Para poder… ¡Vivirlo Él!
¿Que es recordar? es traer algo a la memoria. Es hacer que alguien tenga presente una cosa. Es encontrar parecido entre dos o más personas o cosas. Es guardar semejanza. Es despertar el que estaba dormido… por eso: “Despiértate tu que duermes y levántate de los muertos y te alumbrará Cristo” (Efe: 5:14).
¿Qué es aprender? es adquirir el conocimiento de alguna cosa… Es “Fijar
algo en la memoria”
Muchos nos hemos preguntado en alguna ocasión, el
¿Por qué estamos en este mundo? ¿A que hemos venido? ¿Cuál es el propósito real
de nuestra vida en la tierra? ¿Que es lo que debemos hacer en ella? … ¿Vinimos
al mundo solamente con la función de nacer, crecer, reproducirnos y morir,
igual que cualquier ser viviente?, o hay algo más… ¿Qué es lo que debemos
recordar y que es lo que debemos aprender?
En nuestra vida muchas preguntas se han quedado
sin respuesta, y con el transcurrir del tiempo a muchos esta ignorancia los ha
llevado a la desesperación, a la angustia, al inconformismo, a la frustración,
a no creer ya mas en nada, ni en nadie; y a otros los ha llevado hasta la misma
muerte, por falta de conocimiento (Ose: 4: 6), por eso la importancia de “Recordar
y Aprender”
1.- ¿Qué es lo que nosotros podemos
recordar?
a)
Lo que ya está en nuestra mente… Mente Espíritu… Mente
(Cristo).
b)
Lo que aprendimos cuando estábamos en el plano celestial,
porque nos fue enseñado por Él mismo; pues nadie puede recordar algo que nunca
recibió. Ej. Jesús dijo: “Todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene
a mí” (Juan: 6:45b).
c) Lo que olvidamos al tomar cuerpo... Ej. El Señor le hizo unas
preguntas a Job, que de cierto él, conocía ya las respuestas, pero que por
causa del pecado y del cuerpo, había olvidado; y le dijo: Ahora ciñe como varón
tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás.
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?
¿O quién extendió sobre ella cordel?
¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando
alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de
Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su
seno, cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad, y
establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí
llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas? ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has
mostrado al alba su lugar, para que ocupe los fines de la tierra, y para que
sean sacudidos de ella los impíos? Ella muda luego de aspecto como barro bajo el
sello, y viene a estar como con vestidura; Mas la luz de los impíos es quitada
de ellos, y el brazo enaltecido es quebrantado.
¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has
andado escudriñando el abismo? ¿Te han sido descubiertas las puertas de la
muerte, y has visto las puertas de la sombra de muerte? ¿Has considerado tú
hasta las anchuras de la tierra? declara si sabes todo esto. ¿Por dónde va el camino a la habitación de la
luz, y dónde está el lugar de las tinieblas, para que las lleves a sus límites,
y entiendas las sendas de su casa? ¡Tú
lo sabes! Pues entonces ya habías nacido, y es grande el número de tus días… (Job:
38: 1-41).
Esto nos lleva a preguntarnos, Que fue lo que el
Señor puso en nuestra mente? ¿Qué fue lo que aprendimos? ¿Qué fue lo que se nos
olvidó?...
El apóstol Pablo escribió
a los Corintios, diciendo: Ahora vemos
por espejo, oscuramente; mas entonces veremos
cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido. (1Cor: 13:11-12).
El término “entonces” denota un tiempo, un
momento, o una ocasión de cumplimiento para algún evento en particular, algo
especial, un despertar, un abrir los ojos… Y también les dijo: “Si alguno se imagina que
sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo” (1Cor: 8:2) indicando con esto,
que hay todavía muchas cosas que desconocemos o que las conocemos pero no en su
totalidad y que por ende, es necesario, unas recordarlas y otras aprenderlas
como se debe… “Porque en
parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabará.”
2.- ¿Qué es lo que nosotros podemos
aprender? …
a)
Lo que no
sabemos…
b)
lo que no
conocemos, lo que ignoramos…
Hay muchas verdades de Dios que no van a ser en
nosotros más que una información, hasta el momento cuando sean alumbradas por
el Espíritu y las recordemos... Un ejemplo de esto lo podemos ver cuando Juan
escribió a la iglesia en su tiempo, diciéndoles: “Que Dios les había dado vida
eterna”… ¡La Vida del Espíritu! Pero ellos lo ignoraban. (1 Juan: 5:11).
Y de la misma manera sucedió cuando Pablo le
recordó a su discípulo Timoteo acerca del Espíritu que había recibido, diciendo:
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio (2Tim: 1:7). Dando a entender con esto, que todo lo que se propusiera
conseguir, lo lograría… (Fil: 4: 13). Y a los discípulos en Colosas les dijo: “Hagan
morir, pues, lo terrenal en Uds: fornicación, impureza, pasiones desordenadas,
malos deseos y avaricia, que es idolatría;
dejen también todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia,
palabras deshonestas de su boca, etc. (Col: 3:5-8).
