No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues
las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
(2Cor: 4: 18)
Miremos el significado de estas dos palabras… “Realidad y Principio”
Realidad es la existencia
verdadera y efectiva de las cosas, comprendiendo todo lo existente en oposición
a lo imaginario. Ej. Escases, Enfermedad, Dolor, Empleo, Belleza, Dinero, Etc.
Principio viene Del latín
principium, que quiere decir… 'Comienzo, primera parte' a su vez derivado de Prim
- 'primero, en primer lugar' y capitulando quiere decir 'tomar, coger,
agarrar', por lo que literalmente principium es 'lo que se toma en primer
lugar'. Ej. Se le puede llamar principio
a los valores morales de una persona o grupo.
En ética,
los principios son reglas o normas de conducta que orientan la acción de un ser
humano. Se trata de normas de carácter general, máximamente universales o
espirituales, como, por ejemplo: Amar al prójimo, no mentir, respetar la vida,
etc. Los principios morales también se llaman máximas o preceptos y los
principios cristianos son nuestra vida; nos fueron dados para que con ellos
reinemos en vida, en este mundo por la palabra de Dios; “Creyendo” (Rom:
5:17b).
Veamos algunos principios que trascienden el
tiempo:
En estos
principios estaremos siendo ejercitados siempre…
“Honrar a
Dios por encima de todo” “Honrar a los padres” “No dejar de congregarnos” “Orad
sin cesar” “Siembra y Cosecha” “Etc. Tampoco descuidemos nunca nuestro manual
de vida y nuestro mejor consejo, guardar y hacer conforme a todo lo que en él
está escrito; porque entonces haremos prosperar nuestro camino, y todo nos saldrá
bien, esa fue la palabra dicha por medio de Josué al pueblo de Israel; (Josué:
1: 8) Hoy, Su palabra está en nosotros en nuestra mente y corazón (Rom: 10:
8-11) y como árboles en Dios daremos
fruto en su tiempo, Y todo lo que hagamos, prosperará. (Sal: 1: 1)
Introducción:
(Juan:
6:31-37) En este pasaje de la Biblia el Señor Jesus hace una aclaración a los
discípulos de que, lo que los primeros padres comieron en el desierto no fue el
pan del cielo “maná”, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer” (Exo:
16: 4). Fue una realidad lo que sucedió, comieron lo que el Señor les dio en el
desierto, pero les aclaro también el principio de vida con el
que ellos tenían que vivir “De ahora en adelante”…
Y Jesús
les dijo: de cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo,
mas mi Padre os da el verdadero pan del
cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al
mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre
este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca
tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que
aunque me habéis visto, no creéis. (Juan: 6:58)
Nuestro principio o comienzo es Cristo, nuestro alimento y vida
es el, para siempre. A el debemos seguir
y no al hombre; en el estamos y nos movemos y somos (Hech: 17:28).
La
realidad es lo que vemos; lo que tenemos delante. ¡Ahora!
Cuando
participamos de un ministerio en especial (Congregación), la realidad que vemos
es el siervo, el instrumento de Dios para llevar la palabra; pero si vamos a
caminar en Dios motivados por lo que vemos de su instrumento, de pronto no nos
va a gustar pues mientras que vivamos en un cuerpo siempre habrán cosas que nos
gustaran y otra que no; así sea un siervo de Dios. (Gal: 4: 13-14)…
Lo que
ven nuestro ojos es la debilidad, el error, la flaqueza, el punto negro de las
cosas; por eso el Apóstol Pablo declaro a los Corintios esta palabra que aunque
muchos la leen ahora, no la entienden; diciéndoles… “De ahora en adelante”… Esto es un principio… ¡A nadie
conocemos según la carne! (2Cor: 5:16) y les dijo también “No mirando nosotros
a las cosas que se ven, sino a las que no se ven; porque las cosas que se ven
son temporales, mas las que no se ven son eternas.” (2Cor: 4: 18)
Para que
lo entendamos mejor… “La realidad siempre estará a la vista, pero el principio
está en nuestro corazón, en el corazón de Dios, en el Espíritu; para que
nuestro creer no este fundado en la sabiduría de los hombres sino en el poder
de Dios.” (1 Cor: 2: 5) y para que nuestra participación en el creer, sea eficaz en el conocimiento de todo el bien
que está en nosotros por Cristo Jesús. (Fil: 1: 6) ¡No vendamos nuestros
principios por nada, ni por nadie! (Mat:
10: 34-39)
Ej.
