Santos y eternos en Dios.
Tengamos presente SIEMPRE que hay algo en el Señor que fue establecido
por Él desde antes de los tiempos de los siglos, y según Su plan perfecto, para
que fuera una realidad en Su tiempo y se hiciera palpable en nuestra vida hoy,
por el conocimiento de Su palabra. Y para que habiendo despertado a esta luz,
nos mantengamos con firmeza en ella, cimentados en esa verdad que FUE
ESTABLECIDA por el Espíritu, y que en Dios es INAMOVIBLE.
Somos Su esencia, Su plenitud y Su misma vida en este mundo, y lo
mejor, en plena acción… así fue escrito: “Como Él ES, así somos nosotros”…
Espíritu y no carne. Pnéuma y no Soma. Eternos y no temporales. Santos y
perfectos, sin mancha y sin arruga, y sin ninguna cosa semejante. (1Jn: 4: 17b).
Así nos sea difícil de creer, de aceptar, y aún de vivir esta palabra
que hoy estamos compartiendo por culpa de esa forma de pensar programada en
nuestra mente por ese sistema religioso tradicional, aprendida desde nuestra niñez; y porque no
decirlo también desde el vientre de nuestra madre. Esta verdad es clara en
nuestro Espíritu, y debe ser clara en nuestra forma de vivir, porque (Nosotros no somos los que vivimos en este
mundo, sino que el que vive es Él...). Esta debe ser nuestra confesión en todo
momento, pero por el CREER la palabra; no por solo información religiosa. ¡Fue Su plan desde la eternidad para nuestra
bendición!
Bendición:
Desde mucho tiempo atrás hemos venido
escuchando que bendición viene de bendecir. Y que bendecir es “Decir bien”, y que
decir bien es igual a MANTENER SIEMPRE NUESTRA BUENA CONFESIÓN. Pero esto solo
se logra poner por obra en el preciso momento en que somos ejercitados, y por
el conocimiento. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de
poder, de amor y de dominio propio. (2Tim: 1:7).
Para entender mejor esto, veamos un ejemplo en
la vida de David cuando solo era un pastor de ovejas y fue ejercitado en esta
verdad… pues David mantuvo su buena confesión frente al gigante Goliath, así:
“Cuando el filisteo miró y vio a David, le
tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Y dijo el
filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a
David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne
a las aves del cielo y a las bestias del campo.
Entonces dijo David al filisteo:
Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina;
mas yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. El Señor te entregará hoy en
mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los
filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra
sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que el Señor no
salva con espada y con lanza; porque del Señor es la batalla, y él os entregará
en nuestras manos.” (1Sam: 17:42-47).
“Compartir esta palabra a las personas que
poseen un diseño de vida único y eterno, es la mejor asignación de vida, y la
satisfacción de encontrarte contigo mismo… pero en tu prójimo”… (Edison Tello).
“El Poder que habita en mí” es el
Espíritu de Dios el cual ES hoy, a través nuestro.
Respecto de esta verdad del poder que habita
en mí; el cual ES (Dios – Espíritu) en este
tiempo, y a través nuestro; si quiero recordarles la aclaración que hicimos al
respecto en un tema anterior... pues HOY el Espíritu del Señor, No está CON
nosotros, ni está EN nosotros, sino que estas fueron palabras dichas por Jesús
a sus discípulos y que tuvieron cumplimiento en su tiempo, tal y como fueron
dichas, así:
“El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora CON vosotros, y estará EN
vosotros. ¡Ya es historia! (Juan: 14:17).
Hoy entendemos por ese poder que ES en nosotros, que estamos siendo despertados de toda
esa ignorancia, a Su verdad (Juan: 8: 32); esa verdad que hoy nos hace libres
de toda religiosidad y enseñanza natural del sistema, por haber sido alumbrados
en ese (Poder - Espíritu – Dios), el cual sigue obrando a través nuestro. ¡Dios
ES en nosotros! (1Cor: 15: 28).
