: 8:33- 39).
Está escrito también que: “Es imposible que los que una vez fueron iluminados y
gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
y recayeron (voluntaria o involuntariamente), sean otra vez renovados para
arrepentimiento…” (Heb: 6:4-6ª). Pero
cuidado aquí en este mundo y mientras vivamos en él… “Ud siembra y Ud recoge” (Gál:
6: 7).
Estas son esa clase de verdades que sé que a muchos
les parecerán locura, y más cuando nunca las han oído en los pulpitos
cristianos, porque a los “Guías espirituales” que han recibido alguna vez esta información
no les conviene sacarlas a la luz, o simplemente porque no la han entendido todavía
y están en ignorancia y no han despertado a ellas; pero todo esto para que se
cumpla lo dicho por el apóstol Pablo: “Cosas que ojo no vió ni oído oyó son las
cosas que Dios tenía preparadas para los que le aman…” Y hoy están delante de
sus ojos para que las pueda disfrutar. (1Cor: 2: 5-10).
Por eso pienso que el que lea estas palabras por
primera vez y no ha sido alumbrado en Dios para entenderlas, le va a ser muy difícil
poderlas asimilar, pues empezará a sopesarlas según su escala de valores,
conforme haya sido enseñado… Ya sea por vista, por su razón, su educación o su religión,
etc; en fin, desde el nivel de gloria o conocimiento que hasta ese momento
tenga según la voluntad de Dios. Porque entender o no la palabra, “No depende
del que quiere, ni del que corre, sino de Dios…” (Rom: 9: 16).
Sant@s y etern@s en Dios…
“Así nuestros ojos vean lo contrario de lo
que confesamos, y a nuestra razón no le convenza nuestro proceder. Así en
ocasiones nuestros actos no muestren lo que verdaderamente somos, obviamente me
refiero a nuestra verdadera identidad, al Espíritu el cual ES a través nuestro,
debemos despertar ya y gozarnos de esta gloria y bendición que somos. Y desde
esta misma hora en todas esas cosas que se deben discernir espiritualmente
porque si no es así, será una locura para el que lea o escuche esta verdad. Pues
como dijo el apóstol Pablo: “el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente.” (1Cor: 2:14).
Ej: Cuando decimos que “El Reino del Rey es
donde el Rey reina” es porque es un deleite entender y poder disfrutar que Él es
el Rey, y que Él en Su reino es quien tiene el control de nuestra vida y de todas
las cosas... Y lo mejor es que podamos gozarnos viendo como Él es el rey de
nuestros pensamientos, palabras y hechos. Así el resultado de todas las
experiencias que vivamos en este mundo, tendrán Su sello de gloria.
“El Reino de los cielos y el Reino de Dios”
Meditemos bien en el significado de estas dos
palabras, pero antes que nada recordemos lo que dijo el Señor Jesús a sus discípulos
enseñándoles en una oración al respecto,
cuando Él dijo: Venga tu reino, se refería a que “Su voluntad, Su vida y Su
verdad” se hicieran reales y fueran establecidas también en la tierra como lo
fue el cielo. (Mat: 6:10). Por eso dijo en alguna ocasión también dijo: “Yo soy
el camino, y la verdad, y la vida…” (Juan: 14:6). Y en otra oportunidad también
les dijo: “El reino de los cielos se ha acercado a vosotros.” (Mat: 4:17), refiriéndose
a Él como “Su voluntad, Su vida y Su
verdad establecidas.”
- ¿Qué es el Reino de los cielos? es la voluntad perfecta de Dios hecha una realidad aquí en la tierra. O sea… ¡Su verdad cumplida!
- ¿Qué es el Reino de Dios? es el lugar donde fue establecido el Reino de los Cielos, o sea “Su voluntad, Su vida y Su verdad” aquí en la tierra. Pues en este mundo ¡Solo UNO vive y solo UNO Reina… ¡NO HAY MÁS!
Desde mucho
antes que esta verdad fuera establecida en la cruz Jesús lo venía diciendo… “Ahora
es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. (Juan:
12:31- 33). Y se confirmó esta palabra cuando fue dicho: porque “el príncipe de
este mundo ha sido ya juzgado.” (Juan: 16:11). “A lo suyo vino” y lo cumplió
cuando dijo “Consumado es…” (Jn: 1: 11ª) (Jn: 19:30ª). Y así fue cumplido
porque Él es el Rey.
