-->

Reinando en Vida… Desde nuestra verdadera esencia… ¡Yo Soy! (3ª parte).


Recordemos siempre que… ¡Sin conocimiento NO se puede reinar!

Existe un refrán popular que dice que: “el que no sabe, es como el que no ve...”

Meditemos por el Espíritu en esta palabra que dice que: “Para recordar quien eres, necesitas olvidar lo que los otros dijeron que eras…” Estas palabras tienen mucho peso y nos pueden ayudar para que podamos despertar a estas verdades que solo están dispuestos para unas personas, y en un tiempo especial. ¡No es para todos! por eso confieso en Dios que tú eres uno de ellos, y que tus sentidos espirituales despiertan para ser ejercitados, conforme a Su perfecta voluntad (Rom: 9:16).

El apóstol Pablo respecto del desconocimiento de las cosas, y como ellas afectan a las personas que las ignoran, dijo a sus discípulos en su tiempo que: “Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque ES señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores HASTA el tiempo señalado por el padre. Y les hizo la aclaración diciéndoles, así… “Cuando éramos niños, hablábamos como niños, pensábamos como niños, CREÍAMOS como niños y actuábamos como niños; esto lo dijo dándoles a entender que en esa edad, eran dependientes de muchas cosas y personas.

Nota: 

Cuando el apóstol Pablo les habla a ellos, y les dijo niños, se refería a la inmadurez que todavía tenían, tanto en el plano físico, como en el espiritual, pues por el desconocimiento de la verdad de las cosas, estaban todavía en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Y les dijo: “Pero, cuando vino el cumplimiento del tiempo…” (Gál: 4:1-4ª).

¿Qué sucede cuando viene el cumplimiento del tiempo?

Se deja de ser niño para entrar en la MADUREZ DEL CONOCIMIENTO. Por eso les dijo también… “Hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.” (1Cor: 2:6-7).

Rescatemos de este texto que acabamos de compartir de (Gál: 4:1-4ª), las siguientes palabras,  para que las tengamos en cuenta, pues ellas nos van a permitir ser despertados al conocimiento del Reinar en vida, desde nuestra verdadera Yo Soy…. (Heredero – Niño – Es Señor  – Hasta – Tiempo señalado y Padre). Con esto lo único que quiero dar a entender es que: 

1)     Había un plan establecido por Dios. ¿Para qué?  para poder ¡Conocerse en la posición de Señor! 

2)     Había un tiempo en el que debía cumplirse dicho plan… todo esto conforme a ¡Su soberanía! 

3)     Solo unas personas lo entenderían, no todas… pues no es de todos el CREER, y 

4)     Hay un tiempo para poder verse como… ¡Dueños de TODO!

Hoy en día sucede lo mismo con todos nosotros cuando llega el cumplimiento del propósito establecido por Dios, para ser despertados al conocimiento Suyo, de Su palabra, y de todos aquellos misterios que estuvieron escondidos en Él. Porque por decirlo de alguna manera… “estamos siendo renovados en nuestra manera de pensar”, y todo esto… ¡Hasta el conocimiento pleno!

¿Para qué fueron establecidas las cosas en este orden?

Para entender… 

1.       ¿Quién somos? y 

2.       Cuál es el propósito de esta manifestación en un cuerpo de carne.

Hubo un tiempo en el que fue dicho de parte de Dios al pueblo de Israel así: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.” (Ose: 4: 6), esto, con el fin de que ellos entendieran la importancia de salir de la ignorancia que lleva al hombre a pensar, a razonar, a hablar, a hacer y vivir muchas cosas fuera del diseño establecido por Él. Y de la misma manera Jesús en su tiempo dijo a sus discípulos unas palabras que hoy valen la pena recordar; porque éstas nos darán el piso necesario para seguir despertando en esta verdad. Les dijo: “Un ciego no puede guiar a otro ciego, porque los dos se irán al hoyo.”

Ahora… debemos tener en cuenta que cuando se ha despertado al conocimiento de Dios y de Su palabra; está luz se debe Anunciar y Aclarar a todos aquellos que conforme a lo establecido por Dios en Su propósito eterno, van saliendo al paso en nuestra vida; pues como fue dicho también: es ¡Dios mismo quien va añadiendo a este despertar de vida, los que son. Tal y como le sucedió al apóstol Pablo cuando compartía el evangelio de la gracia, donde fue escrito que los gentiles al oírlo, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y que “Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”, pues no todos lo podían entender (Hech: 13:48).

