(Gál: 4:13-20) Pues vosotros sabéis que
a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio; Y no
me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en Mi cuerpo, antes bien me
recibisteis como a un ángel de Dios,
Como a Cristo Jesús...
¿Dónde, pues, está esa
satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis
podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.
Meditemos:
YA llegó el tiempo para
afirmarnos en la verdad de Dios…
Pablo dijo: Entre tanto
que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre (Gál
4:1-2)… Este es el tiempo señalado para que seamos despertados, alumbrados en Dios Por lo cual dice: Despiértate, tú que
duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo (Efe: 5:14).
Cuando se está sirviendo
en un ministerio, es tan grande la fuerza que a uno lo mueve y lo impulsa a
servir en Dios, que lo que menos interesa es la posible debilidad que se tenga
en el cuerpo; pues lo cojo de nuestro proceder debe ser quitado en consciencia,
conforme a la palabra, por el conocimiento. Todo esto debe ir desapareciendo,
para que lo que se vea de nosotros, sea el Cristo que predicamos (Heb: 12:13) (Tito:
1:7-9).
Cuando se está sirviendo
en Dios a traves de un ministerio, se empezaran a valorar todas y cada una de
las experiencias vividas; “Agradables y Desagradables” como en el caso de Pablo (Rom: 8: 28-29), esas
que nos llevarán a morir y a entender que no somos nosotros los que vivimos,
sino Dios mismo a traves nuestro (Gál: 2:20b).¡Que no es nuestra obra la que
realizamos, sino Su obra la que se está perfeccionando en nosotros! (Fil: 1:6)
(Col: 3:4).
Precisamente fue por esta
causa que el Apóstol Pablo confrontó a los Galacianos sobre el porqué, al pasar
el tiempo no siguieron manifestando esa satisfacción que antes demostraron, y les
preguntó, diciendo: ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais?
Pero entendamos lo
siguiente… Para el hombre natural siempre tendrá más valor lo que alcanza a ver
con sus ojos, lo que percibe con sus sentidos naturales, el proceder… Y no la
palabra… (1Cor: 2:14) “Olvidando que la palabra nos lleva a manifestar un buen
proceder” y que ¡estamos en el camino!
Mientras estemos en un
cuerpo natural, habrán debilidades, necesidades, errores, y como lo escribió el
Aposto Pablo: “Tribulaciones momentáneas” que se manifestaran para que seamos
ejercitados en la perfección que tenemos de Dios; no conforme a la ciencia del
bien y del mal, esa que nos lleva a aprobar las cosas y las personas según
nuestra escala de valores…
Podemos tomar de todo en
nuestra vida para darle valor o juzgar todo lo que tengamos delante según
seamos guiados, Pablo dijo: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me
es lícito, pero no todo edifica” (1Cor: 10:23).
Estamos siendo formados
en esa perfección… Por eso “No busquemos nuestro propio bien, sino el del otro”
(1Cor: 10:-24). ¡Veámonos como somos en Dios! “NO despreciemos ni desechemos”
lo que Dios, o al que Dios está usando para poder disfrutar de toda esta gloria,
“Eligiendo lo mejor, confesando lo mejor, viviendo lo mejor” viéndonos en todo
momento como a ¡Cristo Jesus!... Así que, “No pongamos los ojos en el hombre” solo
en Dios.
Juan escribió… “Como él
es, así somos nosotros en este mundo.” Y ¡tú estás incluido! (1Jn: 4:17b) pero
si nos valoramos por los errores que hemos cometido, por las debilidades o por
las flaquezas que tenemos… ¡Nunca nos veremos como el Señor nos ve!
Nuestro ministerio es
Cristo, nuestra vida es él; y de la misma forma como él es en mí, lo es en
todos, y en todo lo que hagamos en el ministerio, desde el ministerio y por el
ministerio… Hasta que nos veamos y veamos cada uno al hermano… ¡Como a Cristo
Jesus!
Solo así podremos valorar
y no despreciar, valorar y no desechar lo que hacemos en el Servicio a Dios por
medio de este ministerio que nos fue dado.
Despreciar: En psicología y otras
ciencias sociales, es una intensa sensación de falta de respeto o
reconocimiento y aversión. El desprecio supone la negación y humillación del
otro de quien se pone en duda su capacidad e integridad moral.
Otras definiciones: Tener
poca estima por algo o alguien. considerar indigno de aprecio.
Desechar: Es excluir, Reprobar. Menospreciar,
hacer poco caso o aprecio. Apartar de sí. Dejar por
inútil. Basura. Dejar de lado… Y de esta experiencia
ninguno de los que servimos en Dios podemos estar exentos, pero cada uno
siembra y cada uno recoge… (Gal: 6: 7).
Preguntémonos… ¿Cómo nos
estamos viendo cuando nos congregamos? ¿Cómo nos vemos en nuestro hogar? ¿Cómo
nos vemos en la empresa, en el colegio, en la universidad, con los amigos?
¿Cómo nos vemos en el lugar dónde estamos? ¿Nos estamos
despreciando? ¿Nos estamos desechando?...
¿Cómo estamos viendo el vaso de honra
que Dios ha puesto delante de ti, para transmitir Su palabra?
Somos ministros de Dios:
Ahora…
¿Cuándo nos presentamos
delante la congregación… A quien debemos ver?... A ¡Cristo!
¿A quién deben ver los
que se congregan, del ministro que tienen delante… ¡A Cristo!
Así debemos vernos
siempre “Como a Cristo Jesus.” Todos
estamos en el camino y debemos recordar que “La espada corta cuando
entra y cuando sale” (Heb: 4:12-13). ¡Dios conoce las intenciones del corazón!
Pablo les dijo: “Me
recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús” (Gál: 4:14).
¿Quién era el Apóstol
Pablo?… ¡Un Servidor – Un Instrumento – Un administrador – Un apartado – Un
apóstol de Dios! “Como lo somos todos en el Señor.”
Estas eran sus palabras “Téngannos
los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios”
(1Cor: 4:1) y dijo más… ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por
medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el
Señor (1Cor: 3:5).
¿Era de bendicion o no,
lo que Pablo estaba predicando? ¡Siiiiiiiiiii!
¿Es de bendicion o no, lo
que el sirvo de Dios te está compartiendo? (1Cor: 13: 9).
Pablo a todos les anunciaba
y les Aclaraba cual era la dispensación del misterio escondido en Dios conforme
a Su propósito eterno (Efe 3:8-11) y esa
misma es la bendicion que muchos están desechando hoy en día, por ignorancia, por
temor, por religiosidad, por compromiso, por amistad, por familia, etc. ¡Y de
la que nosotros estamos participando! Porque después de la cruz, él es, en
todos nosotros (Col: 3: 11b).
Por causa de una enfermedad del cuerpo Pablo fue
llevado anunciar el evangelio a los Galacianos; y no fue despreciado ni desechado
por la prueba que tenía; lo recibieron como a un ángel de Dios, y aún más allá,
lo vieron con los ojos del Espíritu… “Como a Cristo Jesús”...
Pero después llamándoles la atención, les
dijo: ¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvisteis al
principio…? Pues testigo soy en favor vuestro de que de ser posible, os
hubierais sacado los ojos y me los hubierais dado.
Y también les dijo: ¿Me he hecho, pues, vuestro
enemigo, por deciros la verdad? Y termino diciéndoles: ¡Estoy perplejo en
cuanto a vosotros! Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros!
(Gál: 4:11).
Jesus también en su tiempo tuvo que confrontar a
los discípulos en la palabra; y ellos respondieron diciendo: ¡Dura es esta
palabra;¿quién la puede oír?! Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos
murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? (Juan: 6:59-61)
De igual manera sucede cuando se está sirviendo al
Señor a traves de un ministerio especial...
Muchos llegan al principio por la
curiosidad del nuevo ministerio, otros llegan por brindar “Un apoyo”, otros
llegan porque son la familia, otros porque de verdad tienen claro en Su
espíritu el ministerio que deben desarrollar en Dios y eso es personal.
Pero
todos vamos a ser ejercitados en aquellas cosas que cumplirán un
propósito especial, el cual no es otro más sino, que aprendamos a vernos como
lo que somos… ¡Hasta que nos veamos como Cristo Jesús!
¿Que nos
impide ver, y vernos como lo que somos?
Lo único que nos impide vernos como lo que somos
es: “Vernos según la carne”… Esa fue la respuesta que dio el Apóstol Pablo cuando
dijo: De manera que nosotros “De aquí en adelante a nadie conocemos según la
carne” (Refiriéndose al cuerpo “Soma”) y no al mal carne “Zarx” o naturaleza
pecaminosa) que tenía el hombre antes de la Cruz (2Cor: 5:16-17) después de
haber perdido la gloria de Dios (Rom: 3: 23).
Y lo dejo más claro cuando dijo: si a Cristo conocimos
según la carne (Refiriéndose al cuerpo Jesús), ya no lo conocemos así. De modo
que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas. Por esta causa fue que “La enfermedad” en los
ojos del Apóstol Pablo, no fue impedimento para que lo vieran como “A Cristo
Jesús” (Gál: 4:13).
Para meditar por el Espíritu…
NUNCA
debemos quitar la mirada de Cristo y ponerla en el hombre; mucho menos en las
circunstancias y situaciones que lo rodean, pues el cuerpo natural es débil en
comparación con el Espíritu.
(Sal: 103:14)
él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.
(1Ped: 1:24) “Toda carne es como hierba, y toda la
gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae”
(Heb: 12:2-3) Pongamos los ojos en Jesús, el Señor para
que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
(2Cor: 4:16-18) Antes bien, aunque este nuestro
hombre exterior se vaya desgastando, el interior no obstante se va renovando de
día en día. Las leves tribulaciones momentáneas producen en nosotros un cada
vez más excelente y eterno peso de gloria, cuando no miramos las cosas que se
ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las
que no se ven son eternas.
No veamos en carne:
Por eso… De aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; veamos a Cristo en todo y en todos
(2Cor: 5:16).
En Dios NO HAY
diferencia… No hay griego ni
judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, varón
ni mujer sino que Cristo es el todo, y en todos (Col: 3:11-15) (Gál: 3:28).
Todos estamos cumpliendo un propósito especial, y Dios
usa cualquier circunstancia o situación en nuestra vida para cumplirlo…
Ejemplo:
En el caso de Adan, Dios usó… “La desobediencia” (Gén:
3:17) para que el hombre fuera como Dios “Sabiendo el bien y el mal” (Gén: 3:
5, 22) “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de
todos.” (Rom: 11:32) Eso es lo que debemos tener en cuenta…
En el caso del Señor… Jesus NUNCA tuvo mal, carne o
Zarx en ese cuerpo natural. El mismo lo dijo a los discípulos “y el príncipe de
este mundo, NADA tiene en mí” (Juan: 14:30) a diferencia del hombre. Y “manifiestas
son las obras de la carne” (Gál 5:19-21).
En conclusión:
¡Hablando del cuerpo! Todos somos instrumentos en
las manos de Dios… Poned la mira en las cosas de
arriba, no en las de la tierra (Col: 3:2).
Hasta que lo manifestemos… (Col: 3:4).
Así que, cada uno
someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo
respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga (Gál:
6: 4-5).
Recordemos… Él es, en todos y en cada uno de nosotros.
Veamos siempre en el hermano y en nosotros mismos a Cristo, y sobre todo vivamos el amor, que es el
vínculo perfecto. Y que la paz de Dios gobierne siempre nuestro corazón… ¡Seamos agradecidos!
Veámonos todos como lo que somos en El… Santos,
Perfectos, Limpios y Completos, como Cristo Jesus, pues “como él es, así somos
nosotros en este mundo” (1Juan: 4: 17b).
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