Para que lo
entendamos mejor, el apóstol Pablo fue
el que dió claridad respecto de esta sentencia dada al que tenía el imperio de la muerte o el reinado (A.C). Y
yo, así mismo confío en Dios que muchos son alumbrados hoy en esta verdad, que dijo
Pablo: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él
también participó de lo mismo, para destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo… y librar a todos los
que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre.” (Heb: 2:14-15).
En el reino del UNO… ¡El que cree,
crea!
En (Juan: 3:16) dice que: “De tal manera amó
Dios al mundo, que se dio como Hijo, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda de vivir esta gloria de la vida eterna del reino de los cielos que no es más que El amor, la verdad y su voluntad perfecta de
justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”, los cuales ya fueron manifestados y establecidos
por Dios mismo en este mundo (Rom: 14:17).
Vivir esta verdad es gozarnos de Su propósito
eterno hecho realidad… Jesús dijo: “Si puedes creer, al que cree todo le es
posible.” (Mar: 9:23). ¡Ud y yo fuimos creados en el reino de los cielos creyendo!
Para disfrutar en el reino de Dios aquí en la tierra de toda esta bendición. Por
ese motivo es que hoy entendemos que en esta tierra Somos Su manifestación de
gloria. Su bendición, Su reflejo, Su imagen, Su olor fragante, Su justicia, Su
sabiduría, Su paz, Su abundancia, Su plenitud, Su esencia y Su misma vida en
este mundo.
Solo con una manera de pensar
renovada se podrá disfrutar en el Reino del UNO…
Y comprobar cuál es la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta (Rom: 12:2). Renovar nuestra manera de pensar es
algo que tú y yo hemos oído desde mucho tiempo atrás y que lo oímos hoy; pero de
verdad lo hacemos? Por eso Pablo dijo: No se conformen a la forma de vida que
tienen en este momento, sino transfórmense por medio de la renovación de su
entendimiento. Lo que de alguna manera el apóstol está diciendo es…
¡Transmuten!
- Transmutación: es una palabra compuesta que quiere decir = Cambio o transformación.
- Trans: es un prefijo que significa "al otro lado" o "a través de" o “pasar”
- Mutación: es un cambio, modificación o transformación que es igual a cambiar o trascender la forma.
Ud y yo NO somos lo que vemos, ni lo pensamos, ni lo que
sentimos; y mucho menos lo que hacemos… Somos lo que Dios estableció que SOMOS…
En el Reino del Rey, Él ES a través nuestro y no nosotros. Lo que nos permite
entender que si nosotros no somos nosotros. ¿Entonces quiénes somos?
¡Somos Él mismo en muchos cuerpos o miembros…! (Efe: 5:30).
Por eso hay que (darle valor al nombre). Llamemos las cosas por su nombre… Tu
nombre es sobre todo nombre; no nos conformemos a hablar y a vernos como el
mundo nos ve. No podemos abonar con el abono del mundo, sino con el abono del
Reino porque el abono del Reino es inmutable.
Según el mundo Jesús era para muchos una
persona común y corriente, para otros era un profeta más, como lo es para
muchos en nuestros días, porque no podían ver más allá de lo real, de lo
cultural y religioso. Pero la verdad en Dios es que el cuerpo Jesús fue el velo
de Cristo, la realidad visible en ese tiempo del cumplimiento de su ministerio.
La verdadera identidad de Jesús es Cristo, la
imagen del Dios invisible (Col: 1:15); fue y ES Dios sobre todas las cosas
(Rom: 9: 5), es El YO SOY (Juan: 4:26) , El SER sin límites, el único, “El todo
y en todos (Col: 3: 11)”. Pero solo por el discernimiento activo que es por el
Espíritu, nos podremos dar cuenta quien era el que hablaba en verdad a través
de ese cuerpo natural (Juan: 14:1-10).
El Rey - Jesús – Dios en un cuerpo de carne antes
de establecer Su reino en este mundo lo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Y no le entendieron… (Juan: 14:
6).
Igual sucede con muchos cristianos en el día
de hoy cuando se les pregunta ¿Quién era Jesús, el hijo o el Padre? Y no saben la respuesta. No pasan más que
decir que Jesús era el hijo de Dios; otros dicen que un dios menor que el Dios
soberano, etc; pero la verdad es que // Era y Es (Dios mismo – El Padre
Eterno), tal y como el profeta Isaías lo había dicho desde mucho antes de nacer
Jesús, diciendo: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el
principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe
de Paz.” (Isa: 9:6). Hoy entendemos el por qué ellos no entendieron, y es
razonable decir que fue porque el Espíritu Santo de Dios todavía “No operaba en
ellos”, lo que quiere decir que ni viendo podían ver…
¿Quién fue entonces el que nació de María, el
hijo o el Padre? Hoy si podemos responder a preguntas como estas… Y la respuesta
es: ¡El Padre Eterno, el Dios fuerte en un cuerpo natural al que llamaron Jesús
(Mat: 1:23b), el cual vino como hijo, aunque los suyos no lo recibieran! (Juan:
1: 14).
