Leamos algunos puntos claves que el apóstol Pablo escribió a sus discípulos en (1Cor: 2:1-16), para que podamos discernir por el Espíritu lo que estamos diciendo:
1)
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros
para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de
sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo…”
2)
“Estuve entre vosotros con debilidad, y mucho
temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fué con palabras persuasivas
de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que
vuestra fe o creer no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el
poder de Dios.”
3)
“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los
que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes
de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la
sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra
gloria…”
4)
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le
aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu
todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe
las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco
nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.”
5)
Y… “Nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios
nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual
a lo espiritual.”
6)
“El hombre natural no percibe las cosas que
son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas
las cosas; pero él no es juzgado de nadie.”
7)
“¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
Como bien pudimos darnos cuenta leyendo el
pasaje anterior, la idea o más bien la certeza con la que se comparte hoy esta Palabra,
es la de que todos entendamos que cada uno de nosotros, en este cuerpo natural,
somos solo el parlante o medio del cual Dios se vale para comunicar Su verdad. Y
lo hacemos teniendo esta convicción y certeza y mucho más cuando lo hacemos en
humildad, pues el que obra es solo Él y no nosotros humanamente...
No es la de tratar de convencer a algunos de
ciertas cosas, ni es el tratar de cambiarles en su manera de pensar respecto de
Dios, sino simplemente hacer referencia aquí y ahora de lo que verdaderamente somos
en este mundo según el propósito YA establecido por el creador de todas las
cosas. Eso sí, entendiendo y descansando en el Señor cualquiera sea la reacción
de los que lean, porque algunos apenas van a estár despertando a estas verdades
escritas desde mucho tiempo atrás.
Verdades estas que para muchos no van a ser fáciles
de digerir y muchos ni siquiera lograrán vislumbrar, pero son cosas de Dios y
Su soberanía. Otros más, que aun sabiéndolas no lograrán disfrutarlas al máximo,
y otros definitivamente no están o no fueron diseñados para poderlas entender;
y eso no quiere decir que Dios no sea a través de ellos… por eso confieso en el
Señor que no en vano Ud está leyendo hoy esta palabra, porque en Dios está todo
y todos. las casualidades pero también las “causalidades.” Pues como fue
escrito: “En él vivimos, y nos movemos, y somos” y todo en Él puede suceder… (Hech:
17:28).
Cuando leemos que ¡Dios
es Uno ---> y uno Dios! de seguro que en ese mismo instante nuestra
mente empieza a recibir un bombardeo de pensamientos religiosos, culturales y
egotistas para llevarnos de alguna manera a malentender y a refutar lo que
queremos decir, por causa de la enseñanza recibida y los conceptos aprendidos. Lo
cierto es que lo hacemos, lo hacemos con el único deseo o fin de que en la
medida que sea posible TODOS entendamos la tremenda dimensión de las palabras que
estamos diciendo y de lo que SOMOS, porque como dijo el apóstol: “El hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”,
no así el espiritual… (1Cor: 2:12).
¿Por qué decimos entonces que Dios
es (1) y que uno es Dios?
Y es precisamente aquí donde debemos recordar
las palabras que en alguna ocasión entendió el apóstol Pablo cuando expresó:
“Ya no vivo yo”… porque “El que vive es Él y no nosotros. Nosotros solo
existimos. Esta verdad de que nosotros solo existimos, es algo que debemos
tener YA muy presente en nuestra vida, porque lo que llamamos existencia, se
cuenta desde el día en que nacimos, hasta el día en que partimos de este mundo
o salimos de este cuerpo natural. En cambio (La Vida – Dios, es ETERNA). Él –
Cristo - Dios es la vida manifestándose a través nuestro, a través de cada uno
de nosotros… “El todo y en todos como UNO solo, mostrándose en muchos cuerpos…” (Gál: 3: 28) (Col: 3: 10-11).”