El alguna ocasión el apóstol Pablo se lo dijo en
su tiempo a los corintios, diciendo: “Nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que SEPAMOS lo que Dios
nos ha concedido (1Cor: 2:12). Y les dijo también lo siguiente: “Y si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él…”
Lo que obviamente para este tiempo, esta
palabra de que “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él…” es
imposible aplicarla a nosotros; pues estamos en pleno siglo XXI, y entendemos
por el Espíritu, que Dios ES quien vive. Es Su espíritu el que se manifiesta en,
y a través nuestro. Es Él, el todo y en todos obrando como UNO solo sin
distingos de clases, ni de credos, ni de cultura, ni color, etc. ¡SIN ACEPCIÓN
DE PERSONAS! (Gál: 3: 28) (Col: 3: 11).
Muchos todavía hoy respecto del poder que nos
habita. Del Espíritu que ES a través nuestro y del Amor – Dios que SOMOS, están
viendo como los corintios de ese tiempo, por espejo, oscuramente… pero en Su
tiempo, conforme a Su perfecta voluntad, y por ese mismo poder del Espíritu, se
verán cara a cara… no en parte; sino que juntamente nos gozaremos con ellos, conociéndonos
como fuimos conocidos; en nuestra verdadera identidad, esencia y plenitud.
¡Espíritu! (1Cor: 13:12).
DESPIERTATE TU QUE DUERMES, y entiende que HOY a nosotros se nos concede ser
alumbrados en esta tremenda gloria, de conocernos como fuimos conocidos; pues
HOY Dios ES en todos y en cada uno de nosotros. Para
que lo entendamos mejor podemos decir que “El poder que nos habita”, no es nada
más, ni nada menos, que Su misma vida y plenitud, y esta, es la que se está
manifestando en cada uno de nosotros en particular.
El mismo que el apóstol Pablo dio a conocer a
los atenienses en el areópago donde ellos adoraban a sus dioses, y donde
también tenían un lugar especialmente apartado para el DIOS NO CONOCIDO. Ese Dios
al que ellos adoraban sin conocerle. El Dios que hizo el mundo y todas las
cosas que en él hay. El Señor del cielo y de la tierra, el que no habita en
templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si
necesitase de algo; el que da a todos, vida y aliento y todas las cosas. (Hech:
17:23-25).
Ese es el (Poder – Espíritu – Dios) que habita
y ES, en cada uno de nosotros. El que vive… y al que debemos ver en todas las
personas en particular. Eso sí, cuando lo hacemos con los del Espíritu, para
darle el valor del (Yo Soy = Eterno) a cada uno. Porque cuando nos valoramos por
lo natural, por el cuerpo, siempre nos veremos y veremos a nuestro hermano en
lo débil, en lo temporal y en lo limitado. Desconociendo que nuestro cuerpo en
verdad solo existe a este mundo, HASTA que se cumpla lo que le fue declarado
por Dios mismo cuando dijo: “Del polvo fuiste tomado, y al polvo debes volver”;
porque el Espíritu es eterno. Lo que muere es el cuerpo, el vaso de barro o
velo con el que se viste el Espíritu durante un tiempo para poder manifestarse
en esta tierra, y después ser de nuevo sembrado en ella.
Esta verdad también fue aclarada por el
apóstol a sus discípulos diciendo:
“Porque sabemos que si nuestra morada
terrestre, este tabernáculo, se deshiciere (Muerte), tenemos de Dios un
edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos (Espíritu). Y por
esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación
celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo
los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos
ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del
Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que
estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por
vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y
presentes al Señor” (2Cor: 5:1-8).
Ahora, entendiendo todo esto acerca del (Poder – Espíritu) que nos habita hoy, el cual era la esperanza de vida que tenían ellos en su tiempo… “Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús Es hoy en nosotros, y es el que se manifiesta a través nuestro… HOY vivificará – revitalizará – fortalecerá – Despertará el entendimiento y Animará también nuestros cuerpos mortales por su Espíritu…” Tal y como fue dicho en (Rom: 8: 9-11).
¿Qué es vivificar?
Vivificar viene del griego Zoopoieo - Dzo-op-oy-eh-o
que quiere decir: Revitalizar (literalmente o figurativamente). Quiere decir:
hacer vivo, dar vida, acelerar. Y en español quiere decir: Dar
vitalidad o fuerza a una persona que estaba débil o a una cosa que había
perdido la energía.