Y es precisamente lo que nosotros hoy estamos haciendo a través de nuestro Ministerio de Gracia y Revelación, “Anunciar y Aclarar”; y de seguro despertarán los que estén ordenados para esta gloria, conforme a Su tiempo y Su voluntad. (Efe: 3: 8-10).

¿A que debían despertar ellos en su tiempo y nosotros en el nuestro? (1Cor: 2:12-14). 

A que ellos entendieran que NO habían recibido cualquier espíritu, sino el Espíritu que provenía de Dios, y que supieran lo que él les había concedido para señorear y reinar en vida.

Nosotros hoy estamos despertando a esta tremenda verdad de entender, que lo que nos fue concedido, no es nada más, ni nada menos, que ser “La manifestación visible de Dios en este mundo”, pues el único que vive y reina es Él mismo a través nuestro. ¡Es su Espíritu el que nos habita!!!

Por eso hablamos de esta manera, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero cuando estas palabras se reciben desde “el hombre natural” no se perciben en su verdadera dimensión, porque son cosas  del Espíritu de Dios, y obviamente van a ser locura para él, y no las va poder entender, porque se han de discernir espiritualmente.

A los romanos les dijo que podrían “Reinar en vida” todos aquellos que recibieran la abundancia de la gracia y el don de la justicia. (Rom: 5:17).  Esto se los dijo para que despertaran al conocimiento de la posición “Señor” que YA tenían en Dios.

Ahora, entendamos lo siguiente…

  • La gracia y la justicia fueron dones o regalos dados por Dios al hombre del primer siglo, “El siglo malo”, pues así se lo conocía antes de la cruz. Nosotros en la voluntad de Dios y en Su propósito eterno vinimos al mundo en “El siglo bueno”, el que ellos llamaban en su tiempo, (El siglo venidero).
Ahora bien, si nosotros queremos reinar en vida por el conocimiento, debemos ser despertados en conciencia y conocer de igual manera todas las cosas en línea con la Palabra en este, “El siglo bueno” para no entrar en contienda, ni con nosotros mismos pensando que “No somos lo que Dios dice que somos”; y mucho menos con nuestros hermanos, juzgándoles conforme a nuestra manera de ver y pensar las cosas, siendo que ellos también “Son la misma gloria, bendición, plenitud, esencia y vida Suya en este mundo.” (1Juan: 4: 17b). y también debemos entender que en Dios hay diferentes formas de sabiduría, pasos, clases o niveles de gloria o conocimientos, o como quieras llamarlos… ¿Cuáles?

Niveles de Gloria. 

a) La ignorancia o desconocimiento de las cosas, es una gloria. Esto de alguna manera es una bendición porque se vive sin preocupaciones, y el mejor ejemplo lo tenemos en los niños. ¡Ellos solamente viven y disfrutan de todo lo que tienen a mano!

b) El conocimiento de La ley de Moisés, es otra gloria. Y esta fue reservada solo para el pueblo de Israel, pero hoy casi el mundo entero ha sido mentalizado con esta clase de doctrina, esclavista, religiosa, de maldición, terror y de muerte; tal y como escrito en (2Cor: 3:7).
c)      El conocimiento de La gracia como favor de Dios dada en la cruz para todos los que vivieron (A-C), es otra gloria; pues ellos habían sido separados de la Gloria de Dios por el pecado de adán (Rom: 3: 23). 

d)     El conocimiento de La gracia como evangelio o revelación dada al apóstol Pablo a los gentiles, es otra gloria; pues de alguna manera ellos que vivían sin Ley, por querer formar parte del pueblo de Israel debían aceptar como suya  la Ley de Moisés, y obviamente también debían ser rescatados de esa manera de pensar, renovando su entendimiento, y… 

e)     El conocimiento de La Gracia sobre la gracia; esa de la cual tomamos todos, que no es nada más que el conocimiento de “Dios – del Espíritu – del Yo Soy – del Amor – de la Esencia – de la Plenitud que nos habita.” ¡De Nuestra verdadera identidad! es otra gloria; pues ésta no es nada más que Él mismo obrando a través nuestro… es Su Vida manifestándose en todo y en todos como UNO solo (Gál: 3: 28) (1Cor: 15: 28). 

