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La Pereza

“En lo que se requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor…”  (Rom: 12:11).

En estos momentos podemos tener todo el conocimiento acerca del Dios que es, en cada uno de nosotros, y que es el  verdadero propósito con el que vinimos a este mundo; pero si no lo ponemos por obra ¡Nada hacemos!


¿Qué es la pereza?
Pereza viene del (Latín: acedia, accidia, pigritia), pereza es negligencia, es descuido en realizar acciones, movimientos o trabajos. Se le conoce también como gandulería  flojera, haraganería, holgazanería; entre otros términos que pueden incluso llegar a ser peyorativos.


1) La religión católica cristiana, clasifica la pereza como un vicio capital porque según han sido enseñados, dicen que se generan otros pecados.
Todos los seres vivos que se mueven, tienden a no malgastar energías si no hay un beneficio, que no tiene por qué ser seguro e inmediato: puede ser algo probable o que se obtendrá en un futuro...


2) La pereza es la falta de estímulo, de deseo, de voluntad para atender a lo necesario e incluso para realizar actividades creativas o de cualquier índole.  Es una congelación de la voluntad, es el abandono de nuestra condición de seres activos y emprendedores.

3) La pereza no es buena consejera… El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada (Prov: 13:4).  Recordemos que diligencia procede del latín "Diligere" que significa Amar… ¡Amate y deja la pereza!

4) ¡La pereza y la negligencia son hermanas de sangre, de la pobreza!  Y ¡La pereza corre tanto que termina por alcanzar a la pobreza!   Ellas siempre irán de la mano hasta alcanzar su objetivo que no es otra cosa más que  la de traer a la imagen de Dios (Ruina, desolación, miseria y muerte).  

En cambio  “La Diligencia”  es el polo opuesto de la pereza, y su felicidad es ver morir a las dos, cuando se vive en ¡Consciencia  y en Madurez! (Col: 3:5).  Es por ésta razón que la palabra diligencia se menciona en la biblia una y otra vez, para que ¡Entendamos Sabiduría! Y no caigamos de nuestra posición en Él…


Introducción.
Está escrito… “Entended, oh simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en cordura.” Oíd, porque hablaré cosas excelentes, y abriré mis labios para cosas rectas.  Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios... Justas son todas las razones de mi boca; y no hay en ellas cosa perversa ni torcida. Todas ellas son rectas al que entiende, y razonables a los que han hallado sabiduría. “Recibid mi enseñanza, y no plata; y ciencia antes que el oro escogido.”

Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella. “Yo, la sabiduría, habito con la cordura, y hallo la ciencia de los consejos…” (Prov: 8: 5-12). 

En (Juan: 10:27) dice: ¡Mis ovejas OYEN Y HACEN! …
Las ovejas podrán ser torpes y cegatonas, pero NUNCA perezosas… Y en (Ecle: 9:10) dice que ¡Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas! …  “Hay que ser diligentes” en todas las cosas que el Señor nos permita vivir  mientras estemos en este mundo… ¡NO SEAMOS PEREZOSOS! (Prov: 12:24)  La mano de los diligentes señoreará; más la negligencia será tributaria.

Como bien sabemos hemos venido siendo despertados a un conocimiento muy especial en Dios y no podemos dormirnos  en él, con nuestro mal proceder, y mucho menos en este tiempo; pues TODO lo tenemos en Dios para que lo disfrutemos, mediante el conocimiento… (2Ped: 1: 3).

Entendamos que el Señor provee de sana sabiduría a los rectos; y es escudo a los que caminan rectamente... (Prov: 2:7-8).  Y nada podremos conseguir ni disfrutar en la vida con tan solo oír… Y por la pereza, muchos anhelos, sueños y metas se nos han ido de las manos.

Recordemos lo que está escrito en (Stgo: 1:23-25) “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” Es poniendo por obra… ¡No perezosos!

Meditemos y recapacitemos:
Si alguna vez hemos llegado a pensar que el hombre que tiene éxito en sus (Negocios, familia, estudios, etc) lo hace porque tiene suerte, ¡Cuidado! Es una locura esta manera de pensar; borremos de nuestra mente esta palabra y remplacémosla con la palabra "diligencia." Pues éste, está viviendo su conocimiento siendo diligente en su proceder... ¡EL REINO DEL REY, ES DONDE EL REY REINA! Así que sino estamos reinando en todas las cosas, nuestro conocimiento está siendo anulado por los afanes de este mundo (Mar: 4:19).

… Así que debemos despertar YA del sueño,  del letargo y de la (Pereza) en la que hemos caído; pues fuimos puestos en este mundo con el mejor de los propósitos, el cuál es  “Vivirlo a Él”; de ahí el por qué, debemos estar YA reinando en vida … ¡Sabiduría no es saber, sino vivir! " … "El que anda con sabios, sabio será”… Recordemos… “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor…” (Rom: 12:11). Nuestro ministerio es Él, en todas las cosas… Ejemplo:

Jesús dijo a Simón: desde ahora serás pescador de hombres, y dejándolo todo, lo siguió  (Luc: 5:10-11), pero después de su muerte,  se volvió otra vez a  su labor anterior (pescar) y no se fué solo, sino que se llevó a otros con él, hasta que fue exhortado por Jesús a que si en verdad lo amaba, debía hacer conforme se le había ordenado… “Muriéndose a su yo personal”… Y  sirviendo a Dios de corazón (Juan: 21:2-19).

