(Col: 3: 12-16)
El Apóstol Pablo
escribió: “Vestíos, pues como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad,
de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos
unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os
perdonó, así también hacedlo vosotros.” Y sobre todas estas cosas
vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en
vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos...
Parafraseando esta
palabra para nuestro tiempo, leemos:
Así como estamos vestidos
de Dios, Santos y Amados, seamos benignos, humildes, mansos, pacientes; soportémonos
unos a otros, y perdonémonos unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo perdonó, así también debemos hacerlo nosotros. Y sobre
todas estas cosas, entendamos que nuestro vestido es el amor, el vínculo
perfecto. Y que la paz de Dios gobierne siempre en nuestro corazón… A eso fuimos llamados en Cristo, quien es, la cabeza
del cuerpo... ¡Seamos agradecidos!
Pregúntate…
Espiritualmente, ¿En qué posición te encuentras? ¿Cómo cuerpo, esposa de
Cristo, o como cabeza? Recordemos: “La esposa YA FUE redimida, perdonada,
justificada, lavada, purificada, hecha santa y perfecta… Y levantada con él en
gloria” (Efe: 5:25-27).
Meditemos por el Espíritu de Dios…
Esta escrito que el
Señor… “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y puso eternidad en el corazón del
hombre, sin que él, alcance a entender la obra que ha hecho Dios desde el
principio hasta el fin” (Ecle: 3:11).
Adán, fué vestido
de gloria y santidad… A ¡Su imagen y conforme a Su semejanza!
Lo que Dios hizo fue una
obra completa DESDE el principio de los tiempos con Adan, quien fue puesto en
Edén vestido de gloria, en plena y santa comunión con Dios y habiendo sido provisto
de Su espíritu, la eternidad, la vida; la misma que fue opacada por el pecado y
que destituyo al hombre de la presencia de Dios (Rom: 3: 23), HASTA la Cruz
donde el Señor cumplió su propósito eterno, “A lo suyo vino” (Jn: 1: 11ª) quitando
el pecado y reuniendo todas las cosas en Cristo, (Efe: 1:10) las (visibles e
invisibles, terrenales y celestiales) para poder desde ahí, ser Cristo, el todo
y en todos, sin que haya diferencia (Col: 3: 11).
Por esta causa fue que el
apóstol Pablo hablando del tiempo especial que estaban viviendo respecto de la
obra de Salvación dijo a Timoteo: “AHORA ha sido manifestada por la aparición
de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y
la inmortalidad por el evangelio… (2Tim: 1:10).
Solo cuando se entiende
el Evangelio “la buena nueva” se podrá entender también que del hombre NUNCA
fue quitada, ni la vida ni la inmortalidad; que siempre estuvieron en él, HASTA
que él mismo “Cristo” viniera y la sacara del mismo hombre…
Jesus dijo a sus
discípulos: “Si alguno tiene oídos para oír, oiga.”
Y les dijo también: “Mirad lo que oís”
porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a
vosotros los que oís (Mar 4:23-24). ¿Cómo estamos viviendo esta verdad?
Esta recomendación o
palabra que Pablo dió en su tiempo a sus discípulos en Colosas, “Vestíos
de Dios” vale la pena tenerla en cuenta
en nuestros días; TENEMOS que estarla viviendo
desde YA… Desde el mismo momento en que la recibimos en entendimiento.
Y mucho más ahora que
contamos con este conocimiento de la verdad de Dios, tal y como ha sido
alumbrada a nuestro espíritu; que es él, en nosotros y a traves de nosotros el
que vive, conforme a ¡Su palabra! (Col: 3: 11b). Pablo lo entendió así: “Ya no
vivo yo, Cristo vive en mi (Gal: 2: 20).
En muchas ocasiones de
nuestra vida, con el mejor de los deseos y con la mejor de las intenciones,
hemos tratado de que los nuestros “hijos, esposa, familiares, hermanos en la fe
y hasta los amigos” vivan la vida como esperamos que la vivan, no entendiendo
que todos y cada uno de nosotros cumplimos en este mundo un papel particular y (Único).
Todos somos UNO, pero todos no podemos accionar de la misma manera. Ejemplo:
El Apóstol Pablo escribió
así:
El cuerpo no es un solo
miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo,
¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy
del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde
estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? (27) Mas ahora
Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular (1Cor: 12:14-27).
Pregúntate… ¿Tu eres parte del
cuerpo de Cristo? En esto… ¡Dios mismo te guiará a TODA verdad! Por Su
espíritu.