Esta verdad de despertar al conocimiento de lo que verdaderamente SOMOS, nos lleva a mantener el control, la paz, la armonía y la manifestación del Amor de Dios, aún por encima de todo desacuerdo espiritual, porque… “Cuando nos bajamos a responder una crítica, lo que realmente estamos haciendo es, bajarnos al mismo nivel del necio” ¡El Rey no contiende – La autoridad y soberanía no se defiende!
Ahora, el don de la justicia, no es nada más que lo ya establecido por Dios en la cruz, como Su perfecta voluntad. Por esto el apóstol les dijo: que YA habían sido “Justificados pues por la fe; y que por ese acto en la cruz, tenían paz para con Dios” (Rom: 5:1). 
Esta palabra de verdad del “Reinar en Vida” ya fue establecida en la cruz para bendición de todos; y mucho más, para los que hemos venido siendo despertados en ella; pues todos veníamos caminando en cualquiera de estas glorias antes escritas. En ignorancia, o de un conocimiento de ley, o de la gracia como favor de Dios, o máximo de un conocimiento de la gracia revelación dada al apóstol Pablo.

¿Por qué entonces hoy después de 21 siglos, esta tremenda verdad que debemos, o más bien, que tenemos que estar experimentando todos acerca del “Reinar en vida” en  todas y en cada una de las áreas de nuestra vida, todavía se ve muy lejos? 

La respuesta es “Porque hemos sido levantados con un conocimiento aprendido, religioso, caduco y antiguo testamentario, que tenemos que renovar para poder confirmar por nosotros mismos, cual fue esa buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”

Nota:

Tengamos presente que cuando esta verdad esté bien clara en nosotros, podremos sin temor a equivocarnos, empezar este caminar de gloria y de bendición para el cuál fuimos creados, el cual es… ¡Reinar!, sin juzgarnos, ni juzgar; sin señalamientos de ningún tipo, sin mirar al ojo; sino, viendo lo que no se vé…. EL ESPÍRITU… ¡Lo eterno – La esencia! (2Cor: 4: 18).

Y cuando decimos “Reinar”, lo decimos con la plena certeza y convicción, de que ese reinar debe ser aquí en esta tierra de bendición. Es aquí donde debemos tener el control de todas las cosas, incluidas la (mente, emociones y voluntad). No es esperar como muchos dicen, que esto será después de nuestra partida de este mundo; porque en la eternidad NO necesitamos reinar para nada… pues habremos sido “vueltos” a nuestra verdadera esencia celestial.

Reinar es salir adelante en todas y cada una de las circunstancias que se presentan en nuestro diario vivir. Sea cual sea la forma como se presenten. Es tomar el control y no dejar que NADA NI NADIE nos afecte. Ser… ¡INCONMOVIBLES!

Entender y Conocer = es… ¡DESPERTAR!

1.- ¿Qué es entender? es “Percibir y tener una idea clara de lo que se dice, se hace o sucede; o descubrir el sentido profundo de algo.”

2.- ¿Qué es conocer? es tener idea o captar por medio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y circunstancias de las personas o las cosas. Es reconocer, percibir una cosa o una persona como distinta de todo lo demás. Por eso fue dicho: ¡Conócete y Conocerás la Verdad que hay en ti!

“Despiértate tú que duermes, y levántate… y te alumbrará Cristo (Efe: 5:14).”

Despertemos y entendamos que “Todas las cosas” ya fueron dadas al hombre para reinar. Tanto las cosas que pertenecen a la vida, como las que pertenecen a la piedad. Todo lo terrenal, y todo lo espiritual (2Ped: 1: 3), por eso es que de alguna manera podemos decir que “Tenemos que ordenar, u obligar a la razón a que haga realidad nuestros sueños y anhelos.”

Así dijo el Señor: “Al sabio, al valiente, al rico, al que se alaba… ENTIENDAME Y CONOZCANME, que yo soy el Señor” (Jer: 9: 23-24). Y aquí sí quiero usar las mismas palabras que en cierta ocasión dijo Felipe al etíope cuando leía al profeta Isaías, así… le dijo: pero ¿entiendes lo que lees? A lo que el etíope le contestó: cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él (Hech: 8:30-31).

Este es nuestro ministerio… “Anunciar y Aclarar a todos” dijo el apóstol (Efe: 3: 8-10).

Hay muchas cosas todavía a las que debemos despertar en Dios, y de igual manera que en ese tiempo, el Señor hoy se manifiesta a través de las personas para encaminar el conocimiento… Él mismo está obrando en cada uno de nosotros para alumbrar como faro, a todos aquellos que deban despertar al conocimiento de la verdad, y salir de las tinieblas. Pero debe estar claro en cada uno de nosotros que… Hoy en día es Dios mismo por Su espíritu quien nos guía a toda verdad. Porque así fue dicho: “Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.” (Heb: 8:11).

Podríamos pensar que de alguna manera NO entendemos la palabra Reinar, por desconocimiento, o por un conocimiento errado de la misma, o porque en verdad en la soberanía de Dios no hemos sido puestos por él para entenderla, porque no es de todos el CREER.