El Espíritu es quien recuerda en el
cuerpo lo celestial y aprende lo natural...
Entonces… ¿Qué es eso especial que conocemos en
parte y que debemos recordar? ¿Qué es eso que vemos oscuramente?… ¡Que el que
vive es Cristo y no nosotros! … Y… ¿Qué es lo que debemos aprender? …
A ¡Vivirlo a Él! ... pues el que ama su vida, la perderá; y el que
aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará (Juan: 12:24-25).
¡A conocernos como fuimos conocidos…! Pero esto seguirá siendo un misterio para muchos,
hasta que no sea Dios mismo quien lo aclare… De ahí el porqué, de “Recordar y
Aprender” para disfrutar del propósito establecido por Dios…
Antes de la cruz fue dicho por Moisés al pueblo
de Israel que… “Las cosas secretas pertenecían a Dios; mas las reveladas eran para
ellos y para sus hijos para siempre,
para que cumplieran todas las palabras de esa ley, que a ellos les había sido
dada” (Deut: 29:29). Y el profeta Isaías les escribió de parte de Dios: que “Los
pensamientos del hombre, no eran los pensamientos de Dios, ni los caminos del
hombre, sus caminos”… Que así como son más altos los cielos que la tierra, así los
caminos de Dios, eran más altos que los caminos, y los pensamientos del hombre (Isa:
55:8-9), por ese motivo le era al hombre muy difícil entender a Dios y mucho
menos conocerlo (Jer: 9: 23-24).
Pero fue el apóstol Pablo quien escribió para
bendición en la vida del hombre, lo que por amor había sucedido en la cruz, porque
éste todavía lo desconocía; les aclaró
lo que el Señor le había revelado diciéndoles: “Nosotros tenemos la
mente de Cristo” (1Cor: 2:15-16).
Lo que quiere decir entonces, es que yá después
de la cruz, el que tenía la mente de Cristo, tenía los pensamientos y los caminos de Dios; que tanto los
pensamientos del Señor, como los del
hombre, eran ya los mismos, y les afirmó aún más esta verdad, cuando les escribió
a los (Col: 3: 11), diciéndoles, que después de la cruz, “Cristo era el todo y que
Cristo era en todos”; y a los (Gál: 3: 28), donde les dijo que “Todos eran UNO”,
sin ninguna diferencia. (Ni de credos, ni de raza, ni de sexo, ni de
jerarquías, ni de poder económico, ni de cultura, etc.) Porque… ¡EN DIOS, TODOS
SOMOS IGUALES!
Hoy entendemos, que tus pensamientos, tus
caminos, mis pensamientos y mis caminos, son los mismos pensamientos y caminos de
Dios… pues, el que vive y se manifiesta en todos, es solo Él.
3.- ¿Cómo se puede olvidar la verdad
puesta en nuestro Espíritu?
Después de la caída de adán, cuando el Espíritu
tomaba cuerpo, “olvidaba” su verdadera esencia, pues por causa del pecado había
sido muerto o separado de Dios; pero después de la cruz, el Espíritu cuando
entra al mundo, lo hace en ignorancia porque por causa del cuerpo olvida como fue conocido celestialmente… pero
ya no por el pecado, pues éste fue quitado de en medio en la cruz (Heb: 9:26).
El solo hecho de entrar en un cuerpo natural,
hace que lo que fue puesto en nuestra verdadera identidad, en nuestra esencia,
(Espíritu) se “olvide.” Cuando el Espíritu toma cuerpo, entra al mundo en
ignorancia… “Olvida todo lo celestial, olvida todo lo que es”, para ser luego,
enseñado o adoctrinado por religiones y creencias conforme a la cultura en donde
haya nacido; por conocimientos humanos, que no son más que enseñanzas
aprendidas, que van siendo transmitidas de generación en generación, hasta el
día en el que el hombre, es alumbrado por el Espíritu.
Pero tengamos presente que esto de poder “Recordar y Aprender” y el de ser
despertado en conciencia, no sucede por el mucho tiempo que llevemos leyendo la
biblia, o el mucho conocimiento que tengamos de ella, o los años que llevemos
participando de una congregación, sea cual sea; no... “No es del que quiera, ni
del que corra, sino de Dios…” (Rom: 9: 16) (1Cor: 2: 5-10).
Meditemos por el Espíritu de Dios:
Nosotros somos Espíritu “Pnéuma” en un cuerpo “Soma”…
Y… ¡No cualquier espíritu!
“Considera lo que digo, y el Señor te dé
entendimiento en todo” (2Tim: 2:7).
El Espíritu Dios es eterno… lo que quiere decir,
que… ¡Siempre es!
El eterno es Dios… Nosotros
somos eternos, porque… ¡El eterno es, a través nuestro!
El término espíritu viene (del latín spirĭtus)
y puede referirse a varias cosas…
* A un principio impulsor
del ánimo o
esencia inspiradora, que permite obrar en armonía.
* A un vigor natural o fortaleza que alienta a obrar:
ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo, vivacidad, ingenio.
* A un
sinónimo ocasional de personalidad o carácter.