Balaam estuvo a punto de maldecir al pueblo de Israel por dinero y posición,
Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas, Pedro cuando fue probado
respecto de su fidelidad al Señor; lo negó. Y así podríamos enumerar muchos
“Incluyéndonos a nosotros mismos” (Rom:2: 1)
En cierta
ocasión el apóstol Pablo tuvo que recordarlo a su hermano Filemón para que el
favor que le solicitaba que hiciera a Onésimo, fuera hecho de corazón y no por
mandamiento; no por lo que hubiera sucedido realmente con Onésimo en el tiempo
cuando era su esclavo; sino, por principio; en espíritu y con amor…”Sirviendo
al Señor y no a los hombres” (Fil: 1: 4-22)
Recordemos
siempre en nuestro caminar en Dios por la palabra, estos principios que nos
permitirán vivir… “Como árboles
plantados junto a corrientes de aguas, que dan su fruto en su tiempo, y su hoja
no cae; para que todo lo que hagamos,
prospere. (Sal: 1: 1)
“De ahora en adelante” A nadie conocemos según la
carne (2Cor: 5:16)
Por mas
defectos, por mas debilidad, por mas ignorancia o insensatez que veamos en las
personas; fuimos llamados para ver solo lo mejor en todos, para ver en espíritu
y no en carne. “A fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.
(Col: 1:28) pues en el estamos y nos movemos y somos (Hech: 17:28).
La ley de Dios es nuestra delicia (Sal: 1: 2-4)
No la ley
de Moisés pues esta fue abolida en la Cruz (Fil: 2: 15) Sino esa ley superior,
“la ley del Espíritu de vida en Cristo”. (Rom 10:4) Porque el fin de la ley es Cristo, para
justicia a todo aquel que cree. Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis
llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a
los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. (Gal: 5: 13-14)
No mirando a las cosas que se ven, sino a las que
no se ven; (2Cor: 4: 18)
Es
llamando las cosas, declarando lo que no vemos; pero que en Dios YA tenemos
(2Ped: 1:3). No es por lo que podemos palpar, es por lo que el Señor dice y Su
palabra es verdad. Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo,
¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Núm: 23:19)
NO nos predicamos a nosotros
mismos, sino a Jesucristo el Señor (2Cor:4: 5)
Cuando no
se entiende la palabra es muy fácil decir que lo que se predica es de hombre,
pero cuando lo que se predica está respaldado por Su palabra, el mismo aclara
en el camino lo que por ahora no se entiende (Jn: 13: 7) Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos. (1Cor: 13:9-10)
Todo lo que hagamos… Hagámoslo, para el Señor y
no para los hombres
(Col: 3: 23)
Esto es
un ejercicio de fidelidad que tenemos en Dios, y como sea es para nuestra bendicion; para que no tengamos
tropiezo alguno cuando de ser instrumentos de Dios para su gloria estamos. Recordemos NO somos nosotros los que hacemos
las cosas… Sino; el a través de nosotros “Para que no nos gloriemos” (Heb: 13:
21b).
En conclusión:
Vivamos todo
lo que nos resta de vida en esta tierra de bendicion, aquí en el Reino de Dios,
por esas leyes espirituales o principios de vida grabados en nuestra mente y
corazón; los cuales nos llevaran a disfrutar, a recrearnos, a tener consciencia
de la vida que tenemos…
Meditemos por el Espíritu en este principio:
Echa tu
pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho;
porque no sabes el mal que vendrá sobre
la tierra. Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los
huesos en el vientre de la mujer encinta, así
ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Por la mañana
siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál
es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
(Ecle: 11: 1-3, 5-6)
Nuestra
oración por todos y cada uno de nuestros hermanos en Cristo, es solo para que
esas verdades (Principios) que fueron puestos por Dios en nuestro espíritu,
sean una realidad en este lugar de bendicion donde hemos nacido.
Somos Su
imagen, Su vida misma, Su bendición.
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