Y cuando decimos, “la vida”, no me estoy refiriendo al aliento de vida o soplo de vida natural que le fue dado al primer hombre sobre la tierra (Adán), sino a la nueva creación – Cristo Espíritu, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efe: 4:24).
Sant@s y etern@s en Dios, bien lo dijo el
apóstol Pablo: “Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que
Dios nos ha concedido.” Por ese motivo compartimos lo que desde mucho
tiempo atrás entendió Pablo. Lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando
lo espiritual a lo espiritual (1Cor: 2:14).
Sant@s y etern@s en Dios… Usando las mismas
palabras del apóstol Pablo: Confío y creo en Dios que estamos compartiendo
estas palabras entre los que hemos alcanzado “madurez”… pero si quiero hacer claridad de que cuando digo (Alcanzado
maduréz), solo me refiero a alcanzar la M,
porque en Dios nuestra formación en este cuerpo natural, es hasta la Z. “Para que entendamos que nuestro CREER no debe estar
fundado en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”
Ese poder que YA FUE establecido en la cruz
conforme a Su perfecta voluntad; y de esto también debemos estar completamente seguros en nuestro
corazón, porque… “TODAS las cosas YA fueron reunidas en Cristo, tanto las
celestiales como las terrenales” (Efe: 1:9-10). Esto, para que al que nosotros veamos,
quien quiera que sea, y cualquiera sea la circunstancia en la que se encuentre
dicha persona; lo único que veamos en él, sea solo a Él, a Cristo… ¡Lo
celestial y no lo terrenal, lo eterno y no lo temporal! (2Cor: 4: 18).
A.- ¡Dios es (1) =
Dios es uno…!
Ahora bien, meditemos en estas palabras y ejercitemos nuestros sentidos espirituales,
porque como bien podemos leer, ¡Dios es (1) = Dios es uno…! Estas palabras se
oyen igual cuando las estamos leyendo, pero en su manera de escribirlas son
totalmente diferentes, aunque su verdadera esencia está detrás de la letra que
vemos con nuestros ojos naturales, porque “La letra
mata, mas el espíritu vivifica.” (2Cor: 3:6).
Estoy seguro de que YA es tiempo de crecer en
el conocimiento de Dios, de Su palabra y de nuestra verdadera esencia, tal y
como fue establecido por Dios mismo desde antes de los tiempos de los siglos, por
el alimento sólido con el que HOY nos estemos nutriendo. Por eso entendemos que
cuando decimos que Dios es (1), sabemos que no son tres, ni dos, sino (1 solo),
y cuando decimos que ¡Dios es uno! Es porque tenemos muy claro que… “El que
vive es Él y no nosotros, que nosotros solo existimos y que la vida es Él.
Y no como le sucedió en cierta ocasión al
apóstol Pablo con sus discípulos a los que quería compartirles las verdades
reveladas de su tiempo y no pudo, por lo cual tuvo exhortarlos fuertemente por
seguir siendo niños en la palabra, diciéndoles:
1) “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros
como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo... (1Cor: 3:
1). “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad
de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las
palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y
no de alimento sólido. Porque todo aquel que participa de la leche es inexperto
en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los
que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” (Heb: 5:12-14).
2) Por eso… “Nadie se engañe a sí mismo; si
alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que
llegue a ser sabio...” (1Cor: 3: 18-20). Así como fue escrito: hablamos
sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo,
ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios,
pero YA NO en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de
los siglos para nuestra gloria, está siendo hoy alumbrada en nuestro corazón, y
muchos están siendo despertados de ese letargo religioso en el que se
encontraban, y en el que muchos se encuentran hoy en día. Por eso es que estas cosas
que “Ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, estas que
Dios preparó de antemano para los que le aman, están saliendo a luz, pero alumbradas
por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios
(1Cor: 2: 5-10).