Igual que como sucedió en ese tiempo, sucede
hoy en día, que las verdades de Dios no se pueden entender, porque se están
recibiendo solo en la mente natural, sin discernir nada espiritualmente…
Leamos el siguiente ejemplo para que entendamos
que si no es de Dios el entender ciertas verdades, no se entenderán. En (Juan:
14:7-10) Jesús dijo a sus discípulos: “Si me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.” - Felipe le dijo:
Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: “¿Tanto tiempo hace que
estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?” - “El que me ha visto a mí,
ha visto al Padre”; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? - “¿No crees
que YO SOY en el Padre, y el Padre en mí?” Las palabras que yo os hablo, no las
hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
Recordemos que en lo natural no se pueden
percibir las cosas del Reino donde el Rey es quien reina; cosas estas que son
del Espíritu de Dios, y que son una locura para la mente humana y no se puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente. Y es solo Él es quien
acomoda lo espiritual a lo espiritual para que lo podamos entender (1Cor:
2:13b-14).
Meditemos por el Espíritu…
No has notado que en las diferentes
congregaciones o en las campañas evangelistas que “Como una manera de motivación”
el predicador o la persona que en ese momento está dirigiendo mientras entra el
siervo que va a compartir la palabra, dice… ¡Quien vive! Y la respuesta es
CRISTO. Y lo dicen varias veces para que la gente se despierte y se motive a
estar atento a lo que viene; pero no entienden lo que dicen…
Esa pregunta respecto del que “Quien es en
verdad el que vive” no está dada solo para recibirla en lo natural, sino que en
ella se encuentra LA VERDAD del que vive, y que solo los entendidos entenderán,
pues ¡El que vive y reina en Su reino es
CRISTO! Y nadie más… Solo Él… ¡El UNO!
Y ¿Porque crees que fue escrito, “Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos?.” (Efe: 5:30). Ahora… ¿Por qué dice que tenemos Su palabra escrita en nuestra mente, y corazón? Y dice que “Tenemos la mente de Cristo” Y que el Espíritu que habita en nosotros es el suyo? … Porque la verdad es que el único que vive en este planeta tierra es Él y solo Él, pero lo hace a través nuestro. Nosotros solo existimos por un tiempo y volvemos de nuevo a nuestra esencia Dios.
Y ¿Porque crees que fue escrito, “Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos?.” (Efe: 5:30). Ahora… ¿Por qué dice que tenemos Su palabra escrita en nuestra mente, y corazón? Y dice que “Tenemos la mente de Cristo” Y que el Espíritu que habita en nosotros es el suyo? … Porque la verdad es que el único que vive en este planeta tierra es Él y solo Él, pero lo hace a través nuestro. Nosotros solo existimos por un tiempo y volvemos de nuevo a nuestra esencia Dios.
1.- “EL REY - EL UNO, en Su reino ES en todos” (Col:
3: 11).
Reflexiona en estas preguntas y en su respuesta como lo hizo en su tiempo el apóstol Pablo, porque… “Nosotros NO hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que SEPAMOS lo que Dios nos ha concedido” (1Cor: 2:11-12,16).
Reflexiona en estas preguntas y en su respuesta como lo hizo en su tiempo el apóstol Pablo, porque… “Nosotros NO hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que SEPAMOS lo que Dios nos ha concedido” (1Cor: 2:11-12,16).
Así mismo como en alguna ocasión Pablo le
dijo a su discípulo Timoteo, “Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”
(2Tim: 2:7), hoy quiero usar estas mismas palabras y compartirlas contigo para
que entendamos la Gloria y bendición del SER, del que todos procedemos… ¡El
UNO! Por eso no la dejes pasar de largo… “Considera lo que digo, y el Señor te
dé entendimiento en todo”
Dios – Cristo – El YO SOY - El SER sin
límites – El que lo llena todo en todo - La Fuente del que todo procede - “El
que ES, el todo y en todos” - ¡Solo UNO es! …
Leer y
entender esta porción de la palabra que compartimos hoy es muy fácil, pero
cuando le damos vía libre o rienda suelta a todo lo que llevamos en nuestra
mente que no son más que esas doctrinas aprendidas después de haber pasado un
largo tiempo en las diferentes congregaciones,
y “NO dejamos” que el que nos guíe ahora en este tiempo a toda verdad
sea el mismo Señor por Su espíritu (Juan 16:13), siempre tropezaremos en ese
conocimiento rudimentario que no dejará paso al conocimiento de la perfección o
“Maduréz” en Dios (Heb: 6: 1-3). “Porque la letra mata, mas el espíritu
vivifica.” (2Cor: 3: 6b).