* A la
parte racional del alma de una persona.
* A un llamado fantasma, a un ángel (teofanía) o muchos se refieren a un demonio, entre otros…
Recordemos: De ángeles a espíritu
y de espíritu a un cuerpo…
Dios es el que hace a sus ángeles espíritu, y a
sus ministros llama de fuego, para ponerlos en un cuerpo (Heb: 1:7).
El Rey David es un buen ejemplo de este olvido...
Era un hombre conforme al corazón de Dios, pero olvidó su verdadera esencia al
tomar cuerpo y humanamente tuvo muchos errores, pero cuando hablaba con Él, sus
oraciones salían de un corazón dispuesto a ser guiado por el Señor, diciendo: “Enséñame,
oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema
tu nombre.” (Sal: 86:11). Esta es la oración que debe regir nuestro caminar
ahora con el conocimiento de la vida de Dios, manifestándose en cada uno de
nosotros.
A todos se nos dio cumplir una función
conforme a su voluntad desde antes que el mundo fuera…
ü
A unos se
les dio conocerse como vasos de honra, ovejas, trigo o hijos de Dios (Rom:
9:23-24).
ü
A otros se
les dio conocerse como vasos de deshonra, lobos, cizaña o hijos del diablo,
para vivir antes de la cruz (Juan: 3: 18).
ü
A otros se
les dio la ley para conocerse como el pueblo escogido por Dios (Deut: 14:2).
ü
A otros se
les dio la gracia para conocerse como la iglesia de Dios o la esposa de Cristo,
la que ya fue perdonada, redimida, santificada, justificada, purificada, y fue
levantada en gloria, limpia, pura, sin mancha, sin arruga y sin cosa semejante (Efe:
5: 23-27).
ü
Pero… a
nosotros se nos dio conocernos como Él mismo, pues después de la cruz, Cristo
es el todo y es en todos (Col: 3: 11) y todos somos UNO, sin diferencia de
ninguna clase (Gál: 3: 28).
Recordemos: Cristo es la
vida… ¡Él es nuestra vida!
Así fue escrito: “Y conoceréis la verdad y la
verdad os hará libres” (Juan: 8: 32).
“Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste,
entonces… Seremos manifestados con él en gloria” (Col: 3:4). Cristo es lo que
se debe ver en nosotros, y a Cristo es a quién nosotros debemos ver en la vida
de nuestro hermano siempre.
El Espíritu es despertado para recordar aquí en
un cuerpo terrenal, la verdad que recibió en el plano celestial; pero es el
cuerpo el que debe aprender a someterse a la voluntad establecida por Dios,
mientras se viva en él; esto sucede cuando
somos alumbrados en conciencia y entendemos que todo lo que nos propongamos
hacer, lo conseguiremos; porque nada nos será imposible… “Todo lo podemos en
Cristo” (Fil: 4: 13).
Así fue escrito: “Hagan morir, pues, lo terrenal
en Uds: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia,
que es idolatría; dejen también la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia, las
palabras deshonestas de su boca y no se mientan los unos a los otros… etc.” (Col:
3:5-9).
Su palabra es nuestra guía para Recordar y
Aprender… “No es la tinta y no es el papel”
El Rey David escribió: “Lámpara es a mis pies tu
palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal: 119:105).
4.- ¿Qué es lo que no nos está permitiendo recordar, aprender y vivir
lo que verdaderamente somos…?
La
ignorancia, el saber, el conocer muchas cosas, la religión, el testimonio, la
congregación, el guía espiritual, la familia, las amistades, nuestra manera de
creer, o nosotros mismos?
A Jesús mismo le sucedió que fue estorbado aún
por los suyos, (Su pueblo, familia y su misma manera de pensar), mientras
cumplía su ministerio terrenal, y por encima de todo cumplió su propósito
(Juan: 1: 11).
Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le
seguían sus discípulos. Y llegado el día
de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban,
y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es
dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María,
hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con
nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él.
Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra
sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa (Mar: 6:1-4).
En conclusión:
Recordemos que Dios es en cada uno de
nosotros y que de igual manera que Él vivió en su tiempo
cada ejercicio hasta aprender (Heb: 5:8), nosotros también experimentaremos
muchas de esas cosas, pero Dios conoce cada pensamiento y cada intención del
corazón. Aun la palabra que no ha llegado a nuestra boca, Él, la sabe toda (Sal:
139:1-4)… No nos engañemos porque todo en Dios tiene un fruto a recoger, según
nuestra manera de sembrar (Gál: 6: 7).
Recordemos
que tú y yo que somos el reflejo, la
gloria, la imagen, la esencia y la misma vida de Dios en el mundo, y sabemos
que cada día estamos siendo despertados a esa verdad de ser Él, en todo lo que
pensemos, digamos y hagamos…
Entonces ¡Vivirlo
a Él! es nuestro ministerio. A esto vinimos al mundo. Este es el fruto
que debemos manifestar en conciencia limpia. Caigamos entonces de nuestra
manera de pensar para que comprobemos Su buena voluntad, la cual es agradable y
perfecta (Rom: 12: 2).