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¡Vivirlo a Él!

Tengamos presente el orden en el que venimos estudiando la palabra, porque para vivirlo a Él, primero debemos “Recordar y Aprender” el propósito por el cual estamos en este mundo y cuál es nuestro papel espiritual en este cuerpo natural…

Recordemos entonces que es el Espíritu es el que recuerda en el cuerpo natural, y es el cuerpo el que aprende a someterse al Espíritu a través de cada circunstancia de la vida, sea cual sea, hasta “Morir” a todo lo terrenal, como fue escrito: “Haced pues morir todo lo terrenal en vosotros” (Col: 3:5a).

A.- Recordamos y Aprendemos para Morir… Y morimos, para ¡Vivirlo a Él…  ¡Glorificárlo a Él! 

En cierta ocasión el Señor Jesús dijo a sus discípulos que  “Ya había llegado la hora para que el hijo del hombre fuera glorificado”… Así como lo hizo el Señor, en su cuerpo Jesús cumpliendo su ministerio. “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” (Juan: 17:4)… Y les dijo que, “Solo MURIENDO” a ellos mismos, a su modo de pensar, a  la forma de ver las cosas, a toda religiosidad, a su cultura, etc. Solo así lo podrían lograr, diciendo: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”  (Juan: 12:23-26).

Aunque humanamente no es fácil hacerlo, Él mismo fue su ejemplo en ese tiempo para el cumplimiento de su palabra. “A lo suyo vino y lo cumplió” (Juan: 1: 11). Claro está que muchos no lo recibieron, muchos no lo aceptaron… pero independiente de todo, Él lo hizo, cumplió su propósito y dijo: “Consumado es.” (Juan: 19:30).

Lo hizo…

a.      Contra naturaleza... “Su concepción no fue como la de todas las personas” Cuando el ángel le dijo a María que había sido escogida por Dios para que de ella naciera el salvador, dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. (Luc: 1:31-38).

b.      Por encima de sus padres terrenales: “Dejó claro el ministerio que venía a cumplir” María y de José después de tres días de Él haberse apartado de ellos, le preguntaran con toda razón,  ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? (Luc: 2:41-50).

c.       Por encima de toda tentación: dijo al enemigo… “No tentarás al Señor tu Dios”  Y cuando hubo acabado toda tentación, el enemigo se apartó de él por un tiempo. (Luc: 4:1-13), “pero en la cruz lo destruyó” (Heb: 2: 14). Hoy el enemigo del hombre es su manera de pensar (Rom: 12: 2).

d.      Por encima de su familia: Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar.  Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?  Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. (Mat: 12: 46-50).

“Ni su misma familia lo seguía en su propósito” Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. (Mar: 6:4) (Mat: 10:37-39).

e.       Por encima de Él mismo: “Aun experimentando el momento de temor más grande de su existencia” Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. (Luc: 22:42-43).

f.        Por encima de la misma muerte: Jesús dijo: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.” (Juan:10:17b-18ª) (Luc: 23:46), por eso Pablo dijo: ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1Cor: 15:54-55).

g.      Y fue glorificado con un nombre que es sobre todo nombre: Y se le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de su nombre.

¡Igual sucede con nosotros! (Col: 3: 11)… “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Fil: 2: 5-11). 

B.- Para vivirlo a Él…

Debemos “Caer y Morir” a nuestra razón… y un buen ejemplo de esto lo tenemos en “Saulo de Tarso”, como está escrito… Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.  (Hech: 9:3-6). 

Renovar nuestra manera de pensar (Porque el que vive es Cristo y no nosotros). Sino lo entendemos de Dios así, estaremos dando coses contra el aguijón. “Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, dijo el apóstol Pablo, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Rom: 12: 2).

Ahora recordemos que… “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”  El fruto que debemos manifestar es a Cristo mismo, es ¡Vivirlo a Él.

C.- Ame, sirva y será glorificado…

*  “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.” Y les dijo más…
*  “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor.” Y…
*  “Será honrado...”

D.- En conclusión…

Como el propósito del Señor en esta palabra es “Recordar y Aprender” para “Morir” y… ¡Vivirlo a Él!

Hay una ley sobrenatural del Espíritu que dice que tendemos a movernos hacia la imagen mental que tenemos de Dios; tendemos a convertirnos en lo que concebimos que Dios es. Si nuestro Dios no tiene estándares, no tendremos estándares. Si nuestro Dios no tiene absolutos, no tendremos absolutos.

Su poder sobrenatural es través nuestro para obtener lo milagroso y hacer lo que hasta hoy nos ha sido imposible en nuestras circunstancias… La plenitud del Espíritu de Dios YA está en usted, hay poder, y es el mismo poder que produjo el milagro de resucitar a Jesucristo de los muertos. (Efe: 1:17-23). 

Por ese motivo el apóstol oraba diciendo:  Que el Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les diera espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,  que les alumbrara los ojos del entendimiento, para que supieran cuál era la esperanza a la que él los había llamado, y cuáles eran las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,  y cuál era la supereminente grandeza de su poder para con los que creían, según la operación del poder de su fuerza,  la cual operó en Él, resucitándole de los muertos… 

Él está en usted y en mí, en la persona del Espíritu Santo, listo para obrar y listo para moverse y fluir. Esta palabra se cumplió en el Pentecostés  (Hech: 1:8) "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra".

Fue dicho… ¡YA está en usted!
Pablo en su tiempo dijo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gál: 2:20b).

“No está en nosotros”… Está obrando a través nuestro… ¡ES a través suyo y a través mío! … En todo y en todos. Es uno solo el que vive en este mundo… ¡El! (Gál: 3: 28).

En esta verdad debemos estar  persuadidos, en esta verdad, esta es la buena nueva en la que debemos gozarnos en comunión unos con otros, sin diferencias... porque en su tiempo y hora muchos despertarán a ella, pues, que el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil: 1:3-6). 

“Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. (Col: 3:4). “El que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado” (1Juan: 2:5).

Somos Su gloria, Su bendición, Su reflejo, Su imagen, Su esencia, Su olor fragante y Su misma vida manifestándose en muchos cuerpos en este mundo, pues como Él es, así somos nosotros… (1Juan: 4: 17b).

  

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El apóstol Pablo escribió en (2Cor: 9:1-15) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba”; pues conozco vuestra buena voluntad y generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:

1) El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

2) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

3) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.

¡Gracias a Dios por su don inefable!