Qué tal si empezamos nuestro compartir de la Palabra leyendo estos pasajes bíblicos de (Isa: 43:19) (Apoc: 21:1) (Efe: 1:8-10) y (Rom: 12: 2), para que paso a paso entendamos el porqué es que debemos pensar correctamente en Dios, y que sea Él mismo por Su Espíritu quien nos guíe.
En (Isa: 43:19) el profeta de
parte de Dios está declarando algo increíble al pueblo de Israel, que iba a
suceder en un tiempo especial, y que solo mostraría la bendición de Dios, diciendo:
“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra
vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
En (Apoc: 21:1) es Juan al que el
Señor le permite ver eso que en alguna ocasión había dicho el profeta Isaías, y
que se cumpliría en ese tiempo especial, así: “Vi un cielo nuevo y una tierra
nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no
existía más.
Y en tercer lugar es el apóstol
Pablo el que aclara a los (Efe: 1:8-10), lo que había sucedido después de esa
promesa y el cumplimiento de la misma, que no era otra cosa más que la
bendición de Dios establecida por Su palabra para toda la humanidad, y les dijo
más, así: “E hizo sobreabundar para con
nosotros toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su
voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de
reunir TODAS las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
¿Esto con que fín? Con el único fin de ser de ahí en adelante UNO SOLO el que
se manifieste en todo y en todos. Como fue escrito: “Pero luego que todas las
cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le
sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” (1Cor: 15:28).
Pero si desconocemos todo esto que fue
hecho ya; de seguro nuestro pensamiento no va a ser el mejor delante de Dios.
No va a ir en línea con lo ya establecido por Él, y por ende, no se podrá
disfrutar en toda su dimensión mientras existamos en esta tierra nueva y cielo
nuevo de bendición.
Por eso vale la pena que meditemos por el Espíritu de Dios,
en estas palabras que fueron una aclaración del apóstol Pablo a los romanos, para
que también ellos se pudieran gozar en la libertad que el Señor había logrado, al
ofrecer Su vida en ese tiempo, y en una cruz, en rescate por muchos.
Diciéndoles así:
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de
la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Rom: 12: 2). Y hoy de la misma manera
que Pablo hizo con sus discípulos en ese tiempo, quisiera tomar también este
pasaje bíblico y parafrasearlo para nuestro tiempo, pero de una forma
diferente, con el único fin de que sea Dios mismo quien aclare esta verdad que
yo sé que está en su Espíritu. Así:
Santo y etern@s en Dios…
“No se acomoden a esa manera de
vivir que tenía el pueblo de Israel antes de la cruz, y que hoy en la mayoría de
congregaciones en este mundo, los llamados “pastores, profetas, apóstoles,
maestros y evangelistas” han venido inculcando a sus seguidores. Pues para los
que vivían (AC), era una norma de vida dada por una ley que debían cumplir. Pero
en estos momentos no es más que un sistema religioso el que muy sutilmente la está
imponiendo; y esto, por medio de una ley caduca o abolida ya, según fue escrito
por el apóstol Pablo en (Efe: 2:15), donde dice que: “Abolió en su carne las
enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en
sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.”
Fuera de eso están siendo
acompañados con unos mandamientos de hombres impuestos por ellos mismos, solo
con el ánimo de manipular la mente de todos aquellos que los visitan sin
conocimiento.
· (Tito: 1:14) dice: No atendiendo a fábulas judaicas, ni a
mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
· (Col: 2:20-23) ¿Por qué, como si vivieseis en el mundo, os
sometéis a preceptos, tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en
conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se
destruyen con el uso? Y hoy han llegado al punto de decirles “Que comer, que
vestir, que decir, a donde ir, etc.”
· (Heb: 6:1-3) Delimita el tiempo en el que esas cosas debían
terminar, diciendo: “Por tanto, DEJANDO YA” los rudimentos de la doctrina de
Cristo, vamos adelante a la perfección; NO echando otra vez el fundamento del
arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de
bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del
juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.
