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¡Lo que el Señor nos ha concedido!

No sabemos lo que tenemos… “Hasta que lo perdemos”

Oración:
Todos los que en el Señor, un día empezamos en este camino de gloria, en este camino de crecimiento espiritual y con este deseo en nuestro corazón de ser algún día lo mas parecido al Señor Jesus; declaramos en Dios que Su sabiduría  alumbra  nuestros ojos, para que todos los días de nuestra vida en esta tierra, la disfrutemos y no la despreciemos; porque el que empezó la buena obra, la perfeccionara hasta el día, en el que él mismo sea el que se manifieste (Fil: 1:6).



(1Cor: 2: 1-12) En este pasaje de la Biblia encontramos unas palabras escritas por el apóstol Pablo explicándoles a los Corintios; que la palabra que él, les estaba llevando era algo especial; era una palabra de sabiduría dada directamente por Dios y que se entendería solo espiritualmente; donde nada tenía que ver el conocimiento natural o humano que el poseía, pues entre los de su tiempo… Era una persona sumamente preparada intelectualmente y en todos los aspectos de vida, en los que debía tener conocimiento. En lo (Religioso, Moral, Social, Intelectual y Espiritual). “Instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley,  y celoso de Dios”... (Hech: 22:3).

Tan especial era aquella palabra que le había sido entregada; que el solo hecho de tener en Dios, la Gracia y la bendicion de predicarla; causaba en él,  un “Temor y un Temblor reverente” delante de todos aquellos a quienes se las compartió.

Esta palabra de Gracia y Revelacion en Dios… Le causaba un “Valor especial y un Respeto únicos”; por la confianza que en él, había sido depositada; y por la clase de personas que recibirían aquellas palabras; pues no era para todos en su tiempo conocer esas verdades. Solo a los que desde antes habían sido predestinados para esta gloria… (Hech: 13:4b).

Por esta causa les expreso lo siguiente diciendo… “Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que (sepamos lo que Dios nos ha concedido)…”  También les dijo en (1Cor: 2: 16) “Tenemos la mente de Cristo” y a los hebreos, les dijo que “Su palabra estaba escrita en la mente y en el corazón” (Heb: 8:10).

Ahora… Meditemos por el Espíritu…

Ellos en su tiempo… Todos aquellos que pasaron la Cruz, recibieron el Espíritu Santo, la mente de Cristo y les fue escrita Su palabra en la mente y corazón... Nosotros llegamos al mundo después de la Cruz, con el “paquete completo” para que “sepamos lo que Dios nos ha concedido;” para que se él, el que se manifieste y no nosotros, para que sea él, el que piense y sea el, él hable… Pero las malas enseñanzas espirituales de la religión, la familia, el colegio, la universidad y demás; nos “Extraviaron del camino” y nos embotaron la mente, atrofiando en este mundo nuestros sentidos espirituales, por eso fue escrito… ¡Despiértate tú que duermes! (Efe: 5:14).

En este camino de bendicion sucederá, lo que tenga que suceder conforme a  lo establecido por Dios, para que todo esto se cumpla…

Nosotros debemos aprovechar al máximo cualquier don especial que tengamos, aprovechar el empleo de bendicion que el Señor nos ha dado, aprovechar el  negocio que hayamos puesto, aprovechar los hijos que tengamos, aprovechar los amigos, o los compañeros en el colegio o universidad, aprovechar al máximo todo, conforme a su tiempo… Porque no conseguiremos nunca vivir exitosamente “Reinando en vida” como quisiéramos; si antes no aprendemos a valorar lo que Dios nos ha concedido.


Veamos este ejemplo de la sabiduría de Dios en la vida de
 Jacob y Esaú… (Gén: 25:20-34)

Ej. “Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado”. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura… Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?  Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.  Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.

Nada ni nadie cambiara en este mundo lo establecido por Dios; ej. Así la ley dijera que la bendicion pertenecía al varón que rompiera matriz  o primogénito (Éxo: 13:2, Luc: 2: 23)  el Señor dijo lo contrario: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí (Rom: 9: 12-13) y dijo también;  El mayor servirá al menor… (Gén: 25:23), así tuviera que dejar ciego al instrumento que él, usaría para bendecir (Gén: 27:1-41)… “Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas (Heb: 12:17)”. 

Como bien sabemos… “Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”  Para nuestra BENDICION Y SU GLORIA (Efe: 2:10).

Todo esto sucedió para que “Sepamos lo que Dios nos ha concedido”

Pero, entendemos espiritualmente… ¿Qué es conceder?
Conceder es: Dar, Asentir y Atribuir.

1.- Dar o entregar: Esto es algo que solo puede hacerlo, quien tiene el poder o la autoridad;  y ese es el Señor de todas las cosas, el padre de toda la creación.

Miremos estos ejemplos y veamos en ellos el alcance y la bendicion en la que hemos sido puestos por el que planeo todas las cosas conforme al designio de Su voluntad... ¡El Señor Jesucristo! (Col: 1:16).

A Adan: se le concedió ser el primer hombre sobre la tierra, ser el instrumento de Dios para que toda la humanidad que existió antes de la Cruz, fueran destituidos de la gloria de Dios, perdieran la comunión con su creador y fueran muertos para él, por causa del pecado que fue imputado al mundo por su transgresión a una palabra directa del Señor… (Desobedeció) (Rom: 3: 23).

A Abraham: se le concedió ser el padre de la (Fe) (Heb: 11: 1), o de la esperanza que debía ser manifestada en un tiempo; por la que así mismo llegaría la bendicion a las naciones gentiles (Gal: 3:23-25) (Heb: 12: 2).

A Moisés: se le concedió ser el instrumento de Dios para liberar al pueblo de  Israel de Egipto; y hacerlos esclavos de una ley dada por él mismo, que no se podía cumplir;  impartiéndole a ellos muerte y maldición (2Cor: 3:7ª-9) (Gál: 3:10)  Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

A Pedro, a los discípulos de Jesus, a Pablo y a todos aquellos que pasaron la cruz: se les concedió ser salvos, ser libres, ser justificados, ser redimidos, ser perdonados… Y recibir el espíritu Santo de la promesa (Hech: 2:1-4) (Hech: 9:17).

2.-  Asentir: Es dar algo por cierto, es entender como cierto o real lo que otro afirma… Y Cuanto más, si el que nos asevera las cosas es Dios mismo, como sabemos; “Dios lo dijo y yo lo creo” Está escrito: “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Rom: 3:4a).

3.-
 Atribuir: una cualidad o condición a una persona o cosa… Como está escrito… ¡TODO NOS FUE DADO YA! Lo que pertenece a la vida y todo lo que pertenece a la piedad;  y como dijo el apóstol Pedro… vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;  al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;  a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

“Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego… (2Ped: 1: 3-8). No nos olvidemos de lo que el Señor nos ha concedido y valorémoslo… No lo despreciemos.

¿Qué nos fue concedido?… “Conocer, Entender, Predicar y Vivir la Sabiduría de Dios”… Cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre…

A nosotros se nos concedió “conocer” al Señor Jesucristo detrás de los misterios develados, cuando fueron “abiertos nuestros ojos” (Efe: 1:17-18), después de que Cristo nos empezó a alumbrar por el conocimiento de su palabra  y disfrutar ahora en este cuerpo natural, la verdad que para muchos todavía sigue siendo una locura… “Que es él”, el todo y en todos después de la Cruz…

Como escribió el Apóstol Pablo a los Romanos… ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. (Rom: 11:33-36) 

Se nos concedió ser plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.

Se nos concedió venir llenos de toda la plenitud de Dios (Col: 2: 10). Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. (Efe: 3:18-21) 

Y Se nos concedió… Ser miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. (Efe: 5:30), ser como él es… Para que tengamos confianza; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. (1Jn: 4:17b).


Conclusión:

A todos los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne, como lo dijera el Apóstol Pablo a los Filipenses…

7  Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo… A fin de conocerle, llegando a ser semejante a él.

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa (Fil: 3:3-16).

Recordemos… Se nos concedió “Un solo Espíritu, una sola mente y una sola palabra” ser como el, es… ¡Cristo!

Por esta causa escribió Juan… “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas (Apoc: 4:11).”
 
Somos la misma bendicion de Dios manifestada en este mundo, su gloria, su reflejo, su olor fragante… Su misma vida en y a través nuestro.

Esta es la palabra de verdad que nos fue concedida, la cual Dios preparó de antemano para que andemos en ella.



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Nota:

Puedes depositar tu ofrenda en cualquiera de las oficinas de Western Unión a nivel nacional, a nombre de William Daniel Muñoz Molano, con CC # 16680415, en Cualquier corresponsal bancario al número de celular 3157786249 por NEKI o haciendo transferencia directamente desde cualquier cuenta bancaria.

El apóstol Pablo escribió en (2Cor: 9:1-15) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba”; pues conozco vuestra buena voluntad y generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:

1) El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

2) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

3) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.

¡Gracias a Dios por su don inefable!