Esta verdad nos ayudará a gozarnos de una manera muy especial por el
conocimiento mientras estemos en este cuerpo natural, y nos llevará a disfrutar
al máximo con todos y cada uno de nuestros hermanos en Dios, de lo que YA fue establecido
por Él mismo para nuestra bendición. Lo que quiere decir, “Reinar en vida.”
¿Qué verdad?
Que El Espíritu - Dios – El Yo Soy – El Ser - El que todo lo llena en
todo es el que vive… y es “El Poder que hoy nos habita.” El mismo que hizo TODO
lo que el hombre antes de la cruz no pudo hacer. Pues ninguno de ellos en su
tiempo pudo cumplir las obras que la ley les demandaba. Y de igual manera, todo
lo que para nosotros en este tiempo sería imposible alcanzar humanamente. Por
eso nos fue imputada Su perfección, santidad, justicia, sabiduría, etc. para
que nos podamos gozar en este cuerpo natural, conociéndonos como fuimos
conocidos, en Espíritu.
Así para muchos todavía hoy en día les sea imposible CREER en ese (Poder
– Espíritu) que nos lleva a ser alumbrados y entender que ya no hay necesidad
de obrar de cual o tal manera para agradar a Dios, por una LEY DE AMOR, que no
es más, que la esencia de Dios mismo implantada en el hombre. La ley del
Espíritu de vida, la cual se manifiesta, y vive a través nuestro… ¡El Amor!
Dicho de otra manera… es Él mismo, por Su Gracia y Su Amor manifestándose
a través de cada uno de nosotros, permitiéndonos tener en este vaso de barro,
vehículo, cuerpo o velo, todas las experiencias de vida con las que hoy estamos
siendo ejercitados… pues todas ellas nos ayudan a bien (Rom: 8: 28).
¿Qué quiere decir manifestación?
Manifestación:
1) Esta palabra viene
del griego - Ἐπιφάνεια – Epifanía - Ep-si-an-i-ah. Y quiere decir,
(específicamente) el advenimiento de Cristo (pasado o futuro): - aparición,
brillo.
2) Y según la real
lengua española, manifestación quiere decir: Acción de manifestar o
manifestarse. Ej: "una manifestación artística; la manifestación de duelo
por la muerte de una persona."
El apóstol Pablo acerca de esta
verdad de la manifestación, de ¡Su
Gracia y Su Amor! que está en ti, en mí, y en todos los seres humanos en este mundo,
escribió diciendo lo que el Señor en alguna ocasión le dijo en un momento de
angustia para él, y después de haber tenido un tiempo especial con Dios, y de
haberle dicho por tres veces seguidas que quitara ese adversario, ese mal u
opositor que había sido puesto delante de él, de su cuerpo físico; y esto,
después de haber reconocido delante de Dios que si él, en algo tenía que
gloriarse, nada tenía que ver con su hombre exterior lleno de conocimiento,
lleno de logos, sino, en el nuevo hombre, el que fue despertado por Dios mismo
a un conocimiento superior.
Conocimiento este, que de alguna
manera ya estaba influyendo en él para gloriarse naturalmente, por lo que le
fue dado ese aguijón, al que Pablo le llamó “mensajero de satanás”, y por tal
motivo, tuviera que reconocer antes que nada, que Dios por el poder que hoy nos
habita, tenía todo bajo control, aún esa situación por la que estaba pasando,
porque en Él había, hay y habrá ese poder especial el cual solo los entendidos,
entenderán… El poder del Espíritu… ¡Su
Gracia y Su Amor! Le dijo así: “Y me ha dicho: Bástate mi
gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
A lo que el apóstol respondió, diciendo:
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor
a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2Cor: 12:10),
Así como en el tiempo del profeta, a unos se les permitió ver lo que nunca nos fue contado, y entender lo que jamás habíamos oído (Isa: 52:15). Pues esta verdad solo la podrían entender todos aquellos a quienes Dios mismo en su perfecta voluntad, ya tenía establecido que entendieran. Igual sucede hoy en día. “A los que nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán. (Rom: 15:21), pues todo está bajo Su control, poder y señorío.