Sino, transfórmense renovando su
entendimiento y su manera de pensar, porque solo así podrán comprobar por Uds
mismos, cuál FUÉ la buena voluntad de Dios YA ESTABLECIDA, que es agradable y
perfecta, y ésta, manifestada en esa cruz al cumplir el Señor y entregar en ese
cuerpo llamado Jesús, su vida natural y volverla a tomar para bendición de toda
la humanidad.
Para que pensemos correctamente
en Dios debemos entender, que si hubiera sido por el hombre LA SALVACIÓN Y el
cumplir Su voluntad perfecta, NUNCA se habría podido cumplir. Y con esto estoy
refiriéndome específicamente a toda esa generación antiguo - testamentaria que
vino bajo la línea del terrenal Adán… Nosotros vinimos al mundo por una línea
de bendición diferente, la cual es Cristo.
Tal y como fue escrito: “El
primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es
del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales (en pecado,
maldición, esclavitud, apartados de Dios, etc); y cual el celestial, tales
también los celestiales. (Santos, justos, perfectos, limpios, en libertad, sin
pecado, en bendición, etc” (1Cor: 15:47-48).
Yo sé que esta manera de
parafrasear este pasaje bíblico de (Rom: 12: 2) a algunos no les va a parecer,
o no les va a gustar, pero es la verdad. Y de seguro es mejor ir un poco más
allá de la letra para ponerle piso a la palabra que hoy estamos tratando para
este tiempo, respecto del pensar correctamente en Dios.
De igual manera miremos lo que fue
dicho por el Señor a través del profeta Oseas al pueblo de Israel, diciendo: “Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento...” (Ose: 4:6). Esta palabra
es aplicable para muchos de nosotros en este tiempo, porque siempre en Dios
tendremos que despertar a verdades que nuestra mente natural no asimila, no
acepta, no recibe, no entiende o simplemente nunca va a tener la capacidad de
comprender porque no les fue dado entenderla.
Sé que de seguro el Espíritu de
Dios nos permitirá entender ahora esta palabra, porque ellas taladrarán en
nuestra mente y corazón, para ir siendo despertados por Él a ese conocimiento
de la verdad que siempre ha estado en nosotros, pero que solo será alumbrada en
Su día y en Su momento. ¡Así nos duela! …
“¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?” (Gál: 4:16).
Estas fueron las palabras de Pablo a sus discípulos en Galacia. Yo espero que
hoy no me convierta en su enemigo.
Ahora sí, retomemos de nuevo la
palabra que venimos tratando y definamos en sí, por qué entonces es que decimos
que debemos pensar correctamente en Dios.
¿Qué es pensar?
1) es formar [una persona] ideas y representaciones de la realidad en su mente, relacionando unas con otras. 2) es considerar un asunto con atención y detenimiento, especialmente para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión. 3) puede ser también meditar o reflexionar.
1) es formar [una persona] ideas y representaciones de la realidad en su mente, relacionando unas con otras. 2) es considerar un asunto con atención y detenimiento, especialmente para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión. 3) puede ser también meditar o reflexionar.
Entonces conforme a estos significados,
pensemos, meditemos o reflexionemos correctamente todo lo que está aconteciendo
en nuestra vida, porque según lo “Ya establecido por Dios”, todo es para
nuestra bendición; y para que hoy podamos vivir en esta vida gozándonos de todo
el bien que está en nosotros (Fil: 1:6), porque así fue escrito para que
pensemos correctamente, diciendo:
“Por demás” hermanos, nuestro
pensamiento debe estar en línea con Su palabra y mucho más en este tiempo… Debe
estar centrado en todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; en todo aquello en
donde haya virtud, si hay algo digno de alabanza, es en esto en lo que debemos
pensar, (Fil: 4:7-8), porque todo nos fue dado ya para que lo disfrutemos, y no
permitamos que por desconocimiento estemos pensando diferente o en contravía a lo
que ya fue establecido para nosotros, y lo sigamos desperdiciando.