Ahora… Si tratamos de entenderla naturalmente nos sería imposible, porque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu, porque para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente… y es más, entenderla, no es del que quiera, ni del que corra, sino de Dios… y lo mejor es que hoy entendemos que, nosotros NO somos naturales. ¡Somos Espíritu viviendo en un cuerpo, experiencias terrenales!

Con todo y las reflexiones naturales que nos podamos hacer en este mismo momento, y para que nos demos cuenta que sí se puede reinar sobre todas las cosas, y de igual manera sobre las circunstancias adversas. Dios mismo nos ha permitido ser testigos de que hay muchas personas en el mundo, que si están disfrutando de esta bendición del Reinar en vida. Que sin conocimiento alguno de la palabra que para ellos pueda ser verdad, cualquiera sea la que tengan, (Biblia, Toráh, Bhagavad gita, Tao te King, etc), obviamente dependiendo del sitio en el que hayan nacido; viven mejor que muchos de los que decimos que entendemos esa palabra… 

¿Por qué?  “Porque no son los oidores de la palabra, sino los hacedores de ella…” ¡Los que viven la guía del Espíritu! son los que están reinando en todas estas áreas de su vida. Así lo expresó el apóstol Pablo en su tiempo, diciendo: “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”  (Rom: 2:13-15).

Meditemos…

Si  fuimos puestos en este mundo dotados de todo el bien de Dios, del poder, del amor y del dominio propio (2Tim: 1:7). Si “La abundancia de la gracia y el don de la justicia” es precisamente con lo que vinimos al mundo, y todo esto para RE – Crearnos; que no es más que CREAR todo lo mejor para nosotros por lo que creemos, confesamos y hacemos. Ya sea en lo personal, familiar, académica, económica, laboral, social, emocionalmente, etc. pues todo nos fue dado ya, por Su divino poder… Y fuera de eso estamos convencidos que entendemos por el Espíritu esta palabra en cada uno de sus puntos.

De seguro estos nos permitirán caminar y gozarnos en este conocimiento del propósito establecido por Dios, el cual es… que “Reinemos en vida” mientras estemos en este mundo. Por eso como la esencia, plenitud y vida que somos de Dios; tenemos que manifestarlo SIEMPRE.

¿Por qué entonces no reinamos?

Recordemos… 

1)     Para poder reinar, se necesita un reino, un rey, y una vida. 
2)     Cuál es el reino? ¿Cuál es el Rey? y Cual es la vida?

Un Reino: que no es más que esta tierra de bendición donde vivimos; porque…  Aquí fue establecido el Reino de los cielos; o sea ¡Su voluntad perfecta! tal y como lo dijo Jesús: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” Y lo estableció cuando dijo: ¡Consumado es!  (Mat: 6:10). Una cosa es el Reino de los Cielos, donde Su voluntad perfecta ERA desde la eternidad; y otra cosa muy diferente es el Reino de Dios, donde Su voluntad perfecta FUE ESTABLECIDA.

Un Rey… no puede haber más “reyes” porque solo hay un reino para poder reinar… y el Rey es Él. Dios mismo. El Yo Soy, pero se está manifestando en “todos” y cada uno en particular; y lo hace, como UNO solo, sin acepción de personas. ¡Sin diferencias de ningún tipo! (Gál: 3: 28) (1Cor: 15: 28) (Col: 3: 11).

Una vida… Integral – Incluyente = (Lo natural y el Espíritu). En lo natural tenemos de Dios un cuerpo de carne, donde el (Yo Soy – Espíritu – Vida) despierta, y se reconoce en Su esencia. Por eso decimos que somos Espíritu teniendo experiencias terrenales, y no que somos un cuerpo teniendo experiencias espirituales. Y en lo Espiritual, empezamos a ser ejercitados en todo el “bien de Dios” que fue puesto en cada uno de nosotros, porque el Yo, de mi Yo Soy es eterno, es el gran ¡YO SOY! (1Cor: 15: 28).

En conclusión:


Somos el REY… Confío en Dios que hemos sido alumbrados en esta verdad para reinar en este mundo conforme a Su propósito eterno, de vernos como SEÑOR; y señorear sobre todas las cosas, y de saber que el tiempo de ser despertados  a entender que en este mundo todo es nuestro, y que podemos hacer realidad cualquiera sea el sueño, anhelo, deseo o propósito que queramos conseguir… pues reinamos en vida desde nuestra verdadera esencia, Yo Soy.

Reinando en Vida… Desde nuestra verdadera esencia… ¡Yo Soy! (2ª parte).