Si queremos vivir la vida
de alguien en especial… Vivamos la vida que nos correspondió… ¡Vivamos la vida
de Dios! que lo que se vea de nosotros sea él, ¡Su vestido!
Desde tiempos antiguos ya
el proverbista Salomón daba dirección al respecto, para que el proceder del
hombre, (Lo que se vé, el testimonio) el cuál es “Su vestido” fuera siempre
conforme a la posición establecida, diciendo: “En todo tiempo sean blancos tus
vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza” (Ecle: 9:8).
De la misma manera como
las leyes naturales cumplen su función; ej: “Ley de la gravedad, Causa y
efecto, Acción y reacción, Siembra y cosecha” así mismo lo hacen las leyes
espirituales; por lo que el Rey Salomón hizo su aporte diciendo: ¿Tomará el hombre
fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? (Prov: 6:27) todo lo que hagamos trae
una consecuencia… (Gal: 6:7).
Santos en Dios… Nosotros no podemos
dejar pasar por alto el vestido que tenemos puesto; y en consciencia, debemos vivir
NUESTRO vestido, no el de los demás” si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo perdonó, así también debemos hacerlo nosotros, haciendo morir
todo lo terrenal que hay en nosotros (Col: 3:5ª) No juzguemos… (Rom: 14:4).
No tratemos de ensuciar
el vestido (Cristo) que permanece impecable en nosotros, porque es ¡IMPOSIBLE!
(1Jn: 3:9).
Analicemos estos
dos puntos: (Vestido y Escogido), que son muy importantes
para que podamos disfrutar al máximo de esta verdad que el Señor está
manifestando HOY en conocimiento... Pues “Tenemos la mente de Cristo” y con
ella es que debemos pensar, para que nos gloriemos en conocer y entender Su
actuar a nuestro favor (Jer: 9: 23-24), en vez de contender por no poder
entender. Ej: Cuando Pedro le dijo al Señor que no se dejaría lavar los pies.
Y el Señor le respondió diciendo:
Pedro, lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después (Juan:
13:7-11)... Pero ¡No contendió con el!
El sabio siempre seguirá aprendiendo,
pero el necio cuando alcanza la sabiduría, ha encontrado su mejor tesoro… Porque…
“En parte conocemos y solo en parte podremos hablar” (1Cor: 13: 9), hasta que
seamos alumbrados en lo perfecto… ¡Nuestro vestido! y nuestro vestido es él (Col:
3: 11b). “Él es, nuestro mejor traje”
1.- Miremos el significado de lo ¿Qué es un vestido?
Un vestido es un conjunto
de prendas que se ponen sobre el cuerpo para cubrirlo o abrigarlo. (Ropa,
indumentaria, vestimenta) y puede ser utilizado como medio de expresión y
comunicación, ya sea de forma consciente o inconsciente.
El vestido refleja algo de la personalidad de quien la usa (Rol
social) y Meditemos en este refrán “El hábito no hace al monje.” Ej:
No porque alguien este
vestido de policía, es policía; solo cuando se tiene conocimiento se puede ver
más allá del vestido natural o terrenal que se tenga puesto.
Jesús dijo en su tiempo: Guardaos
de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces (Mat: 7:15).
a) Funciones del
vestido:
El vestido cumple con dos
funciones básicas: “protege” de las condiciones
climáticas (el frío, el sol, la lluvia, etc.) y “cubre”
las partes íntimas del cuerpo que, por pudor, no se exhiben en público.
El mejor ejemplo que el
apóstol Pablo dio, para que fuera entendido el vestido como protección, fue
cuando hablo acerca de “La Armadura de Dios” (Efe: 6:13-17) Por tanto, tomad TODA
la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes.
Así como nuestro vestido
es él… Y es él, quien permanece siempre. Su palabra que verdad, es nuestra
protección. Todo aquel que es nacido de Dios, no práctica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y NO PUEDE pecar, porque es nacido de Dios (1Jn
3:9). Estamos cubiertos por Su palabra, nuestra cobertura espiritual es él y no
ninguna congregación o denominación…
Pablo escribió: (Rom:
8:31,33) ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?
2.- Ahora… Miremos el significado de lo ¿Qué es un escogido?
Escogido quiere decir Selecto,
de lo mejor entre los de su clase… Es alguien apartado o santificado para un
propósito establecido (Rom: 9: 21-23)... Es ¡Su propósito no el nuestro el que
debemos vivir!