Y eso que él solamente les compartía lo que a
él le fue revelado para su tiempo, lo cual fue “la gracia como favor de Dios y
como el conocimiento de los misterios que estuvieron ocultos” para luz de
aquellos que “vivían o más bien existían” sin una ley mosaica, o sea, a los
llamados gentiles, los cuales se encontraban en la total ignorancia del (Dios –
Amor) que creo todas las cosas para bendición; y para libertad de todos los que
habían vivido hasta ese momentos antes de la cruz sumidos a una ley imposible
de cumplir, o sea los judíos.
B.- Jesús mismo aclaró
esta verdad de que “Dios es (1) y
uno ---> Dios” delante de los judíos, diciéndoles
así:
“Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos
volvieron a tomar piedras para apedrearle, a lo que Jesús les respondió, diciendo: Muchas buenas
obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? y ellos le
respondieron diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia;
porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: ¿No está escrito
en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?" (Juan: 10:30-34).
Esto debe estar claro que estas palabras
fueron dichas antes de la cruz y se tenía razón al respecto, pero hoy “NI es
dioses, sois”, porque da a entender que son muchos dioses; sino, (DIOS ES) a
través nuestro, el todo y en todos, en muchos cuerpos, como ¡UNO SOLO!
Yo sé que estas palabras al ser leídas en
conciencia, harán surgir en nuestra mente pensamientos... Pero no son pensamientos
repetitivos, ruidosos, narcisistas, que reclaman atención. Ni son pensamientos que
digan «mírame», sino «mira más allá» de la letra, para poder entender y
disfrutar del Espíritu detrás de las palabras leídas, porque la letra mata, más
el Espíritu vivifica dijo el apóstol Pablo (2Cor: 3:6). Y sé que esos
pensamientos como han surgido de la quietud al leer estas palabras en
conciencia, tienen poder: el poder de llevarnos de nuevo a la misma quietud de la
que surgieron, porque nuestra mente natural siempre pondrá otros pensamientos
para sacarnos de esta verdad ya dicha, de nuestra verdadera esencia… «Dios UNO = Uno --> Dios»
Esa quietud de la que surgieron las palabras
leídas también son paz interior, y esa quietud y esa paz son la esencia o
plenitud de nuestro Ser... «Dios UNO = Uno --> Dios».
Es la quietud, la verdad dicha la que salvará y transformará el mundo religioso»
como fue escrito “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn: 8:
32), pues todos SOMOS la quietud, la verdad, la palabra. Todos somos UNO Dios,
sin acepción de personas, y sin diferencia de ninguna clase… (Gál: 3: 28).
Entendamos lo siguiente:
“Todo aquel que participa de la leche es
inexperto en la palabra de justicia, dijo el apóstol Pablo, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han
alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en
el discernimiento del bien y del mal.” (Heb 5:13-14).
De ahí la oración que hacía Pablo por sus
discípulos para que el Padre de gloria, les diera “espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él, que alumbrara los ojos de su
entendimiento, para que supieran la verdad a la cuál habían sido llamados, y
cuáles eran las riquezas de la gloria de su herencia en los santos…” (Efe: 1:17-18).
Por eso les dijo también que “No se
conformaran a ese siglo, a esa forma de vida que tenían, sino que se transformaran
por medio de la renovación de su entendimiento, para que pudieran comprobar
cuál era la buena voluntad de Dios, «Dios UNO = Uno --> Dios» agradable
y perfecta.” (Rom: 12:2).
Ahora, para poder sacar el mayor provecho
posible a la palabra que hoy estamos compartiendo «Dios
UNO = Uno --> Dios », debemos
entender muy bien estas tres referencias bíblicas (1Cor: 15: 27-28) (Col: 3:
11) (Gál: 3: 28), porque ellas nos dejarán ver la luz de la verdad ahí escrita
para que la disfrutemos, y de seguro encontraremos respuesta a esa pregunta que
vaga por nuestra mente en este momento. ¿Porque dice que Dios es uno, y porque
uno es Dios?