Para que esta palabra de “Reinar en vida desde nuestra verdadera esencia Yo Soy” se pueda entender mejor y nos podamos gozar con ella por el Espíritu que nos habita, debemos ser alumbrados, y en conciencia despertar y ver las cosas como deben ser vistas, con los ojos del (Entendimiento – Dios); pues el único que puede reinar en verdad y en toda la extensión de esta palabra es él mismo, pero lo debe hacer, a través nuestro… ¡Así está establecido!, ya que solo hay un Rey, y un reino. ¡Nosotros, el mundo y todo lo creado SOMOS Su reino, pues Él es el que lo llena todo, en todo!

Ahora entendamos lo siguiente: ¿Porque es que decimos que el único que puede reinar en vida, en toda la extensión de la palabra es él mismo, y que si lo hace, lo debe hacer a través nuestro? Para explicar mejor esto, tomemos el siguiente ejemplo: Muchos hemos oído de nuestros viejos el dicho de que “El que no cojea de un lado, cojea del otro”, indicando con esto que humanamente siempre vamos a fallar, flaquear, resbalar y caer; y esto, a ojos de los demás, por ende, estaríamos en la mira de todo ojo y dedo señalador que no vería con agrado esa posición de Rey. Este cuerpo natural es débil, es efímero, es limitado… ¡Ninguno en este mundo podría llenar el requisito para serlo! No así en Dios, pues en el Rey siempre estamos firmes.

Todo está bajo Su control y señorío… ¡Nada se sale de su mano! 


El apóstol Pablo dijo a sus discípulos en Roma así: “Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.” Esto respecto de cualquier decisión que tomemos en vida, pues si lo hacemos, es en Dios que lo hacemos y por ende NO debe haber recriminación, juicio, ni condena de esa decisión de ninguna parte. 

Así fue escrito: 

El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Rey y Señor así de los muertos como de los que viven (Rom: 14:5b-9).

Esto hablando de lo que sucedió en la cruz para bendición del hombre en ese tiempo… Cuanto más ahora que el que vive y se manifiesta en todo y en todos es él mismo, el Dios eterno, el Gran Yo Soy… y en él Somos UNO solo… ¡El Rey! (1Cor: 15: 28) (Gál: 3: 28).

Retomemos entonces lo que decíamos en la primera parte de nuestro tema anterior.


Reinar es señorear, gobernar, tener el control y el dominio de todas las cosas cualesquiera sean, en lo mucho, lo poco, o nada. Entendiendo que “Así a muchos no les parezca las decisiones que tomemos, lo que pensemos, digamos y hagamos manifestando ese señorío, gobierno, poder, control y dominio que tenemos en Dios…” (2Tim: 1:7). Pues todo está puesto en nuestras manos… y somos libres de tomar la decisión que bien nos parezca.

“Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre nosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos. Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es nuestro: sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es nuestro…” (1Cor: 3:18-22).

En este cuerpo pueden pasar muchas cosas... Por eso no dejes que pasen, porque siempre traen bendición (Rom: 12:18-21).

Sabiduría no es saber... Es VIVIR (2Tim: 1:7).

En cierta ocasión en ese tiempo, Jesús haciendo mención de este señorío, poder, control y gobierno para el cual el hombre había sido creado desde el principio de los tiempos, y que por el desconocimiento del mismo, los judíos que con él hablaban no reconocieron a Dios al cual tenían delante, pues no estaban claros en ese propósito y cumplimiento de las cosas en ese cuerpo Jesús (Juan: 1: 11); y cuando les dijo: ¿No está escrito en vuestra ley: “Yo dije, dioses sois?” (Juan: 10: 34), querían apedrearlo, pues solo veían y oían con sus ojos naturales, pues todavía el Espíritu no les habitaba para que pudieran entender.

Hoy no debe ser así con nosotros, porque él mismo va despertándonos a estas verdades desde antes establecidas. ¡Hoy podemos recordar en este cuerpo natural como fuimos conocidos!

Dejemos YA de ser niños en el conocimiento, de hablar como niños, de pensar como niños, de juzgar como niños; para ser hombres y mujeres maduros como somos… ¡Esencia, plenitud y vida de Dios en plena acción!

Antes se veía por espejo, oscuramente; pero ahora debemos vernos cara a cara. Ahora conozco en parte dijo el apóstol; pero entonces conoceré como fui conocido (1Cor: 13:9-12); y cuando fue despertado a esa tremenda bendición y gloria, no pudo más que decir… “Ya no vivo yo… es Dios el que vive” (Gal: 2: 20b).