Pero eso solo podrá ser, despertando
ya al conocimiento de aquél que nos puso en este mundo como Su gloria y Su
excelencia (2Ped: 1:3), pues el que vive es Él a través nuestro y no nosotros...
esto es pensar correctamente… en línea con Su perfecta voluntad, porque ¡Él es
el todo, y Él es en todos! (Col: 3: 11). Por decirlo de alguna manera. Mientras
existamos a este mundo, ¡Él es quien debe pensar, sentir y actuar! … y no
nosotros.
Para meditar en Dios:
“Si puedes reconocer, aunque sea
de vez en cuando, que los pensamientos que pasan por tu mente natural son
simples pensamientos, sí puedes ser testigo de tus hábitos mentales y
emocionales reactivos cuando se producen, entonces esa dimensión ya está
emergiendo en tí como la conciencia en la que ocurren los pensamientos y
emociones: el espacio interno intemporal donde se despliegan los contenidos de
tu vida.
La corriente de pensamientos tiene una enorme inercia que puede
arrastrarte fácilmente. Cada pensamiento pretende tener una gran importancia y
quieren captar toda tu atención.” He aquí un ejercicio espiritual que podemos
practicar: “No nos tomemos los pensamientos demasiado en serio, porque fácilmente
nos podemos quedar atrapad@s en sus prisiones conceptuales.”
· “NO nos conformemos a esa manera de vivir de ese tiempo (A-C), conforme
a “Leyes, mandamientos, rudimentos, tradiciones, reglas, costumbres,
ordenanzas, etc. pues todas estas cosas fueron las verdades que desde tiempo
atrás fueron dichas para que el pueblo despertara de ese yugo, pero no las
entendieron, y muchos no las entienden aún…
Se les dijo: “DEJEN YA” los
rudimentos de la doctrina de Cristo, para que puedan ir adelante a la
perfección. No echen sobre Uds otra vez el fundamento del arrepentimiento de
obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición
de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Claro está que
todo esto se dejará de hacer o de practicar, (Si Dios en verdad lo permite) (Heb:
6: 1-3).
· “No nos conformemos a esa religiosidad en la que durante mucho
tiempo vivimos, y en la que muchos todavía permanecen y persisten… “Renovemos
el espíritu de nuestra mente” (Efe: 4:23).
· “No nos conformemos más a ese estilo de vida aprendido de un
sistema religioso totalmente salido y desenfocado del tiempo, de la persona,
del porqué y del para que fueron escritas todas las cosas, para que como dijo
el apóstol Pablo: “La participación de nuestro CREER sea eficaz en el
conocimiento de todo el bien que está en cada uno de nosotros por Cristo
Jesús.” (Fil: 1:6).
Sino transformemonos, renovando nuestro
entendimiento para que podamos comprobar hoy, cuál FUÉ esa buena voluntad de
Dios manifestada en la cruz, que es agradable y perfecta; pues ella no fue sino
¡Para bendición del hombre! Y aquí sí quiero referirme a una reflexión que creo
que vale la pena tener en cuenta para poder gozarnos y disfrutar libremente de
la verdad de Dios, la cual nos lleva a
pensar correctamente, porque fue escrito: “Conoceremos la verdad y la verdad nos
hará libres” (Jn: 8: 32).
¡La lucha es en la
mente!
Y dice así: “No voy a dejar que
nadie camine por mi mente, con los pies sucios.” Pues es aquí donde debemos
poner en práctica las palabras escritas por el apóstol: “Porque aunque andamos
en la carne, en lo natural, NO militamos según la carne… ¡Somos Espíritu! y las
armas de nuestra milicia, de nuestra lucha, de nuestro vivir, no son carnales, no
son naturales, no son terrenales, pero sí son poderosas en Dios para destruir
toda fortaleza en nuestra mente; para derribar todo argumento y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y para llevar cautivo todo pensamiento
a la obediencia a Cristo… (2Cor: 10:3-5).