En (1Cor: 15: 27 - 28) dice que era necesario
que Dios en su naturaleza humana Jesús, terminara cumpliendo de alguna manera
su ministerio, “entregando” a Su esencia Espíritu o Padre, todo el poder, o más
bien volviendo a tomar todo el poder de su naturaleza terrenal para ser así el
TODO Y EN TODOS. Y esta es la palabra clave, ¡Él es HOY en TODOS!
Como fue dicho: “Porque todas las cosas las
sujetó (DIOS) debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido
sujetadas a él (Jesús – Dios), claramente se exceptúa aquel (Dios – Espíritu) que
sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas,
entonces también (Jesús - Dios), COMO el Hijo mismo se sujetará al que le
sujetó a él (Dios – Espíritu) todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
Por eso decimos que «Dios es UNO = Uno --> Dios»
Cumpliéndose así las palabras dichas por (Jesús
– Dios) en su ministerio terrenal, cuando les dijo: “para que todos sean uno;
como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea… La gloria que me diste, yo les
he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en
mí, para que sean perfectos en unidad, para que
el mundo crea… (Jn: 17:21-23ª).
En (Col: 3: 10-11) Pablo les dijo: “Revístanse
del nuevo hombre (Cristo), el cual conforme a la imagen del que lo creó se va
renovando hasta el conocimiento pleno, donde NO HAY griego ni judío, circuncisión
ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que (Cristo es el
todo, y en todos).” Aquí nos volvemos a encontrar de nuevo la palabra clave,
¡Él es HOY en TODOS!
Y en (Gál: 3: 28) lo confirma diciendo: “YA
NO HAY judío ni griego; NO HAY esclavo ni libre; NO HAY varón ni mujer; porque TODOS
vosotros sois UNO en Cristo Jesús. Eh aquí de nuevo la palabra clave TODOS
SOMOS UNO… ÉL = Cristo = En quien están escondidos todos los tesoros de la
sabiduría y del conocimiento.” (Col: 2:3). Para que podamos entender que… «Dios es UNO = Uno --> Dios».
Ahora bien… Ya leímos estas tres referencias
que nos permitirán ser guiados en esta verdad del porqué «Dios es UNO = Uno --> Dios»;
pero volvamos de nuevo a retomar la primera parte donde dice que “Dios es UNO” para
que nos afirmemos mucho más en ella… En (Deut: 32: 39) dice así: “Ved ahora que
yo, yo soy, y NO HAY dioses conmigo.” ¿Por qué dice que no hay dioses conmigo?
¿Por qué uno y no (3) como fuimos enseñados? Esto es algo que YA debe quedar
bien claro en cada uno de nosotros...
* ¡No son tres, ni
dos, solo UNO es…!
Pero es precisamente el desconocimiento de
este misterio YA DEVELADO hace más de 2000 años el que tiene al llamado mundo
“Cristiano” enredado en una religiosidad tan grande, llena de críticas,
cuestionamientos y juicios que en nada están ayudando al crecimiento de los
herman@s en el mundo entero.
** Hermanos que según
Dios son las riquezas de la gloria de su herencia…
Gloria y herencia que se manifiestan en cada
uno de los Sant@s... Pero que por estar viviendo en esa religiosidad que los
lleva en ceguera, no pueden ver la luz de esta tremenda verdad y los mantiene
todavía sumidos en una niñez espiritual que con el paso del tiempo se va
volviendo más y más dañina, e insana por
falta de ejercitar el discernimiento que todos tenemos (1Cor: 2: 10). Y se
cumple de nuevo hoy en día lo que fue dicho por el Señor a Israel por medio del
profeta: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” (Ose: 4: 6). Recordemos
que el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por
el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento… (Heb: 5:14).