¿Por qué Jesús les dijo dioses sóis? 

1. Porque ese fue el propósito inicialmente establecido por Dios para el hombre… ¡Señorear y sojuzgar la tierra! (Gén: 1:28). 
2. Porque de Dios habían venido... ¡Dios es la roca de donde ellos fueron cortados! (Isa: 51:1) Y… 
3. Porque… (Solo dioses pueden provenir de ---> Dios). De la misma manera que de un perro nacen perritos, de un caballo nacen caballitos, etc. Independientemente del propósito que como simiente cada uno de ellos irían a desempeñar en ese tiempo… ya fuera manifestar el “Bien o el mal; la honra o la deshonra; ser lobos u ovejas, trigo o cizaña”.

Pero como todas las cosas establecidas por Dios siempre van a tener de parte del hombre un rechazo natural, fue escrito así: “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (Rom: 9:20-21). A esto se le conoce como el Señorío, soberanía o reinado de Dios.

“No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios. Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.” (Ecle: 7:9, 13-14). ¡Gocémonos de TODO EL BIEN que está puesto en nosotros! 

· Hoy todos somos sin diferencia alguna Su misma esencia, plenitud y vida en este mundo… 
·   Hoy es Él mismo el que vive a través de nuestro cuerpo mortal… 
·  Hoy no podemos decir de nosotros como se dijo en ese tiempo “dioses”, porque hoy, 

Dios es el que vive, señorea, gobierna, controla y reina en este mundo, en todo el universo y en todos los multiversos.

Ahora…
Para poder disfrutar de esta tremenda verdad que ha sido dada a nuestro favor, debemos tener muy en cuenta, no pasar por alto, y prestar mucha atención a estas palabras antes escritas en el título de nuestro tema. Las cuales son: “Desde, Yo Soy, y Vida”; porque ellas nos darán claridad para entender que solo desde nuestra verdadera esencia ¡Yo Soy! estaremos enfocados en poder reinar, señorear, gobernar y tener el control en todas y cada una de las circunstancias que se nos pongan al paso en este mundo.

Entonces prestemos mucha atención, no pasemos por alto, y tengamos muy en cuenta lo siguiente… 

a)  La palabra Desde, es una preposición que nos indica un lugar de inicio o un punto de partida... 
b) La palabra Yo Soy, es nuestra verdadera identidad celestial. Con esta palabra entendemos que se refiere “Al Ser”, “Al que vive a través nuestro”, “Al eterno”, “A Dios”… y 
c) La palabra vida, con esta debemos entender que nos referimos a nuestra existencia temporal humana en un cuerpo de carne, donde estamos siendo ejercitados en ese propósito establecido por Dios para nuestra bendición, que nos es otra cosa más que ¡Reinar en vida!

¡Reinar… es algo que solo Él lo puede hacer!!!

Señorear, gobernar, tener el control, el dominio, y reinar es Su plan perfecto, pero para hacerlo y manifestarlo Él mismo a través nuestro; porque el velo o vaso de barro que somos nosotros, solo es el medio del que él se ha vestido… ¡Nada está fuera del control y señorío del Yo Soy para poder reinar!

Recordemos que en cierta ocasión Asáf escribió del Señor al pueblo, diciendo: “No saben, no entienden, andan en tinieblas; tiemblan todos los cimientos de la tierra. Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis (Sal: 82:5-6). Y de la misma manera lo hizo a través de su cuerpo Jesús en su ministerio terrenal. Él mismo llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios en ese tiempo (y la Escritura no podía ser quebrantada) (Juan: 10:34-38).

Hoy sucede lo mismo con nosotros, pero con una pequeña diferencia… Antes de la cruz ellos fueron llamados “dioses”, porque de Dios provenían; hoy, después de la cruz,  “Dios ES el que vive y se manifiesta a través nuestro.

Dios ES el Señor, el Rey y el que reina eternamente y para siempre.

Ahora… siendo Dios el Rey, y el único que reina a través nuestro… debemos entender que mientras nos movamos en este cuerpo natural, nadie en este mundo está exento de pasar por situaciones adversas, y es aquí donde el despertar de la palabra debe tomar fuerza y ponerse por obra DESDE nuestra verdadera esencia Yo Soy, para vivir en control de todas ellas; porque si lo manejamos desde nuestra naturaleza humana, siempre nos vamos a ver enredados religiosamente, con pensamientos, argumentos, lógicas y razonamientos limitados.

Si queremos reinar, debemos hacerlo no buscando conseguir nuestro propio bien, sino también el de los demás… ¡Buscar siempre el bien común y no solo el propio… Y hacerlo, en lo posible de la mejor manera! Pues si no, seguiríamos obrando como todo el mundo lo hace, egocéntricamente.