Miremos
el significado de estas 4 preguntas:
¿Qué
es poder? ¿Qué es habitar? ¿Qué es gracia? ¿Qué es amor?
1.-
¿Que es poder?
Poder,
puede referirse a múltiples conceptos dependiendo del campo o área de
conocimiento… puede ser, “Fuerza, persuasión, autoridad, influencia, carisma,
pericia, conocimiento, dinero, etc.”
2.-
¿Que es habitar?
Es
vivir u ocupar habitualmente en una zona o lugar determinados… ejemplo: el Espíritu
de verdad el cual mora, o habita EN cada uno de nosotros en particular” (Juan:
14:17), lo que nos indica que, es ¡Dios mismo el que vive a través nuestro, y
no nosotros!
3.-
¿Que es gracia?
Esta
palabra tiene varios significados, así:
a)
Es un favor o don gratuito concedido por Dios. Según la enseñanza de muchos
creyentes dicen que es un “don inmerecido...”, lo que a MI PARECER, no puede
ser cierto, pues en el tiempo en el que fue manifestada Su gracia como favor,
lo fue, para los llamados hijos de Dios, ovejas, trigo o vasos de misericordia.
¡Y un hijo SE MERECE TODO!
b)
El apóstol Pablo la describe como el conocimiento de los misterios escondidos
de Dios, la revelación dada a él en el tercer cielo; o como el evangelio o
buena nueva para los gentiles de su tiempo. Lo que se conoce como la “segunda
gracia.” (2Cor: 1:15).
c)
Pero hay una Gracia superior que está por encima de todo conocimiento, ley,
pacto o misterio escondido… es (La Gracia Dios – Esencia - Plenitud y Vida). Esa
de la cual tomamos todos, en la cual vivimos, nos movemos y somos… la que el
apóstol Juan dijo: “Y Gracia sobre gracia” (Juan: 1:16).
4.-
¿Que es amor?
Es
precisamente lo que desconocemos, o conocemos en parte; y de igual forma, en
parte profetizamos o podemos hablar; mas cuando venga lo perfecto, (La luz del
conocimiento), entonces lo que es en parte se acabará, y podremos gozarnos en
conocer en verdad su significado, para podernos manifestar como lo que somos en
Dios, el amor… Su amor manifestado. (1Cor: 13:9-10).
El
amor dicen muchos, que es un sentimiento de afecto universal que se tiene hacia
una persona, animal o cosa. Amor también hace referencia a un sentimiento de
atracción emocional y sexual que se tiene hacia una persona con la que se desea
tener una convivencia bajo el mismo techo o relación. Así mismo, amor es el esmero y agrado con el
que se realiza una cosa, como por ejemplo: “Yo organizo tu fiesta con mucho
amor.”
No
obstante, el término amor puede tener varios significados depende de cómo sea
empleado. La palabra amor es empleada como adjetivo cuando se indica que una
persona es encantadora, agradable o simpática; o puede ser también una
expresión de cariño.
Pero
si leemos bíblicamente lo que escribió el apóstol pablo al respecto, dice así: “El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor
nunca deja de ser…” (1Cor: 13: 4-8ª).
Con
este significado acerca del amor, ya nos podemos dar cuenta quien es el único
que pudo, puede y podrá manifestar en este mundo un amor tan grande. ¡Dios! … El
apóstol Juan describe a (Dios - El amor) como sustantivo, diciendo: que el amor
es Dios, o que Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y
Dios en él. (1Jn 4:16b).
Ahora,
teniendo como base todo este conocimiento del poder que se manifiesta y tiene
el control de todo en este mundo, preguntémonos: ¿Quién fue entonces el que levantó a Jesús de entre los muertos? Fue ¡El Amor - Espíritu! … Dios mismo fue aquel que
levantó de los muertos ese cuerpo llamado Jesús con el que cumplió Su propósito
en este mundo (Rom: 8:11). De la misma manera como le fue dicho a Lázaro… “Levántate,
toma tu lecho, y anda.” Y el que estaba muerto volvió a la vida (Juan 5:8).