En la mente, es ahí donde se “pelea” la buena batalla.
Nota:
Tomemos en conciencia estas
palabras escritas por el (Dr. Eckhart Tollé), que dicen así: "Cuando tu
conciencia se dirige hacia fuera, surgen la mente y el mundo. Cuando se dirige
hacia dentro, alcanza su propia fuente y regresa a casa, a lo No manifestado."
Para que nos entendamos y
pongamos por obra el pensar correctamente en Dios respecto de las palabras que
acabamos de leer, podemos decir entonces que cuando hablamos de la conciencia
nos estamos refiriendo es a la presencia de Dios, pues la presencia de Dios no
es otra cosa más que la misma conciencia hecha presente; por eso entendemos que
es Él mismo obrando a través de… como UNO solo
en tod@s... Sin diferencias de ninguna clase, sin hacer acepción de personas, sin
tener en cuenta el sexo, ni los roles, ni el color, ni la raza, e
independientemente de la cultura, la costumbre, o la tradición que se tenga por
el lugar donde se haya nacido, etc… ¡Solo por el simple hecho de SER…! (Col: 3:
11) (Gál: 3: 28). Porque TODOS somos miembros de su cuerpo, de su carne y de
sus huesos.” (Efe: 5:30).
Recordemos que en (Ose: 4: 6) dice:
“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento” Estas palabras cuando
fueron escritas de parte de Dios, fueron para el pueblo de Israel, por el
desconocimiento y la ignorancia en la que habían caído respecto del conocerle a
Él y Su palabra; y de igual manera caímos también nosotros… al punto en el que
confesamos y creemos más desde nuestra condición natural, que desde nuestra
posición y verdadera identidad; por esto, es la palabra que venimos tratando
hoy, acerca del pensar correctamente en Dios.
Ahora bien, aquí quiero
compartirles unas palabras que sé que nos pueden servir para ejercitar nuestros
sentidos espirituales. Meditémoslas y tomemos conciencia de lo que fue dicho:
“Como bien sabemos muchos aquí en
nuestro país, cada vez que va a salir algún decreto del gobierno, al final del
comunicado a presentarse, las últimas palabras que se leen en el escrito son
las siguientes, así: “Comuníquese, publíquese y cúmplase.” Todo esto
establecido conforme al protocolo gubernamental”
Pero en cierta ocasión aquí en
Colombia, uno de los candidatos a la presidencia de la república, el Dr.
Antanas Mockus, en una entrevista hablando respecto de estas palabras dijo que para
él, las palabras correctas deberían ser más bien: ¡Comuníquese,
publíquese, ENTIÉNDASE y cumplase!, y yo me uno a esa aclaración hecha
por el candidato. Ahora sí, hecha esta aclaración vale la pena ponerlas en
práctica, y mucho más cuando del compartir la Palabra nos referimos.
Tal y como lo dijo el apóstol en
cierta ocasión: ¡Hablemos de Él, COMO DEBEMOS hablar! Pero para poderlo hacer
debemos “Pensar correctamente”, debe hacerse conforme al tiempo, a nuestra
posición y a nuestra verdadera identidad (Efe: 6:20). “¡Comuníquese, publíquese, ENTIÉNDASE y cúmplase!”
Esto lo hacemos con el
único fin de poder seguir creciendo en el conocimiento de Dios y Su palabra.
Es verdad que “Muchas cosas en
Dios son difíciles de explicar, y cuanto más, cuando por ignorancia o
insensatez tratamos de entender Su palabra con nuestra mente natural,
(pensando, analizando, reflexionando, cuestionando, etc), según nosotros, para
aportarle, o dar nuestra opinión a Dios acerca del como debieron o deberían ser
las cosas… Y hoy, tal y como fue antes: algunos se han hecho tardos para oír.
Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, todavía tienen
necesidad de ser alimentados como niños, con leche, y no con alimento sólido,
porque su mente no les dá par ahora para asimilar Su grandeza y Su propósito ya
establecido para bendición del mundo entero.
