¡En Dios! (Fil: 3:
1-17).
Cuando
hablamos de Llegar:
A lo que nos
referimos es a alcanzar el fin o el término de un desplazamiento // A alcanzar
cierta altura o extenderse hasta cierto punto // A pasar a estar en un lugar al cual se va
desde otro lugar // A alcanzar el final de un recorrido // Denota también tiempo y distancia en un
espacio cronológico… Ya sea en “Segundos, minutos, horas, días, semanas, meses,
años, lustros, siglos, etc.”
La
rueda probablemente sea uno de los inventos más importantes de la historia...
Prácticamente cualquier máquina construida desde el comienzo de la revolución
industrial posee en mayor o menor medida la presencia de la rueda, por lo que
es difícil imaginar un sistema mecanizado sin la presencia de la rueda o un
componente simétrico moviéndose de forma circular alrededor de un eje. Ejemplo:
(La carreta, la bicicleta, la motocicleta, el automóvil, el tren, el avión, los
cohetes, el transbordador y mucho más) ¡A todo esto ha llegado el hombre en la
historia!
Y
de igual manera hablando del conocimiento de Dios y Su palabra, en este tiempo es
el Señor mismo quien sigue alumbrando los ojos del entendimiento; en muchas ocasiones
de forma independiente, de una manera “personal” y en otras transmitiendo
el conocimiento por medio de sus siervos, por comunicación y no por revelación, pues esta le fue dada solo a Pablo…
(Efe: 3:1-5).
Después de la
cruz, el apóstol Pablo hizo unas cuantas recomendaciones y exhortaciones a sus
discípulos en Filipos y les habló claro respecto a lo que cada uno de ellos
como llamados o escogidos de Dios, para cumplir esa tarea especial de Gracia que
no a todos les es encomendada, les dijo…
“Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa
sentís, esto también os lo revelará Dios.”
¡Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos
una misma cosa!
¿A que habían
llegado ellos?...
Podríamos decir que…
A entender que era el Señor mismo quien había
levantado para ellos un hombre especial llamado Pablo el cual estaba dispuesto
a darlo todo por el evangelio que le había sido entregado para anunciar y
aclarar a todos aquellos que demandaran esa razón de vida que él tenía (1Ped:
3:15b).
A entender que mientras los judíos se mofaban delante de los pueblos de ser el “pueblo escogido por Dios” y como señal debían circuncidarse, ellos en cambio, eran la misma circuncisión de Dios, pues ellos habían sido cortados o separados por Dios mismo para una labor especial, la cual era “disfrutar de la gracia de Dios” a la que habían sido llamados, para que en NADA tuvieran que gloriarse en la carne como la hacían los judíos (Rom: 11: 13-24).
A entender que ellos vivían conforme a la justicia
dada por Dios mismo y que no vivían por una justicia otorgada por el
cumplimiento parcial de normas, mandamientos, ordenanzas, costumbres y
tradiciones de la ley de Moisés, y que
nadie pudo cumplir; cosas estas que no eran necesarias para ellos que eran
guiados por el mismo Espíritu de Dios que habitaba en su corazón… (Rom: 5:
1-2).
Preguntémonos:
¿A la perfección?... No puede ser, porque después de la cruz llegamos
perfectos… Solo que seguimos creciendo en ese conocimiento para poder vivir la
perfección que tenemos.
¿A la santidad?... Es el caminar o ejercicio del santo. La santidad es
la que debemos manifestar en todo momento, en todo lugar y cualquiera sea la
circunstancia… ¡Es la vida de Dios, es nuestra naturaleza!
¿A una madurez espiritual?... Esta se alcanza cuando
damos el paso de dejar totalmente los rudimentos de la doctrina del Cristo
carne (Jesús) y eso no es de nosotros dejarla… Sino que es… ¡Si Dios en verdad
lo permite! (Heb: 6:1-3).
¿A un conocimiento superior o diferente?... “Probablemente”
si dependiera de nosotros darle al conocimiento un lugar de posición, pero en
Dios todos somos iguales, y en este camino de gloria muchos estamos siendo
despertados… Por eso está escrito: “Si alguno se imagina que sabe algo, aún no
sabe nada como debe saberlo” (1Cor: 8:2). ¡Seguimos creciendo!
¿Al conocimiento de Dios y su palabra?… Entendamos que “Toda nuestra
vida terrenal” es muy corta para conocer a Dios y Su palabra pues… En Dios
siempre habrá algo más por ¡Recordar!
¿A entender al fin el tiempo que vivimos, la posición que tenemos en Dios
y a disfrutar de nuestra verdadera identidad? o ya llegamos a vivir lo
que somos en Dios… “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces
vosotros también seréis manifestados con él en gloria (Col: 3:4).
Cualquiera
sea nuestra respuesta… Es “personal y
respetable” pero como dijo el apóstol… ¡Sigamos una misma regla, sintamos una
misma cosa!
¿Cuál es regla que
debemos seguir y que cosa es la que debemos sentir?
Nuestra regla de vida en este ministerio es… ¡Cristo!