Un viejo cuento narra cómo un padre luchaba contra la pereza de su hijo pequeño que no quería nunca madrugar. Un día llegó muy temprano por la mañana, lo despertó, el chico estaba tapado en la cama, y le dijo: "Mira, por haberme levantado temprano he encontrado esta cartera llena de dinero en el camino. El chico tapándose le contestó "más madrugó el que la perdió". La pereza siempre encuentra excusas… “En su propia opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar (Prov: 26:1).

Es perezoso quien renuncia a sus deberes consigo mismo, con la sociedad y con la ciudadanía; es perezoso quien abandona su propia formación cultural y espiritual. Aquel que tiene pereza de convertirse de su manera de pensar es cada vez más humano, siendo Espíritu... “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis (Gál: 5:1). “El Espíritu está dispuesto pero la carne es débil” (Mar: 14:38b).

Veamos este ejemplo desde nuestra posición en Dios para hacer lo que debemos (Ecle: 11:1-6).

1)  Echa tu pan sobre las aguas…  porque después de muchos días lo hallarás.
2) Reparte a siete, y aun a ocho… porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.  Nosotros entendemos esto porque tenemos (Consciencia) ¿Pero lo estamos haciendo? ejemplo:

Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará... Ellos cumplen su propósito aún (sin tener consciencia), por eso somos ¡Su mejor creación! Pero… El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará...Aunque el perezoso siempre tendrá una disculpa… “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.”

La solución para la pereza siempre será la diligencia… (En todo momento) Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno. “El éxito y el triunfo siempre se encuentran al final de cada jornada, NUNCA al principio” Og Mandino.

Recordemos:
Pablo dijo en su tiempo a los romanos, que los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu…  
Nosotros, hablando del Espíritu…  Pues ¡No somos de la carne!... Vivimos en un cuerpo natural, o más bien, el que vive es Cristo el Señor, y Cristo; nada tiene que ver con la carne, es espíritu vivificante (1Cor: 15:45)…  

Es el Espíritu de Dios quien mora en nosotros (Rom: 8:5-9) “Cristo es en todos” (Col: 3: 11) y todos, somos UNO… ¡Él! … “El Espíritu siempre está dispuesto, no tiene pereza,” ¡No tiene carne! Así lo dijo Jesús “el príncipe de este mundo, nada tiene en mí” (Juan: 14:30b).

Lo que si debemos tener en cuenta, aunque nos sea un poco difícil de aceptar, es que la pereza muchas veces tiene que ver con las temperaturas y las condiciones ambientales en general. No se puede exigir el mismo nivel de actividad a alguien que trabaja en un sitio con veinte grados de temperatura que a otro que tiene que moverse con más de 40 grados

Para meditar:

El Rey Salomón escribió así:
“Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; más todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza (Prov: 21:5).  El indolente ni aun asará lo que ha cazado; pero haber precioso del hombre es la diligencia (Prov: 12:27)… Y la diligencia es la virtud cardinal con la que se combate la pereza.  

En conclusión:
La diligencia es el ejercicio de vida que nosotros tenemos para destruir la pereza y dar la Gloria, al Dios que somos en Él... “No es algo que alguien pueda darnos..”. ¡Es cuestión de Consciencia, es cuestión de Servicio! ¡Es ir más allá, es pasar adelante! ¡Es hacer un poco más de lo que se debe! ¡Es pensar bien en lo que se debe hacer!... Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos (Stgo: 1:22). Ejemplo: “Pero a vosotros los que oís, os digo”: 

a) Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen.
b) Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 
c) Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. 
d) A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.  Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

… Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?
… Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis?
… Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?

Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.  Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

e) No juzguéis, y no seréis juzgados;
f)  No condenéis, y no seréis condenados;
g) Perdonad, y seréis perdonados.
h) Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

Si no somos diligentes, no vamos a llegar a ningún lado... ¡Seamos diligentes y no perezosos!… Nosotros somos Su misma gloria, Su misma imagen, su misma bendición y  Su misma vida en el mundo (1Jn: 4: 17b).



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Nota:

Puedes depositar tu ofrenda en cualquiera de las oficinas de Western Unión a nivel nacional, a nombre de William Daniel Muñoz Molano, con CC # 16680415, en Cualquier corresponsal bancario al número de celular 3157786249 por NEKI o haciendo transferencia directamente desde cualquier cuenta bancaria.

El apóstol Pablo escribió en (2Cor: 9:1-15) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba”; pues conozco vuestra buena voluntad y generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:

1) El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

2) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

3) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.

¡Gracias a Dios por su don inefable!