Para entender a Dios como verdaderamente ES,
el UNO, y verlo reflejado en todos y en cada uno de nosotros debemos quitar la mirada de lo natural, de lo
físico y de lo temporal, y poner nuestra mira en lo eterno, en el Espíritu, en
lo que no se ve, como lo dijera el apóstol Pablo: “No mirando nosotros las
cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas” (2Cor: 4:18).
Ahora
leamos las palabras del Dr. Eckhart Tolle, y miremos desde otra perspectiva
como podemos entender esto. Así escribió: “Cuando tu Conciencia se dirige hacia
fuera, surgen la mente y el mundo. Cuando se dirige hacia dentro, alcanza “Su
propia fuente y regresa a casa”, a lo “No Manifestado”, Al ¡UNO! Por ese
motivo… “No miremos lo externo, lo efímero, las cosas que se ven, sino las que
no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son
eternas” (2Cor: 4:18).
2.- Anunciar y Aclarar los misterios escondidos de Dios en
el tiempo de Pablo no fue fácil (Efe: 3: 8-10); pero lo que le fue encomendado
hacer por Dios lo hizo en su ministerio a los gentiles. Así con muchos hubiera
tenido dificultades y diferencias para que le entendieran lo que predicaba,
como en el caso de los Galacianos; tanto que llegó a decirles “¿Me he hecho,
pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?” (Gál: 4:16). Y respecto de
aclarar la verdad del misterio de (Dios – Hombre), le dijo a su discípulo:
¡Dios es UNO!
- E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: “Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.” (1Tim: 3:16).
- A los romanos les dijo: que “Según la carne había venido Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” (Rom: 9:5).
- Y de la misma forma lo hizo también
el apóstol Juan, diciendo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros (y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (Juan: 1: 14). Quien
fue esta persona? … JESÚS al que para muchos no fue sino, “El hijo del
carpintero.” Pero todavía hay muchos que desconocen estas verdades porque
sus ojos todavía no han sido alumbrados.
A muchos
que “Debiendo ser ya maestros, tienen necesidad de que se les vuelva a enseñar
cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y han llegado a ser
tales que aún tienen necesidad de leche, y no de alimento sólido, porque sus
sentidos espirituales (Conocimiento) están atrofiados, y no han despertado a
esta gloria y bendición (Heb: 5:11-14), pues no es del que quiera ni del que
corra, sino de Dios (Rom: 9: 16).
3.- La Conciencia y La Presencia = es el UNO
En
alguna oportunidad tuvimos de Dios la bendición de compartir acerca de (La
Conciencia y de la Presencia). Y respecto a esto decíamos que “La Conciencia,
es la Presencia de Dios” y “La Presencia, es la misma Conciencia hecha
presente” en todos (Col: 3: 11). Solo… “Renueva tu manera de pensar” como fue
escrito: “Renovaos en el espíritu de vuestra mente” (Efe: 4:23) para que
comprobéis cual es la buena voluntad, agradable y perfecta (Rom: 12: 2).
Oramos y confesamos en Dios
creyendo que Su palabra es verdad…
Y que sea Él mismo HOY quien alumbre los ojos
del entendimiento, para así, poder comprobar por nosotros mismos y por encima
de todo pensamiento razonal humano, cuál es Su buena voluntad. Esa que fue
establecida en la cruz, y que hoy ES a nuestro favor; pues en Su soberanía esa
voluntad es agradable y perfecta (Rom: 12: 2).
Lo que nos lleva a concluir que HOY nosotros entendemos
que vivimos y estamos en el Reino de Dios, donde el Reino de los cielos que es “Su
perfecta voluntad ya establecida, de Amor, paz y gozo en el Espíritu” el cual
ya fue establecido para nuestra bendición, lo podemos disfrutar reinando en
vida por este conocimiento alumbrado por Dios mismo; y del que seguro partiremos
solo el día señalado por el Señor, de nuevo a nuestra verdadera esencia en Él.