Porque si algo está claro es que…
Lo que fue dicho y hecho por Dios mismo a través de ese cuerpo Jesús en la
cruz, YA FUE CONSUMADO… Ahora solo debemos entender pensando correctamente, que
¡En Él vivimos, y nos movemos, y somos! (Hech: 17:28). Ahora sí confío en Dios
que esta palabra ha sido bien recibida… “¡Comuníquese, publíquese, ENTIÉNDASE y
cúmplase!”, solo así entendiendo Su palabra y los tiempos ya consumados, nos
podemos gozar en esta tremenda bendición.
¿Te has puesto a
pensar, qué fácilmente nos quedamos atrapados
en nuestros conceptos y prisiones conceptuales?
Dice el escritor de espiritualidad,
el alemán más popular, el Dr. Eckhart Tollé, que la mente humana en su deseo de
conocer, entender y controlar, confunde sus opiniones y puntos de vista con la
verdad. Dice también que: Tenemos que ser más amplios que el pensamiento para
darnos cuenta de que nuestra manera de interpretar «Nuestra vida», o la vida y
conducta de otra persona, cualquiera sea la manera que tengamos de juzgar una
situación, no es más que un punto de vista, una de las muchas perspectivas
posibles. No es más que una cadena de pensamientos.
Pero la verdad es una totalidad
unificada donde todas las cosas están entrelazadas, donde nada existe en y por
sí mismo. Por eso es que “Todas las cosas nos ayudan a bien” (Rom: 8: 28). El
pensamiento fragmenta la verdad, la corta en pedazos y en fragmentos
conceptuales, hasta convertirla en realidad.
Valga la aclaración
respecto de estas dos palabras… “La verdad y La realidad”
Según el apóstol Pablo en (2 Cor:
4:18) les dice que “NO debemos mirar las cosas que se ven, sino las que no se
ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son
eternas.”
Si nos damos cuenta, en esta
recomendación hecha por el apóstol en este párrafo están implícitas estas dos
palabras, “La verdad y La realidad”, donde podemos entender fácilmente que la
“Realidad” son todas aquellas cosas que vemos y palpamos con nuestros sentidos físicos,
y que no son para siempre, son temporales; en cambio la “Verdad” son todas
aquellas cosas que en diferencia con la realidad, NO se pueden ver físicamente,
pero sí las podemos ver con los ojos del Espíritu… Claro está, cuando
ejercitamos más nuestros sentidos espirituales, que los naturales.
Al pensar correctamente
en Dios, podemos diferenciar también entre la sabiduría y la inteligencia.
La mente pensante es una
herramienta útil y poderosa, pero también muy limitante cuando se adueña
completamente de tu vida, cuando no te das cuenta de que sólo es un pequeño
aspecto de la verdad que ERES. La sabiduría en cambio, no es un producto del
pensamiento. ¡Es un vivir Él!
El conocer profundo, que es la
sabiduría, surge en el simple acto de prestar toda tu atención a alguien o
algo… “Es darle valor” o más bien, reconocer el valor que tiene. La atención es
la inteligencia primordial.
La conciencia misma, disuelve las
barreras creadas por el pensamiento conceptual, lo que nos permite reconocer
que nada existe en y por sí mismo. Une el perceptor con lo percibido en un
campo de conciencia unificado. La sabiduría cura la separación. Cuando estás
inmerso en el pensamiento compulsivo, estás evitando lo que es. No quieres
estar donde estás. Aquí y Ahora.
Los dogmas religiosos, políticos,
científicos, etc. surgen de la creencia errónea de que el pensamiento puede
contener y encerrar la realidad o la verdad. Los dogmas son prisiones
conceptuales colectivas. Y lo extraño es que la gente ama la celda de su
prisión porque le da sensación de seguridad, una falsa sensación de «yo sé». Nada ha causado más sufrimiento a la humanidad
que sus dogmas.