El poder Espíritu que habita en cada uno de nosotros, de la misma
manera como le fue dicho al apóstol Pablo… ¡Se
manifestara cuando se presente la debilidad! Y esto sucederá así, porque humanamente vamos en
el “camino” de la perfección del conocimiento o entendimiento. Por tal motivo, renovemonos en el espíritu de nuestra mente (Efe
4:23-24) y vivamos la esencia y plenitud que SOMOS, pues en Él fuimos creados
Según Dios, en Justicia y Santidad de la Verdad (Gal: 2: 20).
En este caminar de vida en Dios, siempre llegaremos al
punto en el que las palabras no siempre tendrán que ver solo con información,
sino que a menudo buscaran llevarnos a un Nivel de Consciencia y de vida tal, que
cuando leamos algo, seamos confrontados con el poder que nos habita, y la
verdad que ES en nosotros; y hagamos en este cuerpo natural lo que recibimos espiritualmente
hacer, y no terminemos obrando solo humanamente. "No letra" sino
"Espíritu y Vida”... Su poder obrando a través nuestro y no nosotros… ¡Esta
es la locura de la predicación!
Es estar en una posición o estado de Consciencia en Dios,
que pase lo que pase, pasemos por encima del tiempo y la razón, para caminar,
no en la revelación de Dios sino en el “Poder del Espíritu – Vida <<<<”
que nos fue dado entender, cuando fuimos alumbrados por Su Espíritu; y nos
gocemos en vivir lo que a nosotros nos fue concedido (1Cor: 2:12).
Es el Señor mismo, Su poder y sabiduría quien nos llevara
a disfrutar de esta experiencia de vivir Su verdad, haciéndose una realidad en
todos y cada uno de nosotros, cuando seamos ejercitados.
Tenemos Su poder, Su Amor y Su dominio propio.
Todo esto nos fue dado o nos fue imputado, para que cuando
seamos ejercitados en nuestra vida,
cualquiera sea la circunstancia, Él sea quien se manifieste, y nosotros
en este cuerpo natural nos podamos gozar de verlo a Él como vive Su vida a
través nuestro.
Claro está que estas experiencias son totalmente personales,
así muchos no lo vean de esta manera. Las experiencias son nuestras... Nada más;
por tal motivo, unos le darán el valor conforme a ellos, pero nadie las podrá
valorar como nosotros. Muchos querrán opinar, cuestionar o aconsejar respecto
de nuestra experiencia de vida; pero solo cuando se entienda que es de cada uno
en particular este vivir, podremos descansar en Su poder y voluntad ya
establecidos.
Por lo que el apóstol Pablo escribió así: “Pues aunque
andamos en la carne, NO militamos según la carne. Esto quiere decir que… aunque
nos movemos en un cuerpo natural, NO somos el cuerpo. “No somos lo que vemos de
nosotros. Ni lo que pensamos, sentimos o hagamos.” Somos lo que Dios conforme a
Su perfecta voluntad estableció desde antes de los tiempos. Espíritu – Poder – Sabiduría
– Bendición – Imagen – Plenitud – Esencia y Vida suya en este mundo. ¡Pues como
Él es, así somos nosotros! (1Jn: 4: 17b). NO veamos lo que se ve, sino, lo que
no se ve… (2Cor: 4: 18). Veamos lo eterno… ¡El Yo Soy – El Espíritu!
De ahí que “Las armas” que tenemos para esta nuestra
milicia en este mundo, nos son más que Su palabra, Su poder, Su domino propio,
Su voluntad perfecta, las cuales SON poderosas en Dios para destruir toda
fortaleza mental, para derribar todo argumento y toda altivez que se quiera levantar
contra el conocimiento de Dios y de Su palabra; palabra, que Él mismo ha
despertado y sigue despertando en cada uno de nosotros.
Es Su poder Espíritu el que actúa en nosotros… el que fue
capaz de levantar el cuerpo preparado en ese tiempo por Él mismo para cumplir
Su propósito antes de la cruz para bendición de toda la humanidad, que podemos
llevar cautivo todo pensamiento a Su obediencia. Y de la misma forma, estar
prontos para castigar toda desobediencia que veamos en el hermano, SOLO cuando nuestra
obediencia sea perfecta.