Porque así fue escrito: 

1. “Nada hagan por contienda o por vanagloria; antes bien hagan las cosas con humildad. 
2. “Estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.” 
3. “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros...”

Pongamos un ejemplo: 

Que nuestra abundancia cualquiera sea, supla al que padece necesidad; pues en esencia es a Dios mismo a quien manifestamos cuando sembramos… y a quien servimos. En otras palabras, es Dios mismo el que siembra a través nuestro, y es Dios mismo el que recibe, a través de nuestro hermano… (Mat: 25: 40). Estas palabras son fáciles de entender, y no podemos negarlo; pero en el ejercicio de aplicarlas es ahí donde empiezan a surgir las complicaciones, cuando no reinamos en línea con nuestra verdadera identidad en Dios. Por eso… 

Tenemos que ¡Morir para Reinar – Desaprender para Vivir!

No podemos obviar este paso mientras existamos a este mundo y hayamos sido alumbrados en conciencia. Para poder reinar en vida y experimentar la gloria y bendición de tener el control de las cosas que como ya sabemos están en nuestra verdadera esencia Yo Soy, nos es necesario experimentar la muerte… pero ¡En vida!

“Morir, antes de morir”

Pablo experimento la “muerte”, sin morirse… Cuando dijo: “Ya no vivo yo, Cristo vive en mí” (Gál: 2:20). 

1.  ¡Murió al ego, o al falso dios! 
2.  Murió a la ley mosaica cuando fue tumbado del su caballo mental… y 
3. Murió a la gracia que recibió en el tercer cielo, al conocimiento de los misterios de Dios, y al evangelio dado para los gentiles.

Esto es a lo que cada uno de nosotros va a ir llegando, porque así está establecido para todos aquellos que deban despertar al conocimiento de Su verdadera esencia, plenitud y vida, según Su perfecta voluntad. Con todas y cada una de las experiencias vividas, incluyendo las religiosas; hasta experimentar o recibir esa muerte que no es muerte, para poder reinar en vida.

Veamos estos dos ejemplos: 

·  Saulo de Tarso… a él le fue necesario morir a su manera de ser, de pensar y de vivir” (Hech: 9:3-22), y 
·  Jesús de Nazaret, siendo Dios mismo… como grano “cayó - descendió” en tierra y murió, para SER lo que siempre ha sido, la Vida (Juan: 12:23-24). Por lo que Pablo escribió: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil: 2:1-8).

Lo que nos indica que solo muriendo a nuestro parecer, lógica, razón, religión, etc; podremos empezar a ejercer y a experimentar nuestro reinado, a través de nuestra forma de siervo, tal y como sucedió cuando Él se vistió del cuerpo Jesús.

Solo por la manifestación del Espíritu a través nuestro, podremos disfrutar de esta gloria de pensar, hablar, actuar, y SER, no para nuestros propios intereses; sino teniendo en cuenta primero que todo, al Dios que ES también a través de nuestro prójimo.

Confío en Dios que de la misma manera como muchos por Su palabra hemos venido despertando a este conocimiento que hoy estamos compartiendo acerca del “Reinar en vida desde nuestra verdadera esencia Yo Soy”, también muchos de los que estén puestos por el Señor para entender esta gloria, despierten... ¡Por Su buena voluntad!

Nosotros sabemos que… “Aún hay muchos santos” que a pesar de que han venido siendo ejercitados en la palabra desde hace ya un buen tiempo en sus congregaciones, todavía en pleno siglo 21 tienen necesidad de seguir siendo alimentados con esa leche espiritual de los “Rudimentos de la doctrina del Cristo carne”, y no con el alimento sólido que nos corresponde; que no es más que “La Gracia sobre la gracia”… “Su esencia y Su misma vida”… ¡Su plenitud! … esa de la cual tomamos todos.  Y no para tener que seguir siendo amonestados en todo momento, como lo fueron los corintianos en el tiempo en el que el apóstol Pablo ejercía su ministerio. Porque...

¡Ya todo está establecido para reinar, en el Reino de Dios!

Por eso el apóstol mismo llegó a llamarles la atención a sus discípulos en Corinto, cuando les dijo: “El reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 

· No consiste en vanas repeticiones, ni en el cumplimiento de obras muertas, ni tradiciones, ni costumbres, ni mucho menos de ritos, ni de ceremonias ya abolidas, no. Basta ya de esas cosas… (Heb: 6: 1-3). 
·  Solo consiste en el poder de Dios YA cumplido y establecido en esa cruz, por Él mismo. Y ese poder no es más que ¡Su perfecta voluntad hecha una vez y para siempre! … Como fue dicho: “A lo suyo vino…” (Juan: 1: 11), y… “Consumado es” (Juan: 19:30).
Pero… ¡Sin conocimiento no se puede reinar!