Es cierto que cada dogma se viene
abajo antes o después, porque su falsedad acaba siendo revelada por la
realidad; sin embargo, a menos que el error básico sea visto tal como es, el
dogma será reemplazado por otros. ¿Cuál
es entonces el error básico? La identificación con el pensamiento.
El despertar espiritual es el despertar del
sueño del pensamiento.
El reino de la conciencia o sabiduría es mucho
más vasto de lo que el pensamiento puede entender. Cuando dejas de creerte todo
lo que piensas, sales del pensamiento y ves con claridad que el pensador no es
quien tú eres. El pensador es Él. Por esto fue escrito así: “Despiértate,
tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Dios - El Señor.
Mira, pues, con diligencia cómo andas, no como necio sino como sabio…” (Efe:
5:15).
En conclusión:
Pensando correctamente en Dios, ¿Cómo te
consideras tú en este momento, un niño o una persona que ha alcanzado madurez?
Pero para esto quiero que leas lo siguiente:
Pablo en cierta ocasión hablando de él,
escribió así: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora
vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco
en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” (1Cor: 13:11-12).
Para que pensemos correctamente
en Dios, debemos recordar entonces que cuando el apóstol Pablo se refiere a un
niño, espiritualmente nosotros debemos entender hoy, que se está hablando de aquella persona que es inexperta, o un neófito
en la palabra de justicia. Y que cuando nos referimos a aquel que ha alcanzado
madurez, es todo aquel que puede ser alimentado con verdad, con alimento sólido o vianda. Es aquel
que por el uso o práctica, tiene los sentidos espirituales ejercitados en el
discernimiento del “bien y del mal…” conforme a (Heb: 5:11b -14). Bien y mal
que en Dios son relativos, pues en Él, todo es (Perfecto y Necesario).
Por eso el apóstol
Pablo escribió así, diciendo:
“Que tu CREER no esté
fundado en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Por eso,
hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este
siglo… Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual
Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los
príncipes de ese siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado
al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios preparó para los
que le amamos. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el
Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios… (1Cor: 2: 5-10).
Ahora sí después de haber aclarado
esto, ejercitémonos en nuestros sentidos espirituales y pensemos correctamente en
Dios, antes de terminar con nuestra palabra el día de hoy, respecto de esta
verdad acerca de la “la niñez y la madurez; del bien y del mal; de lo relativo,
de lo perfecto y necesario, porque de seguro, todos nosotros seremos
ejercitados en estas palabras para que vivamos en este mundo como fue
establecido que fuera para nosotros, disfrutando solo en la bendición de Dios.
Para que en todo momento y lugar donde
nos encontremos, estemos viviendo lo que somos en Él, tal y como fue
establecido en Su soberanía, por esa palabra dicha y consumada en la cruz.
“Porque en esto se ha
perfeccionado (El Amor – Dios) en nosotros, para que tengamos confianza, pues
como Él es, así somos nosotros en este mundo… (1Jn: 4: 17b). Y cuanto más
cuando es Su paz, la que sobrepasa todo entendimiento, la que guarda nuestro
corazón y nuestros pensamientos en Él, y para que de hoy en adelante, nuestro
pensamiento sea ahora sí, correctamente en Dios. En línea con Su palabra, con
Su buena voluntad, con lo YA establecido por Él, y sin darle un ápice de
espacio al ego para que manipule nuestra mente, emociones y voluntad.
Y de la misma manera que el apóstol lo
dijo en ese tiempo, igual lo puedo decir yo ahora… “Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios…
Así que, todos los que somos perfectos,
esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.
Pero en aquello a que hemos llegado, “conocernos como fuimos conocidos, que
Somos la gloria de Dios ya manifestada, Su bendición, Su reflejo, Su imagen, Su
olor fragante, Su poder, Su sabiduría, Su plenitud, Su esencia y Su misma vida
en este mundo.” sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. (Fil: 3:13-16).
“Porque Él es el todo y en todos…” (Col:
3: 11) (Gál: 3: 28). Y es Él quién obra a través de…