Pues como lo fue en el tiempo del apóstol Pablo, lo es hoy
en día… Todavía MIRAMOS LAS COSAS SEGÚN LA APARIENCIA... por eso, NO JUZGUEMOS…
“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas;
pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas
haces lo mismo” (Rom: 2: 1). Por eso fue que Pablo les dijo que: “Si alguno estaba
persuadido en sí mismo que era de Cristo, esto debía pensar de los hermanos,
que como él era de Cristo, así también TODOS sus hermanos eran de Cristo” (2Cor:
10: 3-7).
No estamos en el mundo para juzgar a nadie, porque
mientras existamos en este mundo, siempre se manifestarán en nosotros
debilidades, flaquezas, errores, faltas, resbalones y caídas… Y todos seremos
confrontados con la verdad que está en nosotros, así: “Por lo cual eres
inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que
juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.” (Rom
2:1).
El, es el que conoce todas las cosas.
Pablo les dijo a sus discípulos en
ese tiempo… ¡Nosotros tenemos Su mente!
Lo que indicaba que ellos
igualmente, tenían Sus pensamientos.
Hoy es Él, el Espíritu el que vive
a través nuestro, el poder que habita en cada uno de nosotros conforme a lo ya
establecido el que se manifiesta; por ende, estas palabras nos deben cimentar
más en seguridad, en paz, en gozo, en poder, en sabiduría, etc. pues están
dirigidas NO al conocedor que habita en nosotros, sino al pensador que
mostramos, porque en muchas ocasiones, con todo y el conocimiento que tenemos,
no vivimos esa gloria de vida y libertad que Él nos imputó.
Es por esto que cuando oímos Su
palabra por el Espíritu, y nos identificaremos con todas y cada una de ellas;
la expresión que usamos en el mismo momento en el que estamos siendo alumbrados
en Su verdad, decimos... "Sabía que había algo más" "Esta es la
verdad que estaba esperando oír" "Es lo más cierto que he podido escuchar."
En Su tiempo el profeta Isaías
dijo al pueblo de Israel, así: ¿Quién hay entre vosotros que teme al Señor y
oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el
nombre del Señor, y apóyese en su Dios. (Isa: 50:10-11). Hoy es Dios en mí, en
ti y en todos. Solo vive.
En conclusión:
Tenemos su (Poder - Espíritu) en nosotros. ¡Su Gracia y Su Amor! Es “El Poder que habita en mí y en todos”… ¡El Espíritu -
Dios – El Yo Soy – El Ser – El que todo lo llena en todo es el que se
manifiesta! El mismo que llenó a los apóstoles en el día de pentecostés (Luc:
1:35). El que Pablo dijo a los Corintios que supieran lo que Dios les había
concedido (1Cor: 2:12) y el que hoy ES en todos y cada uno de nosotros en
particular… UNO SOLO (Gál: 3: 28) (Col: 3: 11).
Esta es esa verdad eterna implantada en nuestro Espíritu
para que la disfrutemos, porque nuestro CREER no debe estar fundado en la
sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1Cor: 2:5).
Ahora nos impregna LA VIDA – EL
ESPÍRITU – DIOS donde no podemos ser ya, tan solo espectadores de una realidad,
sino creadores de ella… “Como conviene” (1Cor: 10:23). Ahora sí con esta verdad
puesta delante de nuestros ojos (espirituales y terrenales), conozcámonos como
fuimos conocidos… ¡En nuestra esencia Dios!
TODO está puesto a nuestros pies… para
eso estamos aquí, para identificarnos con lo que somos, no para acomodarnos a
una realidad generada fuera. ¡DIOS – ESPÍRITU es el poder que habita en mí! Por
eso… ¡TOMA TU LUGAR EN EL CICLO DE LA VIDA!
Somos la bendición de Dios Ya
manifestada, Su gloria, Su Imagen, Su plenitud, Su esencia, y Su misma vida, por ¡Su Gracia y Su Amor!