Ejercitemos nuestros sentidos espirituales…

Si debemos despertar a muchas verdades todavía los que hemos venido siendo alumbrados en la palabra para poder “Reinar en vida”, puesto que fue escrito que: “Si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo…” (1Cor: 8: 2). ¿Cuánto más, los que todavía no han despertado a ellas y siguen enredados en la religión y en su pensamiento ególatra?

Un buen ejemplo lo tenemos con el apóstol Pablo cuando les dejo claro a los Corintios, el cómo era que debían ser las cosas para salir de la niñez espiritual en la que se encontraban, y que ellos mismos entendieran, y desde su conocimiento pudieran “escoger” la forma de dirección o palabra, con la que debían seguir su caminar en Dios, diciéndoles así: ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?”

Cuando el apóstol les dijo, con vara; se refería al sistema de ley mosaica en la que todo se hacía por obligación y por temor. Y cuando les habló del amor y del espíritu de mansedumbre, no se refería más que a la gracia y al favor que Dios había tenido para con ellos (1Cor: 4:20-21). Pero ellos por su niñez e ignorancia escogieron “la vara”, o sea, el conocimiento de ley, la costumbre, la tradición y ese sistema religioso antiguo testamentario, abolido, y caduco (Efe: 2: 15).

Por tal motivo les fue dicho también, así: “De manera que yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Les di a beber leche, y no vianda; porque aún no eran capaces, ni son capaces todavía, porque aún son carnales; pues habiendo entre Uds celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andan como hombres?

Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no son carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor (1Cor: 3:1-8).

En conclusión:

Reinar en vida no puede hacerse más que desde… Nuestra verdadera esencia… ¡YO SOY!

No somos cualquiera… 
Somos especiales… ¡Su espíritu nos habita! Como para que todavía en este tiempo estemos los unos y los otros viéndonos naturalmente, esperando mostrar ser mejores que otros aún, hasta en la manera de compartir la palabra y no entendiendo que el que sostiene todas las cosas con la palabra de Su poder es Él mismo. Y Él mismo es quien obra en todos y cada de nosotros, sea cual fuere la palabra que se esté compartiendo, dependiendo eso sí, del nivel de gloria que Dios mismo haya alumbrado, pues no es del que quiere ni del que corra entender las cosas como están establecidas; y esto, para que no haya contienda, ni siquiera en nuestra manera de pensar, pues el que vive y REINA es solo Él.

Ahora, como dije desde el principio, despertemos ya, y entendamos las cosas desde el corazón del Dios que nos habita para Reinar en vida en este tiempo, tal y como lo debemos estar haciendo…

Santos y eternos… “Sepamos lo que Dios nos ha concedido” (1Cor: 2:12). El Yo Soy = El eterno, el Rey es quien nos habita… y Él es quien reina. ¡Esto nos debe dar reposo!

Para reinar en vida debemos renovar nuestra manera de pensar… (Rom: 12: 2). 

·  Somos ¡El REY! ésta es nuestra verdadera identidad celestial. Despertemos ya y entendamos esta verdad de Dios… Nosotros nunca hemos sido pueblo de Dios como fuimos enseñados en un tiempo, ni ovejas, ni novia, ni esposa, ni ninguno de esos otros apelativos que se dan en el sistema religioso para identificarnos como de la familia celestial, no. 
·  Somos el Yo Soy, el que vive, el eterno y no el temporal y el limitado que vemos en nosotros; así lo debemos entender para poder reinar en vida… ¡Todo nos es posible!

Ahora sí, ya con este piso espiritual, confío que somos alumbrados en esta bendición. ¡Somos la manifestación viva y en acción de Su esencia, gloria, plenitud y vida en este mundo.

Nota:

Puedes depositar tu ofrenda en cualquiera de las oficinas de Western Unión a nivel nacional, a nombre de William Daniel Muñoz Molano, con CC # 16680415, en Cualquier corresponsal bancario al número de celular 3157786249 por NEKI o haciendo transferencia directamente desde cualquier cuenta bancaria.

El apóstol Pablo escribió en (2Cor: 9:1-15) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba”; pues conozco vuestra buena voluntad y generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:

1) El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

2) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

3) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.

¡Gracias a Dios por su don inefable!