Hoy hemos entendido por
Su espíritu que el único que vive y ha vivido después de la cruz, es Él y no
nosotros… ¡Es Dios en mí!... (Es haciendo Él por Su espíritu y no yo…) esto
debe quedar bien claro en este caminar de vida “Para que tu fe o CREER no esté
fundado en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1Cor: 2:5).
Y nuestro sentir, debe ser el mismo que hubo en ese cuerpo preparado
al Señor Jesús, en el que “No escatimó
el ser IGUAL a Dios” sino que se despojó a sí mismo, viviendo como siervo, y ahí, se humilló, haciéndose obediente hasta
la muerte (Fil: 2: 5-8).
Igual que
Jesús o Dios vestido de carne, cada uno de los que hemos sido escogidos en Él para
vivir su misma experiencia, reflejándole y siendo su imagen; debemos caminar en
esa verdad en la que estamos siendo guiados, pues Él mismo irá manifestando “Su
propósito” en nosotros, para que los disfrutemos… El cuál no es otro más que “ Vivirlo a él en consciencia”; y esto no es de
nosotros, no es por estudio, ni por el mucho tiempo que tengamos en la vida
cristiana, ni por la cantidad de versículos que nos sepamos de la biblia; sino que
es un don de Dios por Su amor (Rom: 11:29).
Es una gloria
especial que solo por el conocimiento y su palabra, muchos podemos hoy estar siendo
ejercitados… Dios es fiel y no pasará ningún día de nuestra vida, en la que no
haya una oportunidad de parte suya para que podamos manifestarlo. “Cuando
Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis
manifestados con él en gloria” (Col: 3: 4) (Rom: 8: 28-29).
Pablo
les dijo:
“Fiel
es Dios, por el cual fuisteis llamados…” ¡Aún por encima de
nuestra infidelidad! Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede
negarse a sí mismo (2Tim: 2:13).
Hablen
todos una misma cosa, que no hayan divisiones, sino que estén
perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer… (2Tim: 2:14) No
contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovechan, sino que son para
perdición de los oyentes.
Nosotros hemos
venido siendo formados, llevados de la mano por el Señor, al paso en el que podemos
andar, y según su voluntad; pues como
dice la palabra “El no pondrá sobre nuestros hombros una carga, que no podamos
sobrellevar” (Mat: 11:28-30).
Gócense en el Señor... A mí no me es molesto escribirles siempre las
mismas cosas, y para Uds. es seguro (1Cor:
1: 9-10) pero cuando pasamos por cualquier ejercicio de vida, nos olvidamos del
conocimiento al que hemos llegado en Dios, y no disfrutamos el que “Todas las cosas nos
ayudan a bien” (Rom: 8: 28-29).
Se han hecho tardos para oír... “Porque debiendo ser
ya maestros”, tienen necesidad de que se les vuelva a enseñar cuáles son los
primeros rudimentos de las palabras de Dios; y han llegado a ser tales que tienen
necesidad de leche, y no de alimento sólido el cual es (La palabra de justicia)
¡Cristo es esa palabra! Y la disfrutaremos todos los que hallamos alcanzado
madurez, los que por el uso tenemos los sentidos ejercitados en el discernimiento
del bien y del mal (Heb: 5: 11-14).
El reino de
Dios no consiste en palabras, sino en poder… “Hoy sabemos y conocemos
mucho… pero vivimos poco”… Pablo les dijo: ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con
vara, “ley” o con amor y espíritu de mansedumbre? ¡Gracia! (1Cor: 4: 20-21).
Sujétense a sus gobernantes y autoridades, obedezcan, y estén
dispuestos a toda buena obra (Tito: 3: 1-2) pero… ¿Lo estamos haciendo? ¡Estemos
prontos para castigar toda
desobediencia, solo cuando nuestra obediencia sea perfecta! (2Cor: 10:6).
En conclusión:
¿A que hemos
llegado nosotros con este conocimiento de gloria? ¿A entender que somos su
misma presencia, su gloria, Su imagen, su reflejo y su misma vida en esta
tierra? Si es así… Entonces… ¡Seamos hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores…! (Stgo: 1:20-25).
Soportemos las flaquezas
de los débiles, y dejemos de agradarnos a nosotros mismos... Cada uno agrade a
su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Y que el Dios de la paciencia
y de la consolación se vea entre nosotros en un mismo sentir según Cristo
Jesús, para que unánimes, a una voz, le glorifiquemos a Él en nuestro buen
proceder (Rom: 15: 1, 5-8).
A esto es a
lo que hemos llegado en Dios; sigamos todos, esta misma regla de amor y manifestemos
todos “Su mismo sentir…”
Entendamos que
solo Él es quien nos permite disfrutar de esta gloria de bendición a la que
hemos llegado por el conocimiento de Dios y Su palabra… ¡Somos cabeza y no
cola, estamos delante y no atrás, encima
y no debajo. Somos en Dios, por Dios y para Dios Su bendición, Su gloria, Su extensión
y Su misma vida. ¡Honrémosle a él en todas las cosas! (Col 3:23-24).
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