Dios mismo fue quien aclaró éste llamado
misterio por medio del apóstol Pablo, quien
habiendo recibido la revelación después de la cruz, la predicó a judíos y a
gentiles para que la pudieran entender, pues solo a él le fue dado, y les dijo así:
“Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo
sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer
cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé;
Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que
no le es dado al hombre expresar (2Cor: 12:1-4). Dándoles a entender también
con esto a ellos, que fue Dios mismo quién habitó realmente en ese cuerpo
Jesús, cuando Saulo de Tarso reconoció al Señor diciendo: “¿Quién eres, Señor?
Y el Señor dijo: Yo soy Jesús - Dios, a quien tú persigues.”(Hech: 26:15).
C.- El llamado
misterio YA DEVELADO de que “El Señor es UNO”, desde hace mucho tiempo
atrás dejó de ser un misterio, pues fue aclarado por el mismo apóstol Pablo
cuando le dijo a Timoteo:
“E indiscutiblemente, grande es el misterio
de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto
de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba
en gloria.” (1Tim: 3:16). Obviamente que
habrá muchos que ni aun leyendo estas verdades en la misma biblia que tienen
como referencia de la “palabra de Dios” lo aceptarán y querrán discutir… pero
bueno, el que quiera discutir, que discuta, pero esto es INDISCUTIBLE… Y de la misma manera fue dicho por el
apóstol Juan, así: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y
vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad. (Juan: 1:14). Vino “ como hijo” pero no
era el hijo… Era Dios mismo en un cuerpo de hombre… Como fue dicho: “De quienes
son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es
Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” (Rom: 9:5).
Antes de la cruz en un solo cuerpo llamado
Jesús, y hoy, en muchos cuerpos para ser “el todo y en todos.” Claro está que
siempre que estemos compartiendo verdades como estas, habrá alguien que por no
entender en el momento esa verdad, no lo quiera aceptar, y por ende quiera
discutir defendiendo su posición, gloria o conocimiento según haya recibido, así
mismo discutirá, refutará, razonará, etc… Así que el que quiera discutir, que
discuta; está en toda libertad de hacerlo, pues SOMOS LIBRES, pero la luz y claridad
de este llamado misterio “Dios es (1), uno ---> Dios”, no se puede negar. Juan escribió: “Si alguno tiene oído, oiga” (Apoc:
13:8-9). De igual manera lo dijo Jesús en su tiempo a los discípulos, así: “Bienaventurados
vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os
digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y
oír lo que oís, y no lo oyeron (Mat: 13:16-17). Hoy esta verdad ha sido puesta
delante de tus ojos para que te deleites en ella; y te goces en la libertad con
la que viniste al mundo, porque recuerda que solo la verdad del conocimiento te
hace libre (Juan: 8: 32).
Dios desde antes de los tiempos de los siglos
en la eternidad siempre ha sido Dios – El Ser – El Yo Soy – El Señor- y hoy es “El
que todo lo llena en todo.”
Entonces
te preguntarás, si hoy Él ES en todos y a través de todos se manifiesta... ¿Qué
fue lo que pasó? ¿Por qué no vivimos como lo que somos? Y aquí vale la pena que
nos respondamos a nosotros mismos lo siguiente: ¿Con qué nos estamos
identificando, con Dios o con el falso dios; con el Espíritu o con el ego?
D.- EL OLVIDO DEL SER
Recordemos
que el ego es el (falso Dios)… Es el que manipula los pensamientos, las
emociones y la voluntad del hombre. Identificarnos con el ego es identificarnos
con la forma, es buscarnos a nosotros mismos y perdernos en algún tipo de
forma. Es movernos por lo natural y temporero del mundo. Las formas no son
solamente objetos materiales o cuerpos físicos. Más fundamentales que las
formas externas, que las cosas y los cuerpos, son las formas de pensamiento que
brotan constantemente en el campo de la conciencia. Son formaciones de energía
más finas y menos densas que la materia física, pero formas en todo caso.
Aquella voz que oímos incesantemente en la cabeza es el torrente de
pensamientos incansables y compulsivos.
Cuando
cada pensamiento absorbe nuestra atención completamente, cuando nos identificamos
hasta tal punto con la voz de la mente y las emociones que la acompañan que nos
perdemos en cada pensamiento y cada emoción, nos identificamos totalmente con
la forma y, por lo tanto, permanecemos en las garras del ego. El ego es un
conglomerado de pensamientos repetitivos y patrones mentales y emocionales
condicionados dotados de una sensación de "yo", una sensación de ser.
El ego emerge cuando el sentido del Ser, del "Yo soy", el cual es
conciencia informe, (Espíritu), se confunde con la forma. Ese es el significado
de la identificación. Es el olvido del Ser, el error primario, la ilusión de la
separación absoluta, la cual convierte la verdad de Dios en una realidad, y esa
realidad en muchas ocasiones en una pesadilla.
En
conclusión:
La Verdad Absoluta es que “Dios es (1), uno ---> Dios.” – EL YO SOY… Entendiendo eso sí, que si “Dios es (1), y uno ---> Dios”, lo que YO SOY lo son ustedes junto conmigo también. YO SOY la Verdad Absoluta, inmutable y eterna manifestándose... ¡Eso es lo que YO SOY!
YO SOY Absoluto en Mi Mismo y nada es aparte
de lo que YO SOY. YO SOY el Uno y Único. Eso es lo que YO SOY. Más allá de lo
mutable y de lo inmutable, YO SOY. Lo mutable o externo es la parte dinámica de
Mi Mismo, de lo que YO SOY. Lo inmutable o interno es la parte estática de Mi
Mismo, de lo que YO SOY. Pero YO SOY por encima y más allá de esta aparente
dualidad: YO SOY Absoluto, Uno y Único en Sí y en Mi Mismo.
YO SOY Conciencia Pura, la Conciencia de Ser
Absoluto. En la pura Conciencia del Ser Absoluto que YO SOY, en realidad no hay
existencia ni tampoco percepción. (YO SOY ETERNO – TODOS SOMOS ETERNOS). Por
decirlo de alguna manera y confiando en que se entiendan estas palabras… La
existencia es la toma de consciencia de algo natural que se encuentra colocado
ahí afuera, ajeno a uno mismo. Hablando desde lo natural, desde el cuerpo;
cuando hablamos de percepción, entendemos que esto, lo único que implica es la
presencia de un sujeto que percibe un objeto, ajeno a él mismo.
En el estado puro de Mi Conciencia absoluta
no hay nada afuera de Mi Mismo, no hay existencia, no hay algo colocado Afuera
y ajeno a Mi Mismo: YO SOY Todo, el Uno y Único. YO SOY inmutable, eterno,
infinito, Uno y Único tanto en el aspecto estático de Mi Mismo como en el aspecto
dinámico de Mi Mismo, los cuales son para Mí, esencialmente Uno. Conforme a la
palabra de verdad YO SOY INCONMOVIBLE.
Ejemplo:
La muerte no es nada para Mí pues en verdad,
no hay nadie aparte de Mi Mismo. No hay nadie que muera, pues solo YO SOY. En
Mi aspecto dinámico todo cambia constantemente, pero ninguno de estos cambios,
incluido el cambio llamado muerte, alteran en lo más mínimo lo que YO SOY. YO
SOY y permanezco inmutable eternamente, sin importar cualquier cambio en el
aspecto dinámico de Mí propio Ser: YO SOY y solo YO SOY y nada ni nadie es
aparte de lo que YO SOY. (Eckhart Tollé).
Somos Él mismo manifestándose en todo
momento. La bendición, la gloria, la plenitud, la esencia y la misma vida de
Dios en este mundo, pues como Él es, así mismo somos nosotros en este mundo
(1Juan: 4: 17b).