Un escogido es alguien
“Especial” en contraste con la opinión o el pensamiento natural del hombre; pues
el escoger de Dios para un propósito específico, difiere inmensamente al
escoger del hombre; así fue escrito por el Profeta Isaías en su tiempo (A-C)
diciendo: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos
mis caminos, dijo Jehová” (Isa: 55:8-59) o como escribió (D-C) el
apóstol Pablo, diciendo: porque “Lo necio del mundo escogió Dios, para
avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a
lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es,
para deshacer lo que es…”(1Cor: 1:27-28).
HOY vestidos de Dios,
teniendo Su mente, Su espíritu y Su palabra… Entendiendo que (D-C) es él, en todo
y en todos, incluyendo las debilidades, los errores, las flaquezas y demás; Sus
pensamientos son los nuestros y Sus caminos de igual manera; esta es la verdad
que rige nuestra vida y que nos debe llevar a manifestarlo en todo, en
consciencia para que lo disfrutemos (Col: 3:4).
3.- Clases de vestidos…
“No mirando nosotros las
cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas” (2Cor: 4:18).
En lo natural (Lo que se vé), podemos
llamarle vestido, al título profesional o tecnológico que se obtiene por un
esfuerzo realizado a tiempo. Ejemplo: Administradores, Abogados, Químicos,
Publicistas, Docentes, Médicos, Psicólogos, Teólogos, etc.
Y en lo espiritual (Lo que no se vé), podríamos
decirle vestido al constituir de Dios a
unos siervos escogidos, para manifestar en ellos un don especial, una función, labor
o tarea específica; y cumplir así, su propósito de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio “La edificación del Cuerpo de Cristo, su esposa”
como está escrito…
“Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo; (Efe 4:11-13).
Recordemos: el vestido, puede ser
utilizado como medio de expresión y comunicación, ya sea de forma consciente o
inconsciente. Y refleja algo de la personalidad de quien la usa (Rol social)...
Natural “Espiritual o Celestial” (Fil: 3:20ª) Nuestra ciudadanía está en los
cielos.
Pablo dijo: (Fil: 3:4b-6)
“Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más.” circuncidado
al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de
hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la
iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible...
Pero también dijo: “Por
la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo…
(1Cor: 15:10). Aunque muchos hoy pelean sin sentido, por la camiseta que llevan
puesta, Ej: (futbol, política, religión).
Meditemos en estas
palabras: Pablo dijo… “Por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que
piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada
uno” (Rom: 12:3) Nuestra medida o vestido es ¡Cristo! Y es en todos, sin
importar raza, genero, condición social, color político, deportivo o religioso (Col:
3: 11b).
4.- Características del vestido de Dios…
Y es aquí donde Pedro pone al descubierto todo lo que está en nosotros, de lo que fuimos provistos
por Dios para que lo ejercitáramos en este mundo, no para que lo pidiéramos (2Ped:
1:3). ¡Todo lo tenemos de Dios!
Estamos vestidos de Su
gracia o misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; por eso soportémonos
unos a otros, y perdonémonos unos a otros si tenemos queja contra otro. Pero
sobre todas estas cosas REFLEJEMOS el amor de
Dios, que es el vínculo perfecto.
5.- Dios es amor, es el ¡Vinculo perfecto!
(1Jn: 4:16b, 18) Dios es
amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En el amor
no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor
lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor... No tenemos excusa… ¡Somos el amor de Dios manifestado!
Dios es Espíritu… Y el
fruto del Espíritu es el que debemos vivir… Amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Gál:
5:22-23).
Pablo escribió en (1Cor:
13:1-8) Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, si tuviese profecía, y
entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, y si
repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor… Vengo a ser como metal que resuena, o
címbalo que retiñe, de nada me sirve, sino tengo amor... ¡NADA SOY!
En conclusión:
Nuestro vestido es Dios
mismo, nuestro traje es él; como él es, así somos nosotros en el mundo; veamos
lo que no se ve. Él, es Amor y las características del Amor de Dios, son: El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser… (1Cor:
13: 4-6).
Confesemos siempre lo
mejor, lo que está en nosotros y vivámoslo a él, con todos sus atributos y
características.
Nosotros somos la misma
bendicion de Dios YA manifestada, somos Su gloria, Su imagen, Su reflejo, Su
olor fragante, Su misma vida… Nuestro vestido es él… ¡Nosotros somos él!
0 comentarios